Jaime Mirralles, la lealtad mon¨¢rquica
Nos ha dejado Jaime Miralles; ejemplo hasta el ¨²ltimo d¨ªa de una vida de entrega a sus ideales mon¨¢rquicos y de servicio a la causa de los derechos humanos.
Compart¨ª con Jaime momentos de esperanza en las horas inciertas del franquismo y pude comprobar su entereza ante la adversidad y su capacidad para vencer el desfallecimiento. Hay en su vida gestos ejemplares, como en junio de 1962, en el marco del Congreso Internacional del Movimiento Europeo, donde, junto a otros combatientes del bando "nacional" como Joaqu¨ªn Satr¨²stegui y Vicente Pini¨¦s, da el paso decisivo para superar el abismo de la Espa?a cainita y se re¨²ne a dialogar con quienes hab¨ªan combatido en el otro bando "republicano", consiguiendo que de verdad aquel d¨ªa de junio de 1962, como dijera Salvador de Madariaga, terminara la Guerra Civil. Aquel gesto, que hoy parece casi trivial y sin importancia, fue el primer paso -siempre el m¨¢s dif¨ªcil- de la reconciliaci¨®n entre los espa?oles, divididos por la sangre y el rencor.
Porque tu paso, Jaime, fue quiz¨¢ el m¨¢s complicado y significativo teniendo, como ten¨ªas, presente en la memoria el recuerdo de tus hermanos muertos en el frente de batalla. Los hombres de Uni¨®n Espa?ola hicisteis posible con aquella apertura que apareciera en el horizonte de la oposici¨®n antifranquista la opci¨®n de una monarqu¨ªa liberal y democr¨¢tica.
Durante los meses de confinamiento en Fuerteventura, pasados a veces con algo de monoton¨ªa y depresi¨®n, tu temple siempre despierto no permit¨ªa retroceso alguno en nuestras posiciones. La colecci¨®n de tus telegramas dirigidos al ministro de la Gobernaci¨®n y al gobernador civil de Las Palmas es el mejor testimonio de que jam¨¢s claudicamos ni nos humillamos.
Junto a este rasgo de firmeza que tanto te ha caracterizado, recuerdo tambi¨¦n tu aspecto humano, cordial y entra?able ayudando en un dif¨ªcil parto a una majorera a la que no pudieron trasladar al hospital y que gracias a tu ayuda pudo salvar la vida de su hijo.
Jaime, amigo, qu¨¦ largas noches hablando con Joaqu¨ªn y Jes¨²s de nuestras inquietudes en aquel clima asfixiante de los a?os 1962 y 1963. Al regreso del confinamiento de Fuerteventura seguimos la l¨ªnea marcada y, aunque el camino no fue c¨®modo, siempre tuvimos la imaginaci¨®n y el coraje necesarios para recorrerlo.
Los tribunales de Madrid son testigo de tu entrega en la defensa de los derechos humanos y fuiste el principal valedor de los militares de la Uni¨®n Militar Democr¨¢tica. Hoy tenemos felizmente un r¨¦gimen constitucional consolidado y la instituci¨®n mon¨¢rquica es una parte esencial del mismo. Jaime Miralles, leal con su Rey, fiel a la dinast¨ªa, entregado a la defensa de quienes padecieron persecuci¨®n, fuere donde fuere, valedor de los derechos humanos, perm¨ªteme que te recuerde siempre como el amigo que fuiste: firme, fuerte y siempre se?or.
Pronto volveremos a vernos, all¨¢ donde sea, porque "tenemos que hablar de muchas cosas, compa?ero del alma, compa?ero".
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