?En qu¨¦ trabajan las mujeres?
De un ocho de marzo a otro, a pesar de detectarse una mayor participaci¨®n de las mujeres en todos los niveles educativos e incluso en ramas profesionales, su incorporaci¨®n en el mercado de trabajo no es igualitaria, ni se ha visto acompa?ada de una diversificaci¨®n de los empleos. La segregaci¨®n y la marginaci¨®n de las mujeres en el interior de ciertos sectores econ¨®micos y de ciertas categor¨ªas profesionales persisten
En este sentido, las distribuciones de los hombres y las mujeres entre las ocupaciones de los distintos sectores de la econom¨ªa son muy diferentes. La mayor¨ªa de los empleos femeninos se concentran en un peque?o n¨²mero de oficios y sectores de actividad. Adem¨¢s, se comprueba una bipolarizaci¨®n del empleo femenino. Una minor¨ªa de mujeres ocupan empleos muy cualificados, mientras que una gran mayor¨ªa trabajan en empleos poco cualificados.
En efecto, seg¨²n la encuesta de poblaci¨®n activa (EPA) de 2002, m¨¢s del 76% de las mujeres trabajan en ocho ocupaciones (71% en 1987), entre las veintisiete categor¨ªas que distingue el INE. En concreto son las siguientes: comercio al por menor (16,2%), enfermer¨ªa (11,9%), ense?anza (11,2%), servicios a empresas (10,6%), administraci¨®n p¨²blica (7,7%), servicios dom¨¦sticos (7,7%), hosteler¨ªa (6,8%) y servicios personales (4,4%). Su participaci¨®n en cada uