El Athletic atropella al l¨ªder

As¨ª es el f¨²tbol: 19 jornadas invicta y la Real va a caer en el campo m¨¢s f¨¢cil del campeonato, sin hacerle un gol a un equipo que ha encajado siempre (menos en una ocasi¨®n) y cayendo por goleada. Ser¨¢ verdad que los derbies alteran cualquier razonamiento. Por ejemplo, la autoestima del l¨ªder, incapaz de rehacerse del tempranero gol del Athletic cuando lo ven¨ªa haciendo en compromisos m¨¢s dif¨ªciles; la punter¨ªa de Kovacevic, el delantero m¨¢s certero (hasta ayer) y que malgast¨® tres ocasiones singulares de gol; a Nihat, que naufrag¨® ante el marcaje de un novel, o a Xabi Alonso, que no encontr¨® su lugar en el campo, como electrizado por el ambiente y asfixiado por el poder¨ªo f¨ªsico de Alkiza No apareci¨® el l¨ªder en San Mam¨¦s. Si acaso, la Real previsible en cualquier derby, corajuda, ansiosa, pero con menos criterio del esperado.

Heynckes asumi¨® la presunta inferioridad y plante¨® un partido precavido, de ¨¦sos que nacen desde atr¨¢s como principal garant¨ªa de ¨¦xito. Probablemente buscaba un partido paciente, de desgaste, de nublar las ideas de la Real para buscarle despu¨¦s en pleno desespero. Pero el f¨²tbol le dio la vuelta. La Real, como acostumbra, sali¨® en segunda velocidad, con ese trote que acostumbra, a fin de ir metiendo velocidad progresivamente al autom¨®vil.

No fue el caso. A los 18 minutos, el Athletic le sorprendi¨® a bal¨®n parado, gracias a su verdugo particular, Etxeberria, un futbolista al que los derbies le excitan su mejor f¨²tbol. El gol fue algo m¨¢s que un contratiempo. En circunstancias normales, la Real no se habr¨ªa inmutado, fiel al nivel de su juego, a la tradici¨®n de la temporada, a su inquebrantable autoestima. Pero el derby le sac¨® de quicio. Con Nihat enredado entre tres centrales y Kovacevic y Karpin enredados con sus marcadores, con el ¨¢rbitro y con el mundo, la Real se desdibuj¨®, como superada por el ambiente

Con el bal¨®n en los pies y tres cuartas partes del terreno para la maniobra, la Real perdi¨® la soltura. Atac¨® por inercia, pero con poca maniobrabilidad en el centro del campo, donde surg¨ªa por todas partes la peque?a figura de Aleiza, inconmensurable en la recuperaci¨®n y la creaci¨®n. Xabi Alonso, uno de los medios centro con m¨¢s talento, no le olvidar¨¢ tan f¨¢cil. No le dej¨® vivir, no le dej¨® jugar.

Heynckes se hab¨ªa marcado un brindis nocturno al alinear a dos centrales noveles, Luis Prieto y Ocio (entre ambos no sumaban 90 minutos), ante dos acreditados delanteros, Kovacevic y Nihat. Ocio es un central fornido, con un juego a¨¦reo poderoso, es decir la pareja ideal para Kovacevic, en teor¨ªa; Luis Prieto, es un defensa ¨¢gil, criado en el Eibar, es decir acostumbrado a pegarse a un futbolista y amargarle hasta en el descanso. En teor¨ªa, el ant¨ªdoto para Nihat. San Mam¨¦s tembl¨® con la novedad, pero ambos cumplieron. No se recuerda un Nihat tan anodino en toda la temporada ni un Kovacevic m¨¢s desquiciado.

Ambos le dieron tranquilidad al Athletic, que, poco a poco, fue haci¨¦ndose notar delante. Etxeberria y Javi Gonz¨¢lez propusieron un duelo de espaldas a sus oponentes, De Pedro y Aranzabal. El primero se lesion¨® y el segundo se atemoriz¨® con la presencia del extremo internacional. En el otro costado, Yeste, muy movil, con libertad para inventar, descoloc¨® a Rekarte, que sac¨® escaso rendimiento a su banda.

El Athletic creci¨®. Entreg¨® el bal¨®n y se resguard¨®, pero sab¨ªa que ofensivamente ten¨ªa siempre dos opciones. Urzaiz, que gan¨® el 99% de las acciones a¨¦reas a los centrales realistas, lo que le daba al Athletic una segunda jugada, y Etxeberria que volv¨ªa a ser el delantero zascandil que acostumbraba. En una de esas luchas cori¨¢ceas de Urzaiz con Schurrer, lleg¨® el zapatazo de Yeste al poste. Es decir que la Real jugaba, pero remataba el Athletic, m¨¢s vertical y sorprendente.

Cab¨ªa esperar una nueva Real tras el descanso, pero en eso tambi¨¦n el derby alter¨® los planes. M¨¢s replegado, el Athletic le propuso un debate entre el ataque y el contragolpe, una lucha f¨ªsica en parcelas peque?as del campo. Por insistencia pudo parecer que la Real empataba. Y lo pudo hacer Kovacevic, que lanz¨® extra?amente fatal un bal¨®n en el ¨¢rea peque?a que le hab¨ªa puesto Xabi Alonso. No era su d¨ªa, desde luego, ni el de Nihat, que en pleno arranque de ira no supo perder y acab¨® expulsado tras una entrada tan absurda como violenta a Alkiza.

Para entonces ya hab¨ªa marcado Etxeberria el segundo gol y se antojaba una empresa imposible para la Real remontar, como hiciera en Valencia. Ya se hab¨ªa dicho que el Athletic acostumbra a romper estad¨ªsticas, buenas o malas. Y ayer le toc¨® el turno a un l¨ªder que en esta ocasi¨®n no lo pareci¨®.