Enga?o y soledad

Primero Aznar present¨® la resoluci¨®n de la UE sobre Irak como la base del consenso espa?ol y obtuvo as¨ª el apoyo de CiU y el aparente aislamiento del PSOE respecto al consenso europeo. Luego se traslad¨® al rancho de Crawford para impulsar personalmente, con Bush y con Blair, la resoluci¨®n para la guerra. Y finalmente ayer, en el mismo momento en que Blair peleaba por sus ideas en el Parlamento de Westminster, mand¨® a su ministra de Exteriores, Ana Palacio, para que se quemara cubriendo el enga?o ante la Comisi¨®n de Exteriores del Congreso.

Aznar, en conferencia de prensa, asegur¨® que ayer ("a d¨ªa de hoy"), Espa?a no hab¨ªa asumido ning¨²n compromiso militar ni participa en ninguna coalici¨®n para la guerra. ?Y hoy o ma?ana? ?Cu¨¢ndo se descubrir¨¢ este nuevo enga?o? ?Tambi¨¦n mandar¨¢ a la ministra de Exteriores para cubrirle las espaldas ante el Parlamento? El Gobierno parece tener las decisiones tomadas y los compromisos con Washington muy bien asumidos, y los va a hacer expl¨ªcitos a medida que el calendario lo requiera. Aprovecha as¨ª el vac¨ªo legal -que Aznar se comprometi¨® a llenar en 1999 tras la guerra de Kosovo- sobre la falta de definici¨®n del papel de las Cortes a la hora de pronunciarse sobre la participaci¨®n de unidades, territorio o instalaciones espa?oles en operaciones militares internacionales.

La Constituci¨®n exige la "previa autorizaci¨®n de las Cortes Generales" para declarar la guerra y hacer la paz. Pero, dado que ya no se declaran las guerras, la salud democr¨¢tica exige una regulaci¨®n formal que d¨¦ a las Cortes el derecho de autorizaci¨®n, al igual que en otros pa¨ªses, como Alemania. Y que, como m¨ªnimo, desde ahora, el Gobierno comunique al Congreso toda decisi¨®n que implique este tipo de participaci¨®n para buscar una autorizaci¨®n pol¨ªtica. Lo contrario de lo que ha venido haciendo ante los representantes de los ciudadanos, a los que somete a meras sesiones de mareo de la perdiz, como fue ayer el caso.

Ana Palacio, y con ella el Gobierno, no s¨®lo se ha vuelto a quedar sola en el Parlamento en una cuesti¨®n de guerra y paz, sino que no consigui¨® convencer a nadie. Cal¨® con fuerza la cr¨ªtica de la oposici¨®n -especialmente la escueta, mordaz y con sentido del Estado del portavoz socialista, Manuel Mar¨ªn- de que el Gobierno, en aras de la sumisi¨®n a Bush y "las fantas¨ªas", ha destrozado la pol¨ªtica exterior espa?ola en terrenos prioritarios como la integraci¨®n europea, Iberoam¨¦rica o el mundo ¨¢rabe.

El Gobierno de Aznar est¨¢ haciendo de mu?idor de la Administraci¨®n de Bush para conseguir la aprobaci¨®n de esa resoluci¨®n, que desde un punto de vista estrictamente jur¨ªdico ni siquiera legaliza -no ya legitima- autom¨¢ticamente el uso de la fuerza contra Irak. Sin debate alguno, se ha sumado a la interpretaci¨®n anglosajona de que la mera constataci¨®n de la violaci¨®n por Irak de la resoluci¨®n 1.441 lleva a suspender el alto el fuego decretado 12 a?os antes. Es de lamentar que una ministra con fama de fina jurista se haya sumado a esta descabellada manera de razonar.

El Gobierno habla de paz, pero nada ha hecho en los ¨²ltimos meses en favor de una soluci¨®n pac¨ªfica. En este asunto de extrema gravedad, tal como dijo ayer Mar¨ªn, el Gobierno "juega con los dados marcados".