La guerra de la CIA
La mayor sorpresa que proporciona el ¨²ltimo libro de Bob Woodward es la impresi¨®n de que la guerra de Estados Unidos contra Afganist¨¢n fue ganada por un peque?o grupo de agentes de la CIA, buenos conocedores del terreno y provistos de grandes maletines con millones de d¨®lares (exactamente 70 millones) que fueron repartidos generosamente entre los se?ores de la guerra locales en pocas semanas. Fueron en realidad ellos, y un peque?o pu?ado de oficiales de las fuerzas especiales, quienes protagonizaron el conflicto y quienes controlaron los acontecimientos, mucho m¨¢s que los altos mandos de las Fuerzas Armadas o del Pent¨¢gono. Bush en guerra revela el decisivo papel del director de la CIA, en los primeros meses de la crisis, y advierte que esta organizaci¨®n est¨¢ llamada a ser la baza m¨¢s importante de Estados Unidos en su pulso con el terrorismo.
BUSH EN GUERRA
Bob Woodward. Traducci¨®n de In¨¦s Bela¨²stegui, Concha Carde?oso e Isabel Murillo Pen¨ªnsula. Barcelona, 2002. 411 p¨¢ginas. 21 euros
Bush en guerra es un extraordinario y pol¨¦mico relato (ver recuadro) de los tres meses que transcurrieron entre los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y la ca¨ªda del r¨¦gimen talib¨¢n en Kabul. Extraordinario porque proporciona una visi¨®n interna, casi d¨ªa a d¨ªa, de las reuniones, discusiones y enfrentamientos que surgieron entre los distintos protagonistas de los hechos. Y pol¨¦mico, porque prescinde de cualquier visi¨®n exterior a esos escenarios o a esos actores. El relato de Woodward est¨¢ basado en multitud de entrevistas (incluidas largas conversaciones con el propio presidente Bush), pero sobre todo en las reuniones del "gabinete de crisis" y del Consejo de Seguridad Nacional.
Es el manejo de este material el que concede un tono ¨²nico al libro y la impresi¨®n de que el lector ha podido entrar en lugares incre¨ªbles en momentos decisivos. Pocos periodistas en el mundo pueden hacer un trabajo de este tipo y Bob Woodward es el m¨¢s famoso de todos ellos. Es uno de los grandes gur¨²s del periodismo de Estados Unidos, no s¨®lo por su trabajo en el caso Watergate, sino por otras numerosas investigaciones posteriores y por otros diez libros de inter¨¦s period¨ªstico. Y esa familiaridad en el trato de la informaci¨®n (y tambi¨¦n, en dosis excesivas, en el trato de sus fuentes) se nota en la naturalidad con que lleva al lector por los pasillos de la Casa Blanca, del Departamento de Estado o incluso de la casa particular de Condoleezza Rice. Ella es precisamente uno de los personajes m¨¢s enigm¨¢ticos del libro, la ¨²nica amiga real de Bush y una cuidadosa analista que maneja reglas muy estrictas: la primera de ellas, no dar a su jefe la impresi¨®n de saber m¨¢s que ¨¦l. Rice se esfuerza en que Bush se mantenga en un cierto equilibrio entre las distintas y poderosas personalidades que merodean en su entorno. Es Rice, por ejemplo, quien exige a Donald Rumsfeld que retire de entre las diapositivas sobre posibles acciones una que habla de suministro de alimentos envenenados. "El presidente de Estados Unidos no puede ver esta filmina", le increpa.
Bush en guerra documenta temas que ya eran conocidos, como los enfrentamientos entre Rumsfeld y Colin Powell, pero tambi¨¦n otros menos difundidos. Por ejemplo, las malas relaciones de Rumsfeld con los altos mandos de las Fuerzas Armadas, a los que maltrata de palabra en multitud de ocasiones y a los que exige con malos modos que se adapten a su "nueva mentalidad" y, sobre todo, que apoyen la inclusi¨®n inmediata de Irak entre los objetivos de la guerra.
El protagonista del libro, sin embargo, no son los miembros del Gobierno. Es, sin duda, George W. Bush, a quien Woodward retrata con cierta amabilidad como un hombre con dotes de liderazgo, m¨¢s implicado en el desarrollo de los acontecimientos de lo que cab¨ªa esperar por su poca experiencia internacional y, sobre todo, como un dirigente adecuado para hacer frente a la crisis. Bush est¨¢ dotado de una simple fe religiosa que le lleva a empezar muchas reuniones con una oraci¨®n, pero sobre todo es un hombre convencido de su papel hist¨®rico y de su propio instinto. Un presidente m¨¢s malhumorado de lo que parece, nada dispuesto a ceder competencias y seguro de que su papel es mover a la acci¨®n, actuar de acicate de un grupo de colaboradores que le parecen demasiado atrapados en matices. Pase lo que pase, mantiene Woodward, George Bush ser¨¢ el directo responsable.
Dudas profesionales
BUSH EN GUERRA es un libro pol¨¦mico por dos cosas: primero porque no es un trabajo de investigaci¨®n, sino que se basa en el tratamiento de una informaci¨®n facilitada voluntariamente por los protagonistas intersados. Y despu¨¦s porque prescinde de una caracter¨ªstica espec¨ªfica de esta guerra: la existencia de un segundo frente, interno. El autor ignora las decisiones que fue adoptando Bush en esas mismas semanas en relaci¨®n con las actividades del FBI y del Departamento de Justicia. Ni una palabra de las detenciones sin mandamiento judicial ni tope de tiempo de extranjeros sospechosos ni de las extremas medidas de control puestas en marcha por la Administraci¨®n. Woodward niega que existiera un pacto a cambio de conseguir un material ¨²nico, pero es obvio que la informaci¨®n que maneja s¨®lo pudo ser obtenida con la autorizaci¨®n del propio presidente y que el interesado quer¨ªa potenciar su imagen de liderazgo hacia el exterior. El acceso "en directo" a m¨¢s de cincuenta reuniones del CSN se ha producido adem¨¢s sin conocimiento de algunos de sus actores. En el caso de Rumsfeld, es patente su irritaci¨®n cuando comprende el material a que ha tenido acceso el periodista.
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