En recuerdo de Joan Ferrat¨¦

Ante todo, era preciso aceptar las descalificaciones injustificadas, el atrevimiento de los juicios inc¨®modos, la aparente arbitrariedad. Lo consegu¨ª y ¨¦l me dijo que nos hab¨ªamos hecho amigos. Una tarde, en la silla donde me sentaba en el ¨¢tico de Ferran Puig para hacer tertulia, me dej¨® todos sus libros: un mundo de saber que en la Universidad nadie me hab¨ªa ense?ado nunca. Entonces todo fue m¨¢s sencillo, y sobre todo fue fascinante, adoctrinador. Descubr¨ª la val¨ªa de su voz singular y valiente, la fascinaci¨®n completa por la vida que es la literatura. Escrib¨ª Luis Cernuda. Fuerza de soledad deseando que lo leyese, porque en muchos aspectos Ferrat¨¦ me recordaba al poeta andaluz. Le llev¨¦ el libro y lo hoje¨® delante de m¨ª, pero ya estaba muy mal. Aun habi¨¦ndole tratado cuando ya estaba de vuelta de todo, la deuda de agradecimiento ser¨¢ impagable: su lucidez ha sido una de las mejores lecciones que he recibido.