Saber idiomas
Tener una percepci¨®n sensible de las necesidades sociales y aprovechar los recursos humanos y materiales disponibles para satisfacerlas. Creo que nadie discutir¨ªa que son dos normas b¨¢sicas que deben guiar la acci¨®n de cualquier gobernante. Pues bien, parece que algo tan obvio no lo entiende as¨ª nuestro Gobierno aut¨®nomo en lo referente a la ense?anza de lenguas extranjeras en los centros de ense?anza de titularidad p¨²blica.
Todos somos conscientes de la importancia que hoy en d¨ªa tiene el conocimiento de otros idiomas. Por eso las familias espa?olas deciden gastar (invertir) sus dineros en proporcionar a sus hijos esa formaci¨®n complementaria. Saben que hablando otras lenguas se cumple un requisito cada vez mas imprescindible para el acceso a buenos puestos de trabajo y por ello hacen el esfuerzo a?adido de procurarles su dominio. Todo esto es tan elemental que es innecesario explicarlo. Adem¨¢s, los profesores de lengua saben que el aprendizaje de un idioma favorece el desarrollo intelectual de los alumnos, que el conocimiento de una lengua extranjera hace m¨¢s f¨¢cil aprender otra, que saber su idioma es la mejor manera de conocer otras culturas y otras gentes, y ello tambi¨¦n es rentable.
Por otro lado es un hecho incontestable que el ingl¨¦s se ha convertido en la lingua franca y hablarlo ya es totalmente necesario en casi todos los ¨¢mbitos de relaci¨®n socioprofesional. Pero todas las administraciones educativas de los pa¨ªses desarrollados y la mera intuici¨®n y la necesidad de sobrevivir en los que no lo son tanto, saben que no basta con una sola lengua extranjera. Que, por lo menos hay que garantizar el conocimiento de dos e incluso facilitar la posibilidad de una tercera para los que lo deseen. Y, por cierto, no hay problema con el biling¨¹ismo, que en otras partes tambi¨¦n se hablan dos lenguas y esto lo tienen resuelto.
?Por qu¨¦ les cuento esto? Pues porque en un ataque de estulticia y de irresponsabilidad, que si quedara en el ¨¢mbito privado ser¨ªa risible pero as¨ª es inadmisible, la Conselleria de Educaci¨®n ha decidido suprimir a los profesores de Franc¨¦s de los Institutos de Ense?anza Secundaria. As¨ª, de un plumazo, cisc¨¢ndose en las declaraciones del Presidente del Gobierno, de la Ministra y supongo que de sus voceros auton¨®micos, que quiz¨¢ hablaban por no callar, nuestros responsables educativos han concluido que profesores que han aprobado una oposici¨®n (es decir los ¨²nicos que tienen "control de calidad"), muchos de ellos con una dilatada trayectoria profesional y demostrada competencia, no son necesarios, porque los alumnos no van a estudiar Franc¨¦s (y mucho menos otras lenguas). Para qu¨¦, deben preguntarse. Con la cantidad de cositas que se pueden cursar qu¨¦ necesidad tenemos de mantener a un colectivo poco ¨²til. Se dir¨ªa que, ofuscados en su planificaci¨®n de sal¨®n, no viajan, no leen (ni siquiera las p¨¢ginas de empleo), no se enteran.
As¨ª llegamos a esta lamentable situaci¨®n que comienza con la ausencia de oferta de otro idioma en la ense?anza primaria, que como su nombre indica es por donde hay que empezar, y contin¨²a con el desaprovechamiento de la capacidad de los empleados p¨²blicos en la ense?anza secundaria. Y la verdad es que con los recursos disponibles, la soluci¨®n es f¨¢cil. Ya se les ha dicho varias veces, pero no quieren entenderla. O tienen mala fe. Tan solo se trata de dar a los centros p¨²blicos la autonom¨ªa necesaria (ni m¨¢s ni menos que la que tienen los concertados) para realizar una oferta educativa en funci¨®n de la disponibilidad de recursos humanos que deben tener asignados para cumplir lo que mandan las leyes org¨¢nicas. Seguramente garantizar¨ªan un servicio p¨²blico de m¨¢s calidad y atender¨ªan las demandas sociales (con el consiguiente ahorro de clases particulares para los ciudadanos). Entre otras prestaciones podr¨ªan ofrecer clases de idiomas que, adem¨¢s de evitar la saturaci¨®n de las Escuelas Oficiales, servir¨ªan para evitar damnificados por los cierres de las academias privadas.
Pero para esto hay que entender la educaci¨®n de otra forma. Hay que querer formar ciudadanos m¨¢s cultos y mejor preparados. No les debe parecer un buen negocio a corto plazo y por eso han decidido jugar a reducir plantilla desobedeciendo lo que parecen ser los grandes postulados expresados por sus jefes m¨¢ximos. No son capaces de hacer el necesario acto de contrici¨®n y desear lo mejor para sus j¨®venes administrados. En el caso que nos ocupa, que, a diferencia de ellos, no necesiten int¨¦rprete para salir al extranjero.
Pascual Masi¨¢ es profesor de ense?anza secundaria en el IES Sanchis Guarner de Silla.
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