El GPS da el sentido de orientaci¨®n a dos personas con agnosia visual
Una chica de Cuenca y otra de Murcia pasean gracias a la navegaci¨®n por sat¨¦lite
Esther Chumillas necesitaba una br¨²jula. Algo m¨¢s que eso, necesitaba una forma de no perderse por Cuenca, donde vive y donde naci¨® hace 19 a?os. Esther sufre agnosia visual, una rara enfermedad que le impide procesar lo que ve. No es ciega, puede caminar sola, aunque no sabe por d¨®nde lo hace. Tras seis a?os sin poder pasear sin compa?¨ªa, por miedo a perderse, Esther sabe que no hay mejor br¨²jula que un GPS.
Desde enero tiene un sistema de navegaci¨®n por sat¨¦lite que le indica por d¨®nde anda. A¨²n tiene que perfeccionar la relaci¨®n con la vocecita met¨¢lica que gu¨ªa sus pasos, pero el avance, dice, es evidente.
Rosario Villaescusa, de Murcia, padece una agnosia parecida y se beneficia del mismo sistema desde hace dos semanas. Tiene 45 a?os y es profesora de ingl¨¦s en un instituto.
Lo de Esther es dif¨ªcil de comprender. Ella ve, s¨ª. Puede subir y bajar unas escaleras y evitar un coche, s¨ª. Pero no puede definir ni recordar nada de lo que ve. Es as¨ª porque una meningitis v¨ªrica mal tratada le afect¨® el l¨®bulo occipital del cerebro, responsable de la visi¨®n. La agnosia de Rosario es consecuencia de la extirpaci¨®n de un tumor cerebral.
La informaci¨®n que recoge el ojo se pierde por el camino, no se procesa correctamente, es la agnosia visual. Rosario ve formas ("todos los ¨¢rboles me parecen iguales") y ha perdido la capacidad de orientaci¨®n en el espacio y en el tiempo ("he tenido que estudiar que los d¨ªas tienen nombre").
Guiadas por voz
Esther y Rosario pueden leer y escribir con dificultad, porque la lectura y la escritura tienen un sustrato neuronal distinto. Esther explica que eso le permite cierta autonom¨ªa: "S¨¦ que es mi calle porque lo leo en la placa, s¨¦ que es un coche porque leo la matr¨ªcula y adem¨¢s puedo navegar por Internet". Pero no pueden orientarse.
Miguel ?ngel Garc¨ªa, responsable de soluciones m¨®viles de la empresa Crambo, les ha conseguido a Esther y a Rosario un GPS como el de los coches, pero port¨¢til y que indica por voz la mejor ruta. Cuesta unos 1.200 euros, aunque la empresa se los ha prestado hasta que solucionen el papeleo con Seguridad Social.
El sistema a¨²n tiene sus pegas, porque est¨¢ pensado para automovilistas, y no para peatones: "Me dice que tengo que girar 100 metros antes de una curva", dice Esther; "adem¨¢s, marca la ruta entre dos puntos, pero respetando las direcciones de tr¨¢fico de las calles". Con todo, tiene m¨¢s ventajas que inconvenientes: "Ya no me preocupa perderme, porque le pregunto y me dice d¨®nde estoy y puedo llamar a mi casa". Garc¨ªa explica que est¨¢n intentado adaptar el software para que avise m¨¢s tarde de la necesidad de girar. "Vamos poco a poco, pero si conseguimos ahora solucionar parte del problema, eso que hemos ganado".
Rosario no se maneja tan bien. "Con el GPS me llevo regular, pero s¨®lo llevo 15 d¨ªas y soy una persona que aprendi¨® a cerrar un bote de rosca, un invento maravilloso, por cierto, hace un a?o. Me maravilla que un aparato a 400 kil¨®metros de la Tierra me deje en la puerta de casa, cuando yo me desoriento en mi propio jard¨ªn".
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