Lozano se carga al Mallorca

Una patada absurda de Lozano decidi¨®. Una acci¨®n absurda por violenta, por innecesaria y por inoportuna. Se la dio a Torres y con ella se autoexpuls¨®, levant¨® al Atl¨¦tico del suelo y enterr¨® al Mallorca, que se las promet¨ªa muy felices por entonces. Hab¨ªa superado el furioso arranque del rival, nivelado el marcador y conquistado el partido. Ten¨ªa la pelota en sus botas y al Atl¨¦tico en el rinc¨®n. Pero Lozano se puso el traje de karateka sin venir a cuento y mand¨® a su equipo al carajo.

Tuvo el Atl¨¦tico una salida grande, posiblemente la mejor del curso, con la mezcla justa de orden y entusiasmo, de calidad y ganas. Y con ocasiones. Descorch¨® el partido al cuarto de hora tras una violenta volea de Movilla, pero acarici¨® el gol antes. Fue un tramo en el que el Mallorca no acert¨® a pronunciar palabra. El Atl¨¦tico recobraba la pelota pronto y entraba con energ¨ªa por ambos costados.

Fue precisamente el gol a favor el que bloque¨® a los rojiblancos, que comenzaron a entregar el bal¨®n de forma desesperante, a abrirle pasillos al Mallorca y a rendirse, en suma, al gobierno de Ibagaza, que, bien colocadito en el centro del campo, dio un recital y, de paso, la vuelta al partido. Posee el argentino mucho f¨²tbol, una visi¨®n prodigiosa y un pase preciso. Toca siempre bien y siempre con peligro. De primera o no, mirando o sin mirar, por arriba o por abajo, en corto o en largo. De todas las maneras es un lujo para el juego y un veneno para el rival.

De sus botas naci¨® el 1-1, al convertir en letal un libre indirecto que el ¨¢rbitro sac¨® del ¨¢rea -Contra barri¨® dentro a Marcos-. Ibagaza hizo pensar a todos que cerrar¨ªa el bal¨®n sobre la porter¨ªa, pero lo abri¨® hacia Novo, que ense?a un ca?¨®n cada vez que muestra una volea. El Atl¨¦tico se sali¨® del partido y descubri¨® agujeros por todos lados. Se qued¨® sin ox¨ªgeno y sin ideas, y el Mallorca, gust¨¢ndose al son de Ibagaza, amenaz¨® con pasarle por encima.

Pero Lozano se encarg¨® de resucitar al Atl¨¦tico con una autoexpulsi¨®n absurda. Fue como un animal a por un bal¨®n inofensivo y se llev¨® por delante de una brutal patada a Torres. Con la inferioridad, Ibagaza tuvo que refugiarse en el costado izquierdo y dejarle el centro a Marcos, m¨¢s armado de pulmones. No es que el Atl¨¦tico recobrara el mando al instante, pero s¨ª sali¨® del baile al que era sometido.

La desigualdad num¨¦rica, en definitiva, igual¨® el partido. Se observ¨® tambi¨¦n en la segunda parte. La posesi¨®n tuvo color atl¨¦tico, que movi¨® con inteligencia y paciencia la pelota de una banda a otra. Y el Mallorca aguant¨® bien ordenadito y tirando contragolpes que afilaban la velocidad de Etoo.

De la insistencia de los unos y la sorpresa de los otros qued¨® un duelo parejo que venci¨® del lado rojiblanco en un lance extra?o, mortal a partir de una pifia, de una patada al aire de Javi Moreno tras un rechace. El semifallo mand¨® al suelo a Franco y le dio al delantero la oportunidad de redimirse con un pase a Luis Garc¨ªa.

Con el marcador otra vez de su parte, el Atl¨¦tico se vino definitivamente arriba. El Mallorca se vio obligado a renunciar al orden, a arriesgar m¨¢s, y los de casa, lanzados por un Movilla extraordinario, se crecieron a la contra. Era al Mallorca al que le empezaba a faltar el aire, pero Manzano no hizo el primer cambio hasta el minuto 77. Por entonces, Aragon¨¦s ya hab¨ªa cubierto los tres. El ¨²ltimo, c¨®mo no, Torres, al que castig¨® de forma fulgurante por un mal pase. Y el p¨²blico se lo reproch¨®. Sobre todo, a medida que los suyos fueron tirando a la basura ocasi¨®n tras otra, dejando en suspense hasta el final una cita resuelta.