Doble escala
Zancadilla al sindicalismo innovador es el t¨ªtulo de un importante art¨ªculo que el profesor Ant¨®n Costas ha publicado en este diario (17-2-2003) en torno al asunto de las dobles escalas salariales. El autor se muestra contrario a la reciente sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Catalu?a que anula la doble escala salarial en la empresa multinacional Nissan. En beneficio de su tesis, el catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Barcelona se apoya en estos argumentos: a) la autonom¨ªa de las partes contractuales, b) la "mejora paretiana" y c) la renovaci¨®n del sindicalismo. Las l¨ªneas que siguen a continuaci¨®n plantear¨¢n una tesis radicalmente distinta. Pero, en principio, me interesa dejar claro que Ant¨®n Costas ha desaprovechado una oportunidad de oro para argumentar (m¨¢s y mejor) en torno a la defensa de la autonom¨ªa contractual de los sujetos que intervienen en la negociaci¨®n, que esboza de manera casi protocolaria.
En realidad, su cr¨ªtica a la sentencia del TSJC tiene m¨¢s referencias a la literatura jur¨ªdica de otras sedes judiciales que a la autonom¨ªa de los sujetos sociales y econ¨®micos. En cualquier caso, no estar¨ªa de m¨¢s recordar que dicha autonom¨ªa tiene los l¨ªmites que configura el derecho laboral y que ¨¦ste plantea una doctrina diferenciada en funci¨®n de situaciones concretas, es decir, no son comparables entre s¨ª las coyunturas que han motivado las sentencias del Tribunal Constitucional ni ¨¦stas con la reciente del TSJC.
No creo, por otra parte, que la doble escala salarial de Nissan (ni las que se han producido anteriormente) tenga una apropiada relaci¨®n con la eficiencia paretiana. Y comoquiera que el profesor Costas trae a colaci¨®n la tesis de Vilfredo Pareto, los sindicalistas no deber¨ªan dejarse deslumbrar por la cita de autoridades. En todo caso, aprovecho la ocasi¨®n para sugerir una lectura m¨¢s renovada: el pescoz¨®n que Amartya Sen le da al maestro italiano de principios del siglo XX. El profesor Sen (Sobre ¨¦tica y econom¨ªa), hablando del "¨®ptimo de Pareto", dice: un estado puede ser un ¨®ptimo de Pareto con algunas personas en la m¨¢s grande de las miserias y con otras en el mayor de los lujos, en tanto que no se pueda mejorar la situaci¨®n de los pobres sin reducir el lujo de los ricos; la optimalidad de Pareto como "el esp¨ªritu de C¨¦sar viene caliente del infierno". As¨ª pues, dejemos las cosas de la manera siguiente: lo que algunos han llamado el teorema de Pareto es, solamente, un constructo, no un dogma. Otra aclaraci¨®n: Amartya Sen no es un peligroso distribuidor de octavillas sindicales, sino el premio Nobel de Econom¨ªa de 1998. Y m¨¢s todav¨ªa: no alcanzo a ver las razones que llevar¨ªan a los sindicalistas paretianos a ser innovadores y a los amartyanos unos exponentes del pleistoceno. Ni lo uno ni lo otro.
Un servidor ve las cosas de otra manera: la doble escala salarial es objetivamente un intento de desagregar la unidad contractual de contenidos. Es, sobre todo, una puerta abierta a la tercera escala salarial, y ¨¦sta es un portillo que dar¨ªa pie a la cuarta escala salarial, y sucesivamente hasta la en¨¦sima escala salarial. Lo que llevar¨ªa a un conjunto asalariado deshilachado, por una parte, y por otra, a considerar que s¨®lo (y solamente) la eficiencia de la empresa se basa en la cuesti¨®n salarial: ¨¦stas son algunas de las razones de mi enemistad hacia la doble escala salarial. Por eso, cuando algunos cofrades me hablaban de dicha historia argumentando las dificultades econ¨®micas de la empresa, yo contestaba: as¨ª las cosas, prefiero la subindizaci¨®n salarial para todos por un tiempo limitado, porque de esa manera es m¨¢s f¨¢cil reunificar posteriormente al conjunto asalariado. Lo que es, sin duda, una opci¨®n dolorosa, pero potencialmente m¨¢s eficaz para reagrupar despu¨¦s a la gente y m¨¢s ¨²til a la empresa que tiene problemas econ¨®micos coyunturales.
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