Un luchador contra la guerra
'El pacificador' (Canal +), tras los pasos de Miguel ?ngel Moratinos en Oriente Pr¨®ximo
"Bienaventurados los que trabajan por la paz". Tras contemplar en El pacificador (22.00, Canal +) c¨®mo transcurre la vida diaria del representante especial de la Uni¨®n Europea en Oriente Pr¨®ximo, es inevitable pensar en cu¨¢ntas veces al d¨ªa se preguntar¨¢ Miguel ?ngel Moratinos, madrile?o de 51 a?os, por el sentido de esas palabras. Una sentencia pronunciada hace 2.000 a?os en la misma tierra en la que ahora el diplom¨¢tico europeo va de un lado a otro en una fren¨¦tica labor a la hora de tender puentes de paz. Una tarea de S¨ªsifo, ya que muchas veces la muerte y la destrucci¨®n se encargan de hacer saltar por los aires todos los logros alcanzados con un esfuerzo y una paciencia interminables.
El mediador pone rostro y voz a todos esos dramas que llegan a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n y que, a fuerza de repetirse, se superponen unos a otros; hasta que llega un momento en que se convierten en una tonadilla lejana, recitada como una letan¨ªa en una lengua incomprensible. Moratinos ha estado al lado del padre israel¨ª que enterraba a sus hijos, acribillados horas antes mientras dorm¨ªan entre s¨¢banas de dibujos infantiles. Conoce las caras de familias palestinas a las que de un d¨ªa para otro se las priva de su hogar porque la vivienda "ha sido edificada ilegalmente" y comparte la inquietud de un alto responsable palestino al que su mujer le ruega que renuncie y se lleve a la familia al extranjero. "Mi mujer y mis hijos tambi¨¦n me piden que lo deje", confiesa.
Tender puentes supone tratar con las dos orillas y tambi¨¦n recibir pedradas desde ellas. Hablar con todos, con los halcones y las palomas, con los que deciden y con los que no tienen voz. Con los moderados que parecen radicales y con los que bajo una apariencia de tolerancia esconden la m¨¢s feroz de las intransigencias. Sentarse con la misma naturalidad a la mesa de un embajador en El Cairo o en una modesta tasca palestina en Bel¨¦n. Soportar acusaciones de colaborar con el terrorismo, de ineficacia o de no estar interesado en alcanzar la paz. Siempre con el tel¨¦fono en la mano y el sentido del humor a prueba de bala. "Hoy tampoco comemos", dice uno de sus m¨¢s ¨ªntimos colaboradores. "Nosotros hacemos el ayuno del Ramad¨¢n todo el a?o".
En un lugar donde la tierra vale m¨¢s que la vida y donde la violencia cotidiana alcanza ese punto de no retorno cuando se mezcla con la rutina diaria y es asumida por todos, las palabras de paz chocan de frente contra un escepticismo respaldado en muchas ocasiones por los hechos. Y es aqu¨ª donde el hombre afable, el que siempre tiene una palabra amable, se revuelve. "Existe el fatalismo rid¨ªculo del que dice que la paz es imposible. El escepticismo es algo que pertenece a los snobs del siglo XXI. Es ser ego¨ªsta y no creer que la vida de los dem¨¢s pueda tener soluci¨®n". Es una pena que el lenguaje diplom¨¢tico impida a Miguel ?ngel Moratinos expresarse con la misma contundencia ante sus interlocutores.
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