"El escritor tiene que escribir para explicarse a s¨ª mismo"
Imma Mons¨® (Lleida, 1959) cree que "una narraci¨®n no se planifica" y que cuando un escritor empieza a pensar en los lectores "las cosas comienzan a estropearse". Con este planteamiento, la escritora ha conseguido dar forma a un mundo que los lectores y la cr¨ªtica reconocen por la minuciosidad de su descripci¨®n de los recovecos del pensamiento y los sentimientos y su enumeraci¨®n de las palabras con que las personas escogen, o no, verbalizarlos. Ahora acaba de publicar su libro "m¨¢s autobiogr¨¢fico", la compilaci¨®n de narraciones Millor que no m'ho expliquis (La Magrana).
En Millor que no m'ho expliquis Mons¨® trata de las relaciones de pareja, la amistad, la familia, la interpretaci¨®n de los recuerdos y la enfermedad. Como fondo, las dificultades por alcanzar una comprensi¨®n plena mediante la comunicaci¨®n oral: "Las conversaciones est¨¢n muy mediatizadas. Lo ideal ser¨ªa que si t¨² me preguntaras yo te respondiera con una novela. Reivindico la escritura porque si alg¨²n d¨ªa se acaba, habr¨¢ desaparecido la posibilidad de alcanzar una empat¨ªa total con los dem¨¢s, de acceder al interior del ser humano".
"Conseguir que del drama surja una chispa es lo m¨¢s reconfortante que hay"
La capacidad de convertir en verbo los pensamientos y de explicarse la propia vida con cierta distancia ir¨®nica tiene "valor terap¨¦utico", cree la autora de Tot un car¨¤cter. "Un escritor siempre tiene que escribir para explicarse a s¨ª mismo y pensando en s¨ª mismo. Y punto. Cuando empezamos a pensar en los otros, las cosas se estropean. S¨®lo cuando uno se explica las cosas puede llegar a los dem¨¢s".
Una mujer que quiere encontrar la contrase?a que le permitir¨¢ acceder en un ordenador a lo que su hombre ha escrito sobre ella. Una anciana que utiliza el tel¨¦fono y a amigas m¨¢s j¨®venes para sentirse viva mediante la palabra. Un hombre obsesionado con la estabilidad que no soporta que su esposa le d¨¦ ni la m¨¢s m¨ªnima sorpresa. Una mujer que encuentra una inesperada alegr¨ªa en los encuentros que siguen a la muerte de algunos de sus familiares. Un regreso a la ciudad de la infancia, calificada entonces como Ofec (Ahogo) y redescubierta, con los a?os, como el lugar donde sucedi¨® todo. Y un proceso de relativizaci¨®n del peso de una enfermedad como el c¨¢ncer. Son los temas que aparecen en los relatos de Mons¨®; los dos ¨²ltimos, Els ignorants y Millor que no m'ho expliquis, especialmente cercanos a su propia experiencia, seg¨²n reconoce la escritora.
En este punto, la distancia ir¨®nica se hace m¨¢s patente. "Siempre he tratado temas dram¨¢ticos con un humor que muchos han entendido y que otros han calificado de frialdad. Creo que el humor se puede aplicar a los asuntos m¨¢s terribles; siempre y cuando sean cuestiones personales y no tragedias ni guerras", afirma. La sensaci¨®n final es de optimismo.
Aunque uno de los miembros de la pareja protagonista del ¨²ltimo cuento, el que lleva el t¨ªtulo de la compilaci¨®n, es de aquellos que no quieren ni o¨ªr hablar de una enfermedad que puede ser letal, la comunicaci¨®n entre ambos es "¨®ptima". "Siempre tem¨ª que sucediera, y el a?o pasado mi marido pas¨® por una experiencia similar. Cuando esto sucede, generas armas para enfrentarte a ello. Y no s¨®lo lo hacen las personas fuertes, sino mucha gente, que habla de la enfermedad con optimismo y genera una fuerza inesperada. Escribir ese cuento fue un reto, pero me lo pas¨¦ muy bien. El humor tiene que surgir de enfrentarse con la realidad, no de la huida, que es otra forma de humor. Y conseguir que del drama surja una chispa es lo m¨¢s reconfortante que hay", concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.