El odio
Quien gobierna odia. El poder es una adicci¨®n: satisface pero hace desear m¨¢s. Viejos cuentos: el avaro que cuenta sus monedas por la noche ir¨¢ al demonio. El voto es oro. Se nos ha contado la par¨¢bola de los camellos: el cielo debe estar lleno de camellos pasados por la aguja. El pobre se alimenta mal de moralejas; est¨¢ empezando a temer que no hay cielo. A veces se alimenta del odio que le arroja quien gobierna y recibe una soldada. Los jen¨ªzaros estaban bien pagados en Turqu¨ªa; lo estar¨¢n tambi¨¦n con la lluvia de d¨®lares que les paga el Gran Jefe. ?Somos jen¨ªzaros nosotros? ?Y nuestro dinero? No s¨¦ si la distribuci¨®n del odio la hacemos bien. No s¨¦ si Aznar ha conseguido inyect¨¢rselo al Papa; si Wojtyla es creyente quiz¨¢ lo rechace estando a las puertas de la muerte. Lo tuvo contra los rusos, como todos los polacos, y contra los comunistas: hizo hijo suyo a Valesa, al sindicato cat¨®lico Solidaridad, y a ese hijo le dieron el Premio Nobel de la Paz, y ahora predica la guerra. Curiosos personajes. El mismo Inocencio ("Chencho") Arias, embajador de Espa?a en la ONU, se deja arrebatar: es, probablemente, el diplom¨¢tico europeo con m¨¢s odio (la Palacios es s¨®lo embarullada y torpe), m¨¢s favorable a la guerra. Y era sonriente, chistoso, atenuado.
No lo he visto en las manifestaciones por la paz. Me parecieron llenas, claro, de paz: y las alusiones a personas de aqu¨ª, como Aznar o Fraga, eran m¨¢s bien c¨®micas. He visto en el mundo manifestaciones capaces de linchar: ¨¦stas eran capaces de bromear. Y de quitar votos. Es decir, oro. "David contaba sus reba?os y les entraba la peste", o¨ªa yo de ni?o, jugando al p¨®quer con las personas mayores; Francisco Camba, Ruiz Alb¨¦niz (el abuelo de Gallard¨®n) y otras que hab¨ªan perdido su gran nombre al tiempo que su Rep¨²blica: como yo, o los m¨ªos. Me pregunto si esa percepci¨®n del odio en los rostros, en la manera de pronunciar las palabras, en los t¨¦rminos que se eligen, lo aprend¨ª entonces, y por eso se lo atribuyo a la derecha de siempre. Otros lo ver¨¢n en la izquierda, donde claro que lo hab¨ªa. De otra clase. Suelo decir que el crimen del esclavo es distinto del crimen del amo. Cuesti¨®n de atenuantes o hasta de eximentes, que dir¨ªa un juez (de izquierdas: pero los van quitando de en medio).
( Soldada: aparte del significado econ¨®mico como sueldo, soldada, ?hay ya femenino para las que sientan plaza, o hay que decir "mujer soldado"? ?Militara? Es s¨®lo esposa, hija o viuda de militar. Jen¨ªzaro: soldado mercenario mestizo de turco y cristiano.)
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