Hank Ballard, el creador del 'twist'
Hank Ballard, hist¨®rico cantante y compositor de rhythm and blues, falleci¨® el pasado domingo en su casa de Los ?ngeles, v¨ªctima de un c¨¢ncer de garganta.
Ballard sigui¨® la ruta cl¨¢sica de todos los cantantes afroamericanos. Tras debutar en la iglesia, pas¨® a la m¨²sica profana, una razonable alternativa laboral al puesto en la cadena de montaje de la Ford que ocup¨® varios a?os.
Tras participar en diferentes grupos vocales, entr¨® en 1953 en The Royals, que pronto se convertir¨ªan en The Midnighters (Los de la Media Noche) para hacer honor al repertorio de Ballard. Su especialidad eran las canciones picantes y una de ellas, Work with me Annie, fue el gran ¨¦xito en el mercado del gueto durante 1954, a pesar de que muchas emisoras prefirieron no radiarla.
Una vez hallada la f¨®rmula, Ballard desarroll¨® las andanzas de la tal Annie en varias canciones de similar estructura, teniendo incluso alguna respuesta femenina, como Roll with me, Henry, de Etta James.
En aquellos tiempos y en aquella zona del negocio discogr¨¢fico no se exig¨ªa que la m¨²sica popular tuviera una concepci¨®n inmaculada: se copiaba, se adaptaba, se transformaba todo lo que estaba en el aire. De hecho, la m¨¢s conocida de las composiciones de Ballard tiene antecedentes que explican el proceso creativo del rhythm and blues y su hermanito menor, el rock and roll.
The twist deriva de Is your love for real?, un tema anterior de los Midnighters inspirado en un ¨¦xito del popularisimo Clyde McPhatter, What'cha gonna do?, a su vez tomado de una pieza gospel del mismo t¨ªtulo. Aparentemente, Ballard uni¨® esa melod¨ªa a una letra procedente de una invitaci¨®n a bailar t¨ªtulada Let's do the twist, escrita m¨¢s o menos de tapadillo por un cantante religioso, Brother Wallace.
Tales ensamblajes eran habituales y nadie protest¨® cuando Ballard y los Midnighters editaron The twist en 1959. Era la cara B de un disco que ten¨ªa como n¨²mero estrella una balada, Teardrops in your letter.
The twist adquiri¨® cierta reputaci¨®n y algunos j¨®venes negros siguieron sus versos para desarrollar un baile rico en contorsiones y carnalidad. Dick Clark, presentador de un programa de televisi¨®n especializado en nuevos ritmos, advirti¨® su potencial y sugiri¨® que se regrabara, aprovechando el talento de un joven cantante negro, Chubby Checker, que "casualmente" estaba bajo contrato con Cameo, compa?¨ªa que "cuidaba" especialmente bien a Clark.
Gracias al nada desinteresado apoyo de Dick Clark, Checker fue el gran beneficiario de una moda que desentumeci¨® los m¨²sculos de todas las clases sociales de medio planeta.
Por su parte, Ballard nunca mostr¨® resentimiento ante la jugada. Desarroll¨® una modesta carrera de llenapistas con abundantes discos de baile y, ya en los sesenta, se incorpor¨® a la troupe de otro rey del movimiento, el gran James Brown.
Se retir¨® en los a?os setenta, pero, cuando su labor fue reconocida por los historiadores de la m¨²sica negra, form¨® unos nuevos Midnighters y volvi¨® a la carretera.
Edit¨® discos en los noventa, sin perder su olfato para la novedad: se intern¨® en el territorio del reggae y hasta bendijo la aparici¨®n del rap, comentando jovialmente que las canciones que a ¨¦l le dieron mala fama eran rimas infantiles comparadas con la crudeza verbal de las actuales formas de expresi¨®n.
Tras su muerte, una peque?a sorpresa: Anna L. Ayala, la amiga que se ocupaba de ¨¦l, revel¨® que Ballard, de verdadero nombre John Henry Kendricks, no hab¨ªa nacido en 1936, como se afirmaba en todas sus biograf¨ªas: natural de Detroit, hab¨ªa llegado al mundo en 1927. Coqueter¨ªa de estrella: hasta el ¨²ltimo momento se quit¨® a?os.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.