Prevenir, no barrer

"Barrer las calles de peque?os delincuentes", se proclama. Quiz¨¢s, m¨¢s que barrer sea necesario prevenir. Las c¨¢rceles est¨¢n llenas de peque?os delincuentes que, en la mayor¨ªa de los casos, son m¨¢s v¨ªctimas que verdugos. Es escandaloso el porcentaje de analfabetos y el bajo nivel cultural con el que ingresan en los centros de reeducaci¨®n; con 14 o 15 a?os arrastran ya una vida de sufrimiento y carencias afectivas y econ¨®micas. ?Qui¨¦n ha fallado? ?Los centros educativos que no denunciaron el absentismo escolar? ?La asistencia social? ?Las autoridades competentes que no exigieron responsabilidades a los padres? ?El Estado? La sensibilidad humana se resiente cuando contempla la ostentaci¨®n de nuestra sociedad y la indiferencia que observa ante el drama de estos ni?os, pero que se rasga las vestiduras cuando delinquen para sobrevivir. Un ejemplo: se han invertido 15 millones de euros en reformar el Palau de la M¨²sica de Valencia, pero se niega a los maestros de la Comunidad que imparten docencia en la ESO el complemento de destino, incurriendo en agravio comparativo y discriminaci¨®n injustificada con los maestros de las otras autonom¨ªas y el funcionariado en general, con la excusa de ahorrar 270.000 euros anuales. Se pretende, una vez m¨¢s, que la escuela se limite a reproducir las castas sociales existentes.