La due?a de Ardystil asume que el centro era insalubre
La acusada dice que desconoc¨ªa la peligrosidad de los productos y culpa a Bayer y a Trabajo
La propietaria de Ardystil -extinta industria radicada en Cocentaina que da nombre al tr¨¢gico s¨ªndrome laboral- se enfrenta a seis a?os de c¨¢rcel, seg¨²n la petici¨®n del fiscal. El ministerio p¨²blico pide la misma pena para el segundo acusado, Jos¨¦ Luis Pellicer, encargado de la f¨¢brica. Ambos declararon ayer ante el tribunal, la secci¨®n tercera de la Audiencia de Alicante. En el banco de los acusados se sientan, adem¨¢s, otros ocho empresarios y un inspector de Trabajo.
Juana Ll¨¢cer declar¨® que Ardystil comenz¨® en 1990 su actividad como una f¨¢brica dedicada al corte y confecci¨®n. "M¨¢s adelante, puse en marcha la secci¨®n de estampado con el fin de abarcar todo el proceso de producci¨®n", dijo. "El sistema de estampado mediante aerograf¨ªa me lo ofreci¨® Rafael Casal -un vecino de Alcoi que introdujo el m¨¦todo en varias empresas textiles de la comarca-", a?adi¨®. La acusada declin¨® en esta persona la responsabilidad de la puesta en marcha del m¨¦todo y la elaboraci¨®n de las f¨®rmulas qu¨ªmicas con productos de la casa Bayer. "Cinco meses m¨¢s tarde la responsable de la mezcla de los productos fue la empleada Teresa Vidal", explic¨®.
Juana Ll¨¢cer admiti¨® deficiencias en la medidas para proteger la salud de los empleados que, seg¨²n ella, no corr¨ªan peligro porque no sab¨ªa que los productos utilizados eran t¨®xicos. Entre ellas, ausencia de control para el uso de las mascarillas protectoras, que seg¨²n la procesada, llegaron a la f¨¢brica a petici¨®n de las propias trabajadoras, y que ¨¦stas utilizaban intermitentemente. Tambi¨¦n faltaba un sistema de ventilaci¨®n mec¨¢nica. Se instal¨® un extractor tras la primera v¨ªctima, la joven Isabel Mir¨®. La instalaci¨®n permanec¨ªa cerrada en invierno y para combatir el fr¨ªo se coloc¨® en el taller una gran estufa de gas¨®leo. Adem¨¢s, las diversas secciones de producci¨®n no estaban separadas y se mezclaban las emanaciones de los productos del estampado con los disolventes utilizados para la limpieza. "Not¨¢bamos que hab¨ªa una especie de neblina en el ambiente, pero no le dimos importancia", dijo. En el apartado laboral, Ll¨¢cer tambi¨¦n admiti¨® un c¨²mulo de irregularidades, entre ellas que la f¨¢brica comenz¨® la actividad sin contar con los permisos municipales y de Industria, y que 13 de los 14 empleados -contratados como trabajadores en formaci¨®n- no recibieron ning¨²n cursillo. Adem¨¢s, no estaban asegurados.
Ll¨¢cer insisti¨® en que no sab¨ªa que los productos que manipulaban y el sistema [pulverizado de las piezas mediante pistolas neum¨¢ticas y limpieza de las manchas mediante otras el¨¦ctricas] era peligroso para la salud. "No lo sab¨ªa, nadie me inform¨®. Ni Bayer ni los inspectores", dijo.
El gerente corrobor¨® el testimonio de Ll¨¢cer, salvo en lo referido a la informaci¨®n que ofreci¨® Bayer: "Con motivo del cambio de f¨®rmula nos enviaron un fax diciendo que los productos no eran peligrosos, si no se inger¨ªan", asegur¨®.
La declaraci¨®n de los principales encausados fue presenciada por un centenar de afectados. ?stos esperaron a los dos acusados al inicio del juicio con dos pancartas, una de ellas con las fotos de las seis v¨ªctimas y con el lema Som la consci¨¨ncia del poble. Los afectados siguieron la sesi¨®n en un ambiente que oscil¨® entre la emotividad y la serenidad. Al final la tensi¨®n aflor¨® e increparon a los acusados al grito de "mentirosos y payasos".
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