Alfombra roja para EE UU en Kuwait
El Estado petrolero pone un tercio del pa¨ªs a disposici¨®n de las tropas norteamericanas y espera el fin definitivo de Sadam Husein
Conduce desde la capital de Kuwait a la frontera sur de Irak en algo m¨¢s de una hora. Se la conoce como la carretera de la muerte. El apodo se lo gan¨® cuando en la pasada guerra del Golfo en 1991 quedaron atrapadas en ella y a merced de los bombardeos norteamericanos las fuerzas iraqu¨ªes que hu¨ªan de Kuwait derrotadas tras la invasi¨®n de su vecino del sur. Quien ahora circula por esa carretera es el Ej¨¦rcito m¨¢s poderoso del mundo, que la contempla como la promesa en v¨ªa recta que conduce a Bagdad, la capital iraqu¨ª, a s¨®lo unos pocos cientos de kil¨®metros de distancia de la frontera norte de Kuwait.
El Pent¨¢gono ha confirmado que ya son m¨¢s de 150.000 las tropas que est¨¢n desplegadas en el Golfo ante una eventual guerra contra Irak. Setenta mil de esas tropas se encuentran estacionadas en el emirato de Kuwait. Convoyes de soldados y lanzaderas portando misiles Scuds son paisaje habitual en la carretera de la muerte. Mientras Naciones Unidas trata de averiguar si Sadam Husein posee armas de destrucci¨®n masiva y la diplomacia prosigue su camino, los norteamericanos se preparan para el combate. Es la mayor puesta en escena militar desde la Operaci¨®n Tormenta del Desierto que liber¨® Kuwait en 1991.
Desesperado por lograr su seguridad y cercano a la estrategia estadounidense para cambiar el r¨¦gimen de Bagdad, Kuwait ha entregado la tercera parte de su territorio nacional al Ej¨¦rcito de EE UU y espera concluir esta semana el sellado de toda la parte norte del pa¨ªs, seg¨²n confirm¨® ayer un portavoz del Ministerio de Defensa kuwait¨ª. "Continuamos el proceso y lo acabaremos esta semana", asegur¨®. A principios de mes, las autoridades kuwait¨ªes anunciaron que convertir¨ªan toda la regi¨®n norte del pa¨ªs en "zona militar de exclusi¨®n" el d¨ªa 15 de febrero para proteger a los miles de soldados norteamericanos que se entrenan en el desierto de Kuwait ante una m¨¢s que probable guerra contra Sadam Husein.
El 15 de febrero pas¨® y ahora el Gobierno de Kuwait ha decidido extender el plazo para permitir que los granjeros y los hombres de negocios con intereses en la regi¨®n puedan preparar su salida de forma ordenada, ya que muchos de ellos se encontraban en la peregrinaci¨®n anual a La Meca cuando expir¨® la fecha l¨ªmite. Las cabras y las peque?as plantaciones que luchan por sobrevivir en el desierto dejar¨¢n por un tiempo de convivir con las tropas de George W. Bush.
A lo largo de la carretera que conduce a la frontera con Irak son seis los campamentos norteamericanos que han sido levantados convirtiendo al ¨ªnfimo emirato en un acantonamiento de EE UU. Mientras la casi totalidad de los pa¨ªses ¨¢rabes queman banderas estadounidenses y gritan consignas contra la guerra, los kuwait¨ªes tienen sentimientos muy diferentes hacia el amigo americano. S¨®lo un pensamiento nubla su amistad y entonces la desconfianza se hace patente hacia el actual presidente Bush: "Que esta vez Bush hijo s¨ª acabe con Sadam y no deje el trabajo sin terminar como hizo su padre", resume Shafeeq Ghabra, director del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos de la Universidad de Kuwait.
A pesar de que tanto autoridades como ciudadanos de este peque?o Estado petrol¨ªfero del Golfo aseguran preferir que la ca¨ªda de Sadam se lleve a cabo sin derramar una sola gota de sangre, en privado el mensaje es otro. Un mensaje claro y rotundo: "Golpear a Sadam fuerte. Y cuanto antes mejor". "Le hemos ofrecido todo a EE UU", informa Abdul¨¢ Bishara, ex secretario general del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo y en la actualidad consejero del ministro de Asuntos Exteriores. "Hemos entregado a Washington nuestro cielo, nuestra tierra, nuestros puertos. Lo ¨²nico que esperamos ahora de los americanos es que derroquen al dictador ", relata.
"En el pasado, hemos sufrido la bondad del antiguo presidente Bush y la indecisi¨®n de Bill Clinton", prosigue Bishara. "Pero ha llegado el momento de dejar de hablar y pasar a la acci¨®n", puntualiza el pol¨ªtico, no sin antes dar las "gracias" a los periodistas espa?oles que le entrevistan: "Espa?a es la voz de Kuwait en el Consejo de Seguridad".
Cualquier informaci¨®n que denote aplazar la guerra y retrasar la salida del dictador de Bagdad pone nerviosos a los kuwait¨ªes. Desde la invasi¨®n de Kuwait por parte de Irak en 1990, los ciudadanos de este pa¨ªs, del tama?o de Cuenca y con menos de 2.200.000 de habitantes -de los que s¨®lo 800.000 tienen nacionalidad kuwait¨ª-, viven con el temor siempre presente a un nuevo ataque del vecino del Norte. "Como nosotros, los iraqu¨ªes recibir¨¢n con flores a los americanos", asegura Talal, quien ya vivi¨® la primera guerra del Golfo y que ahora se prepara para "la definitiva liberaci¨®n".
Aunque tambi¨¦n teme la reacci¨®n de los musulmanes del resto del mundo contra ellos. "Es Kuwait, no Irak, quien est¨¢ aislado dentro del mundo ¨¢rabe", explica. Desde el mostrador de su tienda de peri¨®dicos, Talal lo deja claro: "A cualquier precio, pactar¨ªamos hasta con el diablo por deshacernos de Sadam".
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