Adulterio, poes¨ªa y pasi¨®n
La nueva novela de Lourdes Ventura es un paseo por los usos amorosos de la segunda mitad del siglo XIX. El suspiro hondo, el llanto febril, seg¨²n el imaginario decimon¨®nico casaban perfectamente con el car¨¢cter firme femenino y los adulterios m¨¢s atormentados. Precisamente en torno a este ¨²ltimo concepto, la novelista palentina urde una historia de amor secreto, con todas las secuelas ultra rom¨¢nticas que sol¨ªan derivarse de tan apasionado hecho. Pasi¨®n y adulterio, por tanto, se juntan en El poeta sin p¨¢rpados, y de paso se ensayan unas circunstancias conjeturales alrededor de la biograf¨ªa de B¨¦cquer.
Una muchacha, muy enamorada, nos cuenta las peripecias amorosas de su tatarabuela, la precoz Elisa del Castillo. Su descendiente tiene acceso a su historia a trav¨¦s de unos diarios que su madre le va dosificando. Elisa se casa, por imperativo paterno, con un hombre de posici¨®n. Pero ella se siente atra¨ªda por el casi harapiento poeta andaluz. Elisa apechuga, as¨ª, con la educada frialdad de su marido y se libera en la inspiraci¨®n encendida del glorioso amante. No voy a contar el desenlace, no porque esta novela se ampare en ning¨²n suspense, sino porque prefiero ahorrarle al lector, el t¨®pico con el que Ventura cierra su entretenida novela.
EL POETA SIN P?RPADOS
Lourdes Ventura Destino. Barcelona, 2002 191 p¨¢ginas. 16,25 euros
El poeta sin p¨¢rpados est¨¢ contada en primera persona, aunque casi sea imperceptible esta voz. La muchacha enamorada que citamos al principio nos est¨¢ transcribiendo el diario de su tatarabuela, y lo hace con tan profusi¨®n de datos y pormenores que quien relata casi se parece al omnipresente dios balzaciano. Hay aqu¨ª una peque?a incongruencia, pero se perdona porque la historia es amena y se deja leer. En cuanto al dibujo del amante, Lourdes Ventura apenas se dio margen para concebir una idea un poco menos t¨®pica que la de un B¨¦cquer siempre ag¨®nico. De haber le¨ªdo la autora el ensayo de Luis Garc¨ªa Montero sobre las Rimas, hubiera aprovechado una idea de B¨¦cquer m¨¢s cerca de la modernidad que de la sombra enamoradiza que Ventura urde para colmar las frustraciones de su hero¨ªna insatisfecha. Repito, la novela se dejar leer, pero tampoco se comprende bien por qu¨¦ su autora la abre con una cita de Lipovetsky sobre la posmodernidad. No alcanzo a entenderla como un paradigma de esta instancia narrativa.
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