La dama de los mon¨®logos de la vagina
Eve Ensler naci¨® en Manhattan, de padre jud¨ªo neoyorquino y madre cherokee. "Es decir, tengo dos holocaustos en mi familia", dice como de pasada. Tiene un flequillo de jovencita y una mirada divertida, que en este momento se sit¨²a detr¨¢s de unas gafas de miope. Para la entrevista ha elegido la City Bakery, en la calle 18 esquina a Broadway. Un caf¨¦-pasteler¨ªa con aspecto de hangar en el que sirven chile vegetariano y "las galletas preferidas de Cary Grant".
Eve Ensler es la dama de los mon¨®logos. Los mon¨®logos de la Vagina. No olvidemos la vagina, a ser posible escrita en may¨²sculas.
Eve Ensler se r¨ªe todav¨ªa de la cadena de televisi¨®n por cable (CNN) que consagr¨® 10 minutos a la obra sin decir el t¨ªtulo entero de Los mon¨®logos, mientras que CBS decidi¨® tolerar el uso de la palabra durante la semana, pero no el domingo. Ella ha conseguido imponer la vagina en los carteles, y en letras grandes. Como resumi¨® en una hora de m¨¢xima audiencia Jane Fonda, al explicar por qu¨¦ hab¨ªa aceptado leer el episodio del parto durante una velada de gala, "si los penes pudieran hacer lo que hacen las vaginas, seguro que les habr¨ªan dedicado un sello".
La obra la cede para que se represente entre el 24 de enero y el 20 de abril, se siga fielmente el texto, act¨²en s¨®lo voluntarias, den entre el 1% y el 10% de los ingresos a las afganas y el resto a una ONG
Los mon¨®logos naci¨® en 1996 en Nueva York, en lofts, antes de que aceptaran la pieza en un peque?o teatro del Soho. En unos cuantos a?os, la obra se ha convertido en "uno de los mayores ¨¦xitos teatrales de los ¨²ltimos a?os", seg¨²n la revista Newsweek. En Nueva York est¨¢ programada hasta el 26 de enero en el Westside Theater. La propia Eve Ensler dir¨¢ el texto en las ¨²ltimas representaciones, descalza y en su traje de c¨®ctel negro.
A lo largo de seis a?os, la obra se ha traducido a 26 idiomas y se ha representado en una treintena de pa¨ªses. Uno de los ¨²ltimos ha sido Italia. En Oriente Pr¨®ximo se est¨¢n preparando representaciones clandestinas; el mundo musulm¨¢n, aparte de Malaisia, permanece ferozmente cerrado. .
Eve Ensler pas¨® la ¨²ltima parte del mes de diciembre en Israel y los territorios ocupados para escuchar a las mujeres. No le molest¨® irse de Estados Unidos. El clima posterior al 11 de septiembre de 2001, el patriotismo agresivo, hace que se pregunte "qu¨¦ le ha ocurrido a este pa¨ªs", que ella ya no reconoce. Estuvo a punto de comprar una casa en Croacia, pero es posible que acabe instal¨¢ndose en Roma.
El D¨ªa V
Pero Eve Ensler no s¨®lo escribi¨® Los mon¨®logos. Ha convertido la obra en una causa humanitaria, un movimiento internacional, el D¨ªa V: V de vagina y de victoria, pero tambi¨¦n de violencia. "Ocurri¨® durante la primera gira de Los mon¨®logos", cuenta. "Cada noche hab¨ªa decenas de mujeres que hac¨ªan cola para venir a contarme su historia. Empec¨¦ a sufrir una peque?a depresi¨®n".
Antes de ser autora teatral, Eve Ensler fue activista. Ha escrito obras comprometidas sobre la cuesti¨®n nuclear, las mujeres sin techo o el sida, con la misma t¨¦cnica fundamental: las entrevistas, los relatos de la gente. "Muchas veces, a la vida de la gente de la calle se le quita legitimidad", explica. "Creo que es importante mostrar su significado".
