Problemas pendientes
La celebraci¨®n de las fiestas de fin de a?o, disfrazadas de publicidad con sus excesos gastron¨®micos en los pa¨ªses ricos, y donde no podr¨ªa haber tal fiesta sin una buena paga extra o el apoyo de una tarjeta de cr¨¦dito, no ha de hacernos olvidar a todos que existen problemas pendientes de solventar.
Y la violencia de g¨¦nero es seguramente el principal. En Espa?a una mujer muere por malos tratos a la semana (m¨¢s de 60 mujeres fallecieron en 2002), y m¨¢s de 2 millones de mujeres sufrieron malos tratos.
En este sentido, debemos preocuparnos m¨¢s de lo pr¨®ximo. Esta es nuestra propia guerra. Cada d¨ªa hay m¨¢s violencia. Negarlo significa no poner ninguna soluci¨®n. Por ello, erradicar la violencia de g¨¦nero debe ser una urgencia sentida colectivamente y para esto es necesario un cambio de mentalidad que comienza en la educaci¨®n de los j¨®venes hasta la propia Universidad, es decir, en los sitios donde se desarrollan las personas.
El papel emergente de la mujer en nuestra sociedad es fundamental, ante el cual algunos reaccionan con miedo y, por tanto con violencia. Modificar tales comportamientos es el reto.
Como tambi¨¦n lo es el afrontar con civilizada eficiencia el desaf¨ªo que plantean los movimientos migratorios. Motivados por toda una serie de factores que van desde los socio-econ¨®micos a los culturales pasando por los pol¨ªticos. La emigraci¨®n es un problema pero tambi¨¦n es la soluci¨®n de muchos problemas; no se produce s¨®lo porque los emigrantes quieran venir sino porque la sociedad espa?ola demanda inmigrantes, y sobre la que pesan los datos de la m¨¢s baja tasa natalidad del mundo.
Es preciso adoptar pol¨ªticas de inmigraci¨®n, pero no s¨®lo en beneficio de los pa¨ªses ricos. Los Estados miembros de la UE, deben adoptar pol¨ªticas comunes que atiendan a la estimaci¨®n de flujos, al establecimiento de contingentes, a la integraci¨®n social de los inmigrantes y a la cooperaci¨®n internacional.
Es censurable el comportamiento xen¨®fobo de determinados individuos. Sobre todo en Espa?a que hemos pasado de ser un pa¨ªs tradicionalmente de emigrantes a convertirnos en un destino deseado por miles de extranjeros: en 1975 se registraban 165.000 extranjeros residentes legalmente, frente a m¨¢s de un mill¨®n en 2002. Aunque la dimensi¨®n del fen¨®meno es mundial, todav¨ªa no hemos alcanzado la relevancia de otros pa¨ªses de nuestro entorno. En nuestro pa¨ªs los extranjeros residentes legalmente supone del orden del 3% de la poblaci¨®n. Esta cifra se encuentra muy alejada del 9% de inmigrantes que viven en Alemania, del 8% de Francia y B¨¦lgica o del 37% de Luxemburgo.
Todo ello no debe hacernos olvidar otro drama igualmente doloroso: el paro. Las encuestas lo sit¨²an en una de las mayores preocupaciones nacionales. Los datos del paro son negativos. En 2002 el paro registrado rompe la tendencia y crece en Espa?a y en la Comunidad Valenciana. Tenemos m¨¢s paro que hace un a?o.
Para muchos no s¨®lo se ha acabado el trabajo, se ha acabado su vida. Su mundo ha desaparecido. Ya no saben si es lunes por la ma?ana o viernes por la noche. As¨ª, es dif¨ªcil hablarles de planes de empleo, de aprender a rellenar un curriculum o de empleo adecuado. Es el fin de su condici¨®n de trabajador y por ello, sue?an en un mundo mejor.
En la pel¨ªcula Los lunes al sol, el protagonista Javier Bardem (Santa) sue?a con pa¨ªses lejanos para vivir, como las Ant¨ªpodas, porque all¨ª hay trabajo y aqu¨ª no. Su para¨ªso es all¨ª donde hay trabajo. Hasta tal punto puede llegar la fuerza de vivir.
El paro no es un fen¨®meno aislado: se acompa?a de reducci¨®n de sueldos, supresi¨®n de horas, contratos breves y precariedad. As¨ª, la tasa de temporalidad en Espa?a (31%) duplica con creces la media europea (13,2%). Y lo que es peor nuestra Comunidad Valenciana supera en casi cinco puntos la media espa?ola.
Las altas tasas de temporalidad influyen en el riesgo de la siniestralidad laboral. En Espa?a se producen m¨¢s de un millar de v¨ªctimas, el 20% de los accidentes mortales de la Uni¨®n Europea, y registra una tasa de mortalidad que dobla la media europea. Se trata de un dato en s¨ª mismo escalofriante, que interpela a la conciencia de cuantos tienen responsabilidad en las medidas preventivas contra esa sangr¨ªa.
A ello hay que a?adir los nuevos riesgos psicosociales: el estr¨¦s (afecta a m¨¢s de 40 millones de empleados europeos, 28% del total) y el acoso moral en el trabajo, conocido tambi¨¦n como mobbing. Esta situaci¨®n, en contra de lo que se pudiera pensar, est¨¢ muy extendida actualmente en el ¨¢mbito laboral. La importancia del fen¨®meno ha sido puesta de relieve por la OIT, que ha declarado que en el conjunto de la UE afecta al 9% de los trabajadores, frente al 11,5% de nuestro pa¨ªs.
Espa?a no cuenta con una legislaci¨®n espec¨ªfica sobre el mobbing, a diferencia de otros pa¨ªses como Suecia. Por ello, hoy se muestra como necesaria una regulaci¨®n espec¨ªfica del acoso moral en el ¨¢mbito de las relaciones laborales que venga a reconocer que los trabajadores y trabajadoras son algo m¨¢s que instrumentos productivos.
Son muchos m¨¢s los problemas reconocidos. Como por ejemplo: desigual distribuci¨®n de la riqueza, inseguridad ciudadana, contaminaci¨®n, y escandalosa subida del precio de la vivienda, entre otros.
Esperemos que el pr¨®ximo cambio de calendario anual haga compatible la fiesta con una cierta integridad de solidaridad social, y donde lo duradero no sea la pobreza sino el desarrollo.
Vicente Castell¨® es profesor de la Universitat Jaume I de Castell¨®n.
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