El autom¨®vil huye al Este

El anuncio por parte de PSA de la instalaci¨®n de una nueva planta en la ciudad eslovaca de Trnva en la que se producir¨¢n modelos semejantes a los que el grupo automovil¨ªstico franc¨¦s fabrica en Espa?a ha coincidido con el inicio del desv¨ªo de un parte de la producci¨®n del Seat Ibiza de la planta de Martorell a la que el Grupo Volkswagen posee en Bratislava.

Para los m¨¢s pesimistas supone el principio del fin de una actividad que ha sido el motor de la industria espa?ola durante las ¨²ltimas d¨¦cadas y que acapara m¨¢s del 6% del PIB, un tercio de las exportaciones totales y m¨¢s del 10% de la poblaci¨®n activa.

Aunque las importantes inversiones realizadas en las plantas espa?olas y el elevado ¨ªndice de productividad alcanzado auguran, cuando menos, un lustro de actividad en las mismas, ya se acusan las primeras repercusiones y s¨®lo en Catalu?a est¨¢ prevista la desaparici¨®n este a?o de al menos 2.000 puestos de trabajo en el sector de componentes. La situaci¨®n se parece mucho a la vivida por Espa?a en d¨¦cadas pasadas cuando se produjo el desembarco de las principales multinacionales del sector y la apuesta de las ya instaladas con la potenciaci¨®n de sus plantas industriales. La realidad actual es que los pr¨®ximos miembros de la Uni¨®n Europea gozan de una mayor proximidad a los mercados m¨¢s importantes de Europa -Alemania y Francia-, mantienen unas retribuciones salariales entre cinco y ocho veces por debajo de las espa?olas y disponen adem¨¢s de incentivos fiscales y de otro tipo que acaban de poner la guinda a un pastel muy apetitoso para las marcas con proyectos expansionistas.