Se le ocurri¨® la idea de aprovechar el ¨¦xito de la obra para luchar contra los abusos sexuales y la violencia de g¨¦nero. En 1998, en San Valent¨ªn, mont¨® una representaci¨®n excepcional de Los mon¨®logos con fines humanitarios. Glenn Close, Whoopi Goldberg, Susan Sarandon o Winona Ryder leyeron fragmentos del texto. En febrero de 2001, ante un Madison Square Garden abarrotado (18.000 personas), actuaron Brooke Shields, Marisa Tomei y Oprah Winfrey (que ley¨® el mon¨®logo Bajo el burka, escrito mucho antes de la ca¨ªda de los talibanes).
En 2002, el D¨ªa V organiz¨® m¨¢s de mil representaciones, desde el campus de la universidad mormona de Brigham Young, en Utah, hasta Manila, en Filipinas, pasando por el Royal Albert Hall, en Londres. En total se recogieron seis millones de d¨®lares. Con ocasi¨®n de la Jornada Internacional contra la Violencia, el 25 de noviembre, Eve Ensler recibi¨® una invitaci¨®n para ir a la ONU. "No sal¨ªa de mi asombro", cuenta. "Pero no lo escriba". El equipo de la autora y activista explica que, con su D¨ªa de la Vagina, ha recaudado m¨¢s dinero para las campa?as contra la violencia que Unifem, el ¨®rgano especializado de Naciones Unidas. El D¨ªa V financia un centro de acogida en Kenia para las mujeres que quieren huir de la circuncisi¨®n, otro en Sri Lanka, un centro para mujeres maltratadas en una reserva india de Dakota del Sur...
En realidad, Eve Ensler ha inventado un objeto relativamente desconocido en el mundo art¨ªstico: la obra por piezas, para armar. Cada grupo que desea presentar Los mon¨®logos para financiar un proyecto humanitario puede obtener el texto y el manual de instrucciones de la organizaci¨®n del D¨ªa V. Es gratuito. "La obra la regalo", dice Eve Ensler. Los interesados no tienen m¨¢s que respetar el pliego de condiciones: representarla entre el 24 de enero y el 20 de abril, seguir escrupulosamente el texto, utilizar s¨®lo a voluntarias, y entregar entre el 1% y el 10% de los ingresos a las mujeres afganas y el resto a la organizaci¨®n de ayuda que ellas prefieran. La Facultad de Econ¨®micas de Harvard ha solicitado el modelo para estudiarlo en sus clases pr¨¢cticas.
Historias carcelarias
Algunos peri¨®dicos estadounidenses, de los m¨¢s importantes, dicen que Eve Ensler es el "centro de una renovaci¨®n feminista". Ella lo oye sin pesta?ear. ?Renovaci¨®n, por qu¨¦? "Eso es hacer creer que la idea estaba muerta. Por suerte, evolucionamos". Y prosigue: "Antes era m¨¢s dif¨ªcil ser maliciosas o traviesas. Ahora podemos utilizar otras t¨¢cticas. El humor, la extravagancia, la sexualidad". Eve Ensler no marca diferencias entre el arte y el movimiento social. Desde hace a?os, todos los lunes visita a un grupo de unas 15 mujeres en la c¨¢rcel de Bedford Hills, al norte del Estado de Nueva York. Juntas han escrito un gui¨®n, la historia de su vida y sus cr¨ªmenes, que se ha convertido en una obra y pronto ser¨¢ un documental. Ensler evita hablar de las circunstancias personales que la llevaron a tener este inter¨¦s, el incesto paterno en una familia acomodada. "Dej¨¦ mi cuerpo cuando era muy joven". La impresi¨®n le volvi¨®, multiplicada, en 1993, cuando conoci¨® a las v¨ªctimas bosnias de los "campos de violaci¨®n" mantenidos por los soldados del Ej¨¦rcito serbio. Estuvo all¨ª durante semanas, y al volver escribi¨® un mon¨®logo estremecedor: Mi vagina es mi pueblo".
? Le Monde
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