John Edwards, heredero de Bacon

Al morir en Madrid, en 1992, Francis Bacon dej¨® su fortuna a John Edwards, un londinense que apenas sab¨ªa leer ni escribir y a quien el pintor irland¨¦s consider¨® su "¨²nico genuino amigo". La herencia consist¨ªa en inmuebles, incluido el estudio del barrio de South Kensington, dinero en met¨¢lico y un n¨²mero indefinido de cuadros, con un valor global estimado en 11 millones de libras (cerca de 16 millones de euros).

Ambos se conocieron en 1976, en un garito del Soho, Colony Room, que Bacon sol¨ªa frecuentar. Treinta a?os de edad les separaban, y un abismo social se abr¨ªa entre medio, pero la amistad se sell¨® inmediatamente. Edwards se convirti¨® en musa, protector y compa?ero del pintor. Su rostro y cuerpo atl¨¦tico quedaron distorsionados en m¨¢s de una veintena de lienzos por la energ¨¦tica brocha del m¨¢s grande retratista europeo del XX.

Al desaparecer su amigo, Edwards don¨® el estudio a la galer¨ªa municipal de Dubl¨ªn, The Hugh Lane, donde actualmente se exhibe con todo el desorden y caos original.

El resto de la herencia pas¨® por un tortuoso calvario legal. Por orden judicial de 1998, Valerie Beston, de la Galer¨ªa Marlborough, representante de Bacon durante d¨¦cadas, fue sustituida como testamentaria por Brian Clarke, amigo del pintor y de su heredero. Una segunda acci¨®n legal, que se resolvi¨® en privado en v¨ªsperas del juicio, se sald¨® con la retirada de la galer¨ªa de todos los asuntos relacionados con el pintor.

El porvenir de su herencia vuelve una vez m¨¢s a cuestionarse. Edwards, que sufr¨ªa c¨¢ncer, muri¨® el pasado mi¨¦rcoles 5 en su residencia de Tailandia. All¨ª se hab¨ªa mudado con su compa?ero sentimental huyendo, a mediados de los noventa, de la atenci¨®n que, dada su condici¨®n como ¨²nico heredero de Bacon, no pod¨ªa evitar en Londres.-