El tamborilero, porropopop¨®n
M¨ªrese las manos, querido lector. Si tiene un peri¨®dico en ellas puede estar en cualquier parte; en cambio, si tiene unas baquetas es muy probable que est¨¦ en San Sebasti¨¢n. Pod¨ªa estar en Tambores lejanos, pero se habr¨ªa quedado de pel¨ªcula o sordo, porque ya son a?os. Ahora, que si tiene un ni?o o una c¨¢mara de v¨ªdeo, entonces no hay duda, porque hoy se celebra la Tamborrada infantil y todo es ajustarle al chaval el uniforme, tambi¨¦n a la chavala que aqu¨ª hay menos g¨¦nero que en los escaparates despu¨¦s de las rebajas, o dejarse las cejas en el visor para captar ese momento en que la criatura desfila m¨¢s aburrida que marcial golpeando con desgana el tambor o el barrilete porque el recorrido se le hace demasiado largo a una atenci¨®n que todav¨ªa no hay manera de galvanizar por m¨¢s que se repitan los ensayos.
Porque ¨¦sa es otra. Patios de colegio y salas un poco grandes no hacen m¨¢s que escupir desde hace d¨ªas la m¨²sica de Sarriegi poni¨¦ndole a cualquiera la cabeza como un bombo, que ya es mala sombra, ?como si no hubiera suficientes tambores en toda la ciudad! Pero qu¨¦ importa, el esfuerzo habr¨¢ merecido la pena y despu¨¦s de haber escuchado la misma melod¨ªa un mill¨®n de veces s¨®lo queda disfrutarla medio mill¨®n m¨¢s porque ahora es en la calle y con toda esa marcialidad de guardarrop¨ªa que ponen ni?os y adultos cuando se calzan esos uniformes tan huecos y rimbombantes. El evento debe de resultar tan atractivo que hasta la universidad se ha sumado y all¨ª ser¨¢ de verlos conciliando la toga y lo militar mientras aporrean los presupuestos para ver si les sacan las pagas complementarias.
Universidad, colegios, sociedades, barrios, entidades, toda la ciudad est¨¢ de fiesta aunque sea a un lado u otro del tambor. S¨®lo que por m¨¢s tambores que haya este a?o no habr¨¢ ninguno de oro. Al parecer nuestro tamborrero supremo Od¨®n se empe?¨® en que hab¨ªa que d¨¢rselo a La Oreja de Van Gogh, pero para una vez que la m¨²sica no era cuesti¨®n de o¨ªdo, sino de oreja, la oposici¨®n dio la nota diciendo que no, porque no lo permit¨ªan ni el reglamento ni aquellas maneras de no consensuarlo antes, de modo que Od¨®n se ha llevado el gran tir¨®n de orejas y nos hemos quedado todos desorejados por no decir con el oro que... cag¨® el moro. Pero el consistorio no hubiera debido hacer o¨ªdos sordos al aur¨ªfero tambor porque candidatos hab¨ªa de sobra. ?No se le pod¨ªa haber concedido a Paquito, el delf¨ªn que pasea el nombre de Donosti por los siete mares? ?Y qu¨¦ me dicen del galipot o chapapote que ha tenido la gentileza de pasar por el Cant¨¢brico preservando el Marco Incomparable?
A nada que rasquemos siempre encontraremos un cocinero que haya exhibido las kokotxas por el mundo o un entrenador de f¨²tbol que haya hecho lo mismo con la Real, o sea una salsa espesa. Pero a fin de que no nos falte de nada quisiera proponerles, ojo al parche, cuando menos a un candidato para el Tambor de Hojalata que, aunque no haya hecho mucho por San Sebasti¨¢n en concreto, lo ha hecho por este pa¨ªs de las esencias y de las maravillas. Se trata del consejero de Justicia Azkarraga. Para empezar, ya parece un cocinero cuando habla de "sed de venganza y hambre de justicia". S¨®lo le faltaba haberle puesto un toque de barril. Pero es que adem¨¢s no hace sino redoblar sus esfuerzos, que es como si ya redoblara el tambor, para ser cada vez m¨¢s ecu¨¢nime. As¨ª, ha puesto rompopomp¨®n un l¨ªmite a la reinserci¨®n: se puede salir de la c¨¢rcel para no delinquir aunque se est¨¦ en las tramas de ETA o se sea Josu Ternera, pero no se puede ser est¨®mago agradecido -y volvemos a la gastronom¨ªa- al menos de partidos que no sean nacionalistas. Pero lo que m¨¢s suena a polca, otra raz¨®n para darle el tambor, es cuando asevera que de haber tenido poder (?) la tregua del 98 habr¨ªa sido otra cosa. L¨¢stima que no haya le¨ªdo el Zutabe 85 donde ETA se r¨ªe de c¨®mo cayeron en la trampa PNV y EA. Pero, en fin, qu¨¦dese el tambor mayor de la justicia con sus hambrientos y sedientos tarareos y entremos de lleno en el parche, el solomillo y la angula (aunque sea de o¨ªdo) pues para eso es la fiesta grande del cenar, digo de Tatiago (bis).
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