Traidores en Irak, ilegales en Jordania
Cientos de miles de refugiados iraqu¨ªes sufren el acoso de la polic¨ªa jordana y de los servicios secretos de Bagdad
Los refugiados iraqu¨ªes en Jordania viven momentos amargos. Atemorizados por los servicios secretos de Bagdad y perseguidos por la polic¨ªa de Amm¨¢n, se ven obligados a permanecer en la semiclandestinidad de los suburbios, con sus esperanzas puestas en cualquier pa¨ªs occidental que quiera acogerlos. Su situaci¨®n pasa inadvertida para las organizaciones de derechos humanos, mucho m¨¢s preocupadas por la segunda guerra del Golfo y la oleada de desplazados que se avecina.
"Llegamos hace un a?o y medio. Viv¨ªamos en el barrio de Dora en Bagdad. Mi esposo era militar. Decidimos salir de Irak porque todos se estaban yendo y nos est¨¢bamos quedando solos. ?l ha logrado asilo en Suecia, donde trabaja en la construcci¨®n. Yo me he quedado con los dos ni?os, de 14 y 12 a?os. Ahora nos toca esperar", explica Zamira, de 40 a?os, en la semipenumbra de una casa de Amm¨¢n, mientras mira de reojo por la ventana la calle vac¨ªa, como si temiera en cualquier momento la llegada de la polic¨ªa jordana o de los agentes iraqu¨ªes.
"Proliferan las mafias: por 8.000 d¨®lares te tramitan un visado a un pa¨ªs occidental"
La documentaci¨®n de Zamira y la de sus dos hijos hace tiempo que ha caducado. Cuando llegaron a Jordania recibieron de la polic¨ªa, como todos, un primer permiso de residencia por tres meses, que pudieron prolongar otros tres meses m¨¢s. Ahora son ilegales y sin ning¨²n derecho. Los ni?os no pueden ir a la escuela. No tienen derecho a la asistencia sanitaria p¨²blica, pero lo m¨¢s grave es que ella no puede trabajar. El riesgo es demasiado grande. La Polic¨ªa Laboral patrulla constantemente, sobre todo por las grandes obras de la construcci¨®n. En cuanto los descubren, son inmediatamente devueltos a Irak.
"La ¨²nica estrategia v¨¢lida es esperar pacientemente, en silencio, sin hacer ruido ni llamar la atenci¨®n de la polic¨ªa. Mientras, vivimos de lo que nos llega de afuera, de lo que nos env¨ªa mi marido", dice angustiada Zamira, que reconoce que en los ¨²ltimos meses la situaci¨®n asistencial ha mejorado. C¨¢ritas ha organizado una escuela para los hijos de los iraqu¨ªes. S¨®lo dos d¨ªas por semana, martes y jueves. Se les ense?a lo b¨¢sico. El resto deben aprenderlo en casa.
Zamira no es un caso aislado. Nadie sabe cu¨¢ntos son. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) especula que en Jordania viven de 300.000 a 400.000 refugiados iraqu¨ªes. La mayor parte son indocumentados. Parte de ellos lleg¨® al reino hachemita hace diez a?os, durante la guerra del Golfo, pero la mayor¨ªa lo hicieron despu¨¦s, tras la revuelta shi¨ª del sur de Irak o la sublevaci¨®n del Kurdist¨¢n en el norte. Todo esto sin contar el goteo constante de nuevos reci¨¦n llegados, que huyen por la puerta entreabierta de la frontera de Al Karame.
Jordania no ha suscrito la Convenci¨®n de Refugiados de 1951 y, por tanto, no est¨¢ obligada a dar asilo a los refugiados. Como mucho, el pa¨ªs sirve de refugio moment¨¢neo, mientras el ACNUR decide si le corresponde el estatus de refugiado, lo que permitir¨ªa su reasentamiento en un tercer pa¨ªs. Los tr¨¢mites burocr¨¢ticos son interminables y estrictos. La agencia humanitaria s¨®lo tiene reconocidos oficialmente como refugiados a unos 1.200 iraqu¨ªes.
"Los ¨²nicos que logran salir de esta trampa son los que tienen dinero o influencias. En esta situaci¨®n proliferan las mafias; por 8.000 d¨®lares, te tramitan un visado a un pa¨ªs occidental", explica el reverendo Raymod Moussalli, vicario del Patriarcado Caldeo, la iglesia cristiana mayoritaria en Irak, que ha decidido potenciar sus cuatro parroquias en Jordania para asistir a casi 10.000 feligreses refugiados. Pero esta labor asistencial es a¨²n muy limitada. En este mundo s¨®rdido, s¨®lo hay una palabra m¨¢gica: ikame. Traducido del ¨¢rabe, es el permiso de residencia, algo que los jordanos no est¨¢n dispuestos a otorgar f¨¢cilmente, no en vano arrastran desde hace a?os la carga insoportable de cerca de dos millones de palestinos.
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