Decimos No a la Guerra
El mundo sigue pendiente de las noticias que se van sucediendo en torno a la crisis internacional entre los Estados Unidos, con el apoyo indiscutible de los gobiernos brit¨¢nico y espa?ol, con Irak. Pero el sentimiento de repulsa a esta guerra sigue creciendo. El por qu¨¦ del rechazo mayoritario por parte de la sociedad, corroborado con unas multitudinarias manifestaciones el pasado 15 de febrero, de entre las cuales cabe destacar la de Barcelona con m¨¢s de un mill¨®n trescientas mil personas, se debe a la falta de motivos claros que pudieran justificar esta guerra. Para empezar no podemos confundir la situaci¨®n que propici¨® la guerra del Golfo con la crisis actual. Aquel ataque, con el apoyo incondicional de toda Europa y de muchos pa¨ªses ¨¢rabes, respond¨ªa a la voluntad de restablecer el orden internacional despu¨¦s de la invasi¨®n de Sadam Hussein en Kuwait. En aquel momento el mundo entendi¨® que se deb¨ªa liberar Kuwait de la invasi¨®n iraqu¨ª dirigida, nunca se debe olvidar, por un dictador que ha infringido constantemente los derechos humanos.
Ahora los Estados Unidos, con el pretexto de la lucha internacional contra el terrorismo, quiere iniciar esta guerra alegando que el r¨¦gimen iraqu¨ª tiene armas de destrucci¨®n masiva, pero ni norteamericanos ni brit¨¢nicos han podido aportar pruebas manifiestas a tal acusaci¨®n. As¨ª el informe que presentaron los inspectores de la ONU, Hans Blix y Mohamed El Baradei, se limit¨® a reclamar mas tiempo sin aportar pruebas concluyentes de posesi¨®n de estas armas por parte de Hussein. Resulta incongruente ver la posici¨®n de los Estados Unidos, cuando fueron ellos mismos los que armaron al gobierno de Hussein con equipos militares y materiales radioactivos en contra de la guerra con Ir¨¢n. Tambi¨¦n resulta, incoherente la postura de la administraci¨®n Bush respecto a otros pa¨ªses que poseen armas de destrucci¨®n masiva (Israel, Pakist¨¢n?) donde algunos, como Corea del Norte, mantienen posturas desafiantes sin que Bush haya respondido en los mismos t¨¦rminos. Nuestra postura es muy clara, las armas de destrucci¨®n masiva tienen que ser eliminadas en todas la partes del mundo, ?en todas!
La actitud de querer dar motivos a una guerra sin dar muchas opciones a buscar otras soluciones m¨¢s pac¨ªficas ha marcado algunas divisiones peligrosas. Por un lado el mundo ¨¢rabe. La posici¨®n de la mayor¨ªa de pa¨ªses ¨¢rabes difiere de la posici¨®n de hace 10 a?os. No se debe olvidar la percepci¨®n hacia occidente, una percepci¨®n recelosa por la ostentaci¨®n frente a situaciones de miseria indefinida, sin olvidar la dram¨¢tica situaci¨®n del pueblo de Palestina, ocupado y asfixiado por el Gobierno de Ariel Sharon. A esas divisiones cabe sumar la fractura vivida en el seno de Europa, por un lado Gran Breta?a, Estado Espa?ol e Italia al lado de Bush, ante Francia, Alemania y Holanda al lado de buscar soluciones desde la perspectiva de la paz.
Mientras tanto debemos ser conscientes y nos debe preocupar el n¨²mero de v¨ªctimas que se han generado desde hace 12 a?os en Irak. Desde que concluy¨® la guerra del Golfo, la poblaci¨®n iraqu¨ª, sobre todo los ni?os, son los que han sufrido m¨¢s de cerca los efectos de una guerra y la posterior situaci¨®n de embargo.
Pero a pesar de la multitudinarias manifestaciones, la disposici¨®n de Bush, Aznar y Blair a la guerra parece ser firme. Se habla de una segunda resoluci¨®n, que dif¨ªcilmente pudiera contar con el apoyo unitario. La ONU tambi¨¦n se juega un prestigio internacional, aunque parece ser que Bush puede optar por la v¨ªa directa sin refrendar ninguna otra resoluci¨®n. Los Estados Unidos tienen las armas en territorio a punto de disparar mientras la mayor parte de la poblaci¨®n mundial, al igual que nosotros, sigue sin entender el por qu¨¦ de tal absurdidad, y sigue exigiendo como nunca, la paz.
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