"El sexo s¨®lo es un calambre si no se le dota de misterio"
"El protagonista, David Soria, profesor de Literatura, es un hombre maduro, de vuelta de todas las sensaciones, ca¨ªdas y renuncias, glorias y miserias del amor con las mujeres, pero que no est¨¢ dispuesto a rendir las armas. Prefiere quedar destruido a ser derrotado. Abdicar significa estar muerto", explica Vicent (Castell¨®n, 1936). "En este caso, una mujer joven, bella y ag¨®nica, al borde de la propia aniquilaci¨®n, le rompe todas las cadenas a este amante, incluso las cadenas de su cuerpo exhausto, con una experiencia nueva. En el amor siempre hay un m¨¢s all¨¢. Su fuerza misteriosa siempre te permitir¨¢ resucitar, aunque para resucitar hay que bajar primero al infierno".
Pregunta. Creo que Cuerpos sucesivos es, entre otras muchas cosas, el balance de una vida sentimental, un recuento de historias de amor en las que el denominador com¨²n es una cierta sensaci¨®n de derrotas, de frustraciones por no haber sabido valorar la val¨ªa de las mujeres con las que las vivi¨®.
"La memoria siempre embellece el pasado y, sin excluir las derrotas, nos hace h¨¦roes"
"Creo que el amor y el dolor comparten el final de una fiesta de los sentidos"
Respuesta. No s¨¦ si los tiempos est¨¢n para escribir de amor, pero ¨¦sta es una novela de amor a primera sangre. Es tambi¨¦n una historia de palabras, de fugas de la realidad a trav¨¦s de los sue?os. M¨¢s all¨¢ de la est¨¦tica, el amor siempre es un desaf¨ªo, a veces muy carnal, en el que, aun perdiendo, siempre se gana, porque con esa derrota uno demuestra que sigue vivo. El protagonista de esta historia remonta la corriente de todas las pasiones de su vida. Recuerda los amores que se perdieron, unos por cobard¨ªa, otros por tedio o indiferencia, otros por agotamiento. R¨ªo abajo trata de transformar todas esas derrotas en una suave melancol¨ªa, que es a la vez una victoria o una forma de redimirse. No tengo nada claro qu¨¦ he querido explicarme a m¨ª mismo con eso. Adentrarse en el alma femenina es una tarea muy complicada. ?Qu¨¦ sabemos los hombres de ese bosque tan intrincado? Llega uno al tercer ¨¢rbol y ya est¨¢ perdido.
P. Tendemos a conservar en la memoria lo m¨¢s intenso tanto del placer como del dolor y olvidamos los tiempos muertos, la rutina. ?Es ¨¦sa la materia sobre la que trabaja el escritor, la recreaci¨®n de una memoria mixtificada? ?Qu¨¦ opina sobre lo que se llam¨® le nouveau roman y, despu¨¦s, sobre "el realismo sucio", que no dejan de ser movimientos literarios que reivindican lo cotidiano, la monoton¨ªa...?
R. A cierta altura de la vida, la memoria se convierte en imaginaci¨®n. En ese sustrato trabaja la literatura. El cerebro trata de escupir el dolor, las culpas acumuladas, la parte cutre, miserable, anodina de la existencia. La memoria siempre embellece el pasado y, sin excluir nuestras derrotas, siempre nos hace h¨¦roes. La mixtificaci¨®n es la esencia del arte. Cuando en le nouveau roman se da protagonismo a los objetos usuales, a la descripci¨®n pormenorizada del tiempo posado en cada gesto anodino o cuando en "el realismo sucio" se eleva a categor¨ªa la basura de nuestros actos m¨¢s puercos, en realidad se est¨¢ exaltando el reg¨¹eldo de cerveza, el ir y venir de la navaja o el sudor del sexo en la camiseta pegada, no se est¨¢ haciendo sino romanticismo. La literatura pudre la vida al mismo tiempo que la crea, ya se trate de hechos heroicos o de actos anodinos realizados por personajes sin atributos. En Cuerpos sucesivos hay un navajazo, uno solo, que es un bautismo glorioso. Por medio de ¨¦l el amante despierta, tal vez resucita. Nada que no suceda todos los d¨ªas.
P. La novela tiene un final abierto, pero desde la conciencia de no haber sabido dar la talla en el momento crucial del enfrentamiento. Tambi¨¦n es cierto que, gracias a esa retirada, David sobrevive, pero sin evitar la condici¨®n de perdedor abocado a merodear la casa de su amada, a observarla desde las esquinas.
R. Por supuesto, el protagonista es un perdedor. ?Hay algo m¨¢s excelso? Es un perdedor que finalmente es redimido por la necesidad que tiene una mujer de agarrarse a ¨¦l como a un madero para salvarse del naufragio. El lector debe adivinar que en ese espacio abierto entre la violencia y la melancol¨ªa es donde sobreviven los h¨¦roes modernos. No s¨¦ qui¨¦n es el verdadero protagonista de este relato, si el profesor derrotado, lleno de palabras, o la mujer, Ana Bron, huyendo de su propia destrucci¨®n, a la que la ha abocado otro amor salvaje, y que necesita ser curada por medio de c¨¢lidas, suaves y rumorosas palabras de amor en el o¨ªdo.
