Bush dispara el gasto del Pent¨¢gono y bate r¨¦cords de d¨¦ficit presupuestario en EE UU
La Casa Blanca restringe las partidas que no est¨¦n relacionadas con la seguridad nacional
"El Gobierno federal debe restringir el crecimiento de cualquier gasto que no est¨¦ directamente relacionado con la seguridad f¨ªsica de la naci¨®n". El presidente George W. Bush envi¨® ayer al Congreso, con este mensaje, un proyecto de presupuesto para 2004 que conced¨ªa a Defensa 15.300 millones de d¨®lares adicionales, lo que elevaba el gasto anual del Pent¨¢gono hasta 395.000 millones. El nuevo Departamento de Seguridad Interior recib¨ªa 23.900 millones. Todos los dem¨¢s programas federales sufr¨ªan recortes. El d¨¦ficit ascend¨ªa a un m¨¢ximo hist¨®rico de 307.000 millones.
El gasto militar y el d¨¦ficit gigantesco, que deber¨ªa sumar 1,08 billones de d¨®lares en los pr¨®ximos cinco a?os, seg¨²n los c¨¢lculos contenidos en el propio proyecto de la Casa Blanca, eran los dos rasgos caracter¨ªsticos de un presupuesto cuyo monto total era de 2,23 billones de d¨®lares, con un incremento del 4,2%, y que manten¨ªa la l¨ªnea trazada por Bush desde los atentados del 11-S. Los n¨²meros rojos de las cuentas federales se deb¨ªan, seg¨²n el texto prsentado, a "una recesi¨®n y una guerra que no hemos buscado nosotros". El presidente se refer¨ªa a la campa?a contra el terrorismo, una guerra que deb¨ªa durar "una generaci¨®n", seg¨²n el propio Bush, y en la que se englobaban la invasi¨®n de Afganist¨¢n y la muy probable de Irak.
El proyecto suscit¨® cr¨ªticas frontales de la oposici¨®n dem¨®crata. "En lugar de ofrecer al pa¨ªs un plan para alcanzar la prosperidad a largo plazo, el presupuesto de Bush carga sobre nosotros, y sobre nuestros hijos, miles de millones de nueva deuda", coment¨® el senador Kent Conrad, el dem¨®crata de mayor rango en el Comit¨¦ de Presupuestos.
El apartado fiscal, en el que se propon¨ªa convertir en permanentes los recortes de impuestos de 2001 -inicialmente aprobados s¨®lo por un periodo de 10 a?os- y se a?ad¨ªa una rebaja de impuestos adicional por un total de 670.000 millones, resultaba dif¨ªcil de justificar incluso para los republicanos. En primer lugar, porque las nuevas medidas fiscales, que inclu¨ªan la supresi¨®n de todo impuesto sobre los dividendos, eran de aplicaci¨®n muy compleja. En segundo lugar, porque estaban claramente sesgadas a favor de los m¨¢s ricos: un 1% de la poblaci¨®n obten¨ªa el 95% de esos 670.000 millones. Y en tercer lugar, porque la rebaja no iba a estimular apenas el crecimiento econ¨®mico a corto plazo, en opini¨®n de alguien tan cualificado como Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal.
El volumen total del d¨¦ficit resultaba monstruoso sobre el papel, tanto en el c¨¢lculo para 2004 como en la proyecci¨®n para los pr¨®ximos cinco a?os, y bat¨ªa todas las marcas hist¨®ricas. Pero, en t¨¦rminos relativos, el d¨¦ficit de Bush para el ejercicio pr¨®ximo (octubre 2003-septiembre 2004) no alcanzaba el 3% del producto interior bruto, mientras Ronald Reagan, modelo del actual presidente, lleg¨® a endeudarse hasta el 6% del PIB en un solo a?o.
El presupuesto del Pent¨¢gono creci¨® un 11% en 2002-2003 y, si se aprobara en los actuales t¨¦rminos el proyecto presidencial, subir¨ªa un 4% adicional. Los nuevos fondos deb¨ªan cubrir aumentos salariales para los soldados de hasta un 6,2%, 1.500 millones de d¨®lares (para alcanzar un total de 4.500 millones) en el equipamiento de tropas de operaciones especiales, la financiaci¨®n del primer tramo del "escudo antimisiles" y el desarrollo de toda una generaci¨®n de nuevas armas: los futuros blindados de combate (veh¨ªculos h¨ªbridos entre el todoterreno y el tanque), el helic¨®ptero Comanche y los aviones de combate y los submarinos teledirigidos, entre otras. El programa de defensa frente a ataques qu¨ªmicos y biol¨®gicos era dotado con 1.100 millones de d¨®lares. El clima de guerra impregnaba incluso el presupuesto del Departamento de Estado, al que se conced¨ªan 1.500 millones de d¨®lares para reforzar la seguridad de las embajadas y consulados estadounidenses.
Todo lo dem¨¢s, incluyendo partidas tan cruciales como la educaci¨®n y la sanidad, era congelado o recortado. Un apartado potencialmente muy conflictivo era la propuesta de dejar en manos de los Estados la gesti¨®n de Medicaid, un seguro m¨¦dico al que se acogen 45 millones de ciudadanos.
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