P. Si Tranv¨ªa a la Malvarrosa es una novela de juventud, inici¨¢tica, Villa Valeria y La novia de Matisse nos hablan de la madurez, de las amistades y el mundo del arte, Cuerpos sucesivos corresponder¨ªa al inicio del lento declive. En todas ellas el amor es esencial. ?Hay un deseo de recorrer los diferentes tramos de su vida?
R. Esta novela no es en absoluto autobiogr¨¢fica, porque a m¨ª todav¨ªa no me han dado un navajazo, ni por amor ni por caridad. Uno debe escribir de lo que sabe, de lo que ha ido aprendiendo del alma humana a lo largo de la vida, y en el fondo a todo el mundo le suceden m¨¢s o menos las mismas cosas. S¨®lo hay un dato en com¨²n que se repite de forma inconsciente en tres de mis novelas : los muertos que vuelven, las pasiones que se transforman. En Tranv¨ªa... y en Son de mar tambi¨¦n hay un personaje redivivo, un amante que vuelve de la muerte o se transforma en un momento determinado para adoptar una nueva identidad que siempre es la misma. Marisa y Juliette en Tranv¨ªa..., Ulises Adsuara en Son de mar, David Soria en Cuerpos sucesivos. Todos cambian de nombre o de personalidad para seguir amando impunemente de otra forma. Es algo que me tiene intrigado. ?Por qu¨¦ ser¨¢? Tal vez se trata de la forma m¨¢s refinada de cobard¨ªa al no poder enfrentarse con la realidad.
P. En Tranv¨ªa... la acci¨®n transcurre en un pueblo mediterr¨¢neo y en los a?os universitarios de Valencia. Son de mar se sit¨²a en un pueblo costero mediterr¨¢neo, Denia sin duda. En La novia de Matisse se describe pormenorizadamente el mundo de los marchantes y coleccionistas de arte. En Cuerpos sucesivos nos habla de la Residencia de Estudiantes, de Salinas, Garc¨ªa Lorca, la m¨²sica de c¨¢mara..., ?qu¨¦ importancia tiene en la idea inicial de la novela el contexto hist¨®rico, social y cultural en el que se va a desarrollar?
R. La acci¨®n transcurre en un oto?o madrile?o actual. La Residencia de Estudiantes es un espacio est¨¦tico. Lo he imaginado como un reducto melanc¨®lico de libertad. Est¨¢ lleno de duendes que sab¨ªan llevar pajarita. Tiene un aire de balneario intelectual con cristales glaseados. En ese ambiente donde late un pasado de h¨¦roes literarios, David Soria, el protagonista, es una especie humana en v¨ªas de extinci¨®n. Vencido, desolado, redivivo, quiere salvar de la tragedia a una mujer mediante la imaginaci¨®n y las historias narradas de aventuras y viajes imposibles. Luego est¨¢ la m¨²sica de Schubert para terminar de arreglarlo.
P. Es curioso c¨®mo en su concepto del amor resulta esencial no tanto el hecho f¨ªsico, la carnalidad -que tambi¨¦n es importante-, como la capacidad de seducci¨®n a trav¨¦s de las palabras que muestran quienes pretenden enamorar. ?Considera que el amor es un estadio m¨¢s mental que qu¨ªmico?
R. El amor nada tiene que ver con la reproducci¨®n. Es una conquista espiritual que se alimenta de imaginaci¨®n, sue?os, viajes, huidas, aventuras, renovaciones, fantas¨ªas, palabras, palabras, palabras. El alma s¨®lo es un h¨¢lito. La muerte del amor es la costumbre, el tedio, la hermandad de las carnes, la falta de imaginaci¨®n. Tambi¨¦n hay que bajar con el amor al pozo del sexo, pero el sexo s¨®lo es un calambre si no se le dota de misterio, de oscuridad, de la pulsi¨®n de la muerte.
P. ?Cu¨¢les son los grandes narradores del amor y por qu¨¦?
R. Ovidio conoce las artima?as del amor: ese largo camino hasta llegar al lecho. Dante es el que convierte la frustaci¨®n amorosa en una excelsa fuente de melancol¨ªa, en un licor dulce que los dioses te regalan para que vivas con plenitud. San Juan de la Cruz habla de zumo de granada, de ciervos heridos y enamorados, de amadas violadas bajo un manzano, de altas cavernas. Es de todos el m¨¢s morboso. Proust dice que s¨®lo se ama lo que no se posee del todo. Con un revuelto de estos autores hay que guisar esa seta venenosa que son los celos.
P. ?Qu¨¦ tienen en com¨²n el amor y el dolor?
R. No lo s¨¦. Para averiguarlo he escrito esta novela. La protagonista, Ana Bron, vive una experiencia de amor loco, muy fuerte, con un pianista de alma ardiente, posesiva y feroz, pero no hay en ello ning¨²n componente sadomasoquista, sino una exaltaci¨®n m¨ªstica a trav¨¦s de la carne dolorosa. En cambio, entre esta mujer atormentada por la violencia y el profesor se establece una relaci¨®n cuyo tormento se deriva del sufrimiento moral que supone la p¨¦rdida del amante. Creo que el amor y el dolor comparten el ¨²ltimo tramo del camino, ese momento en que se recogen los vasos, los ceniceros y las botellas al final de una fiesta de los sentidos.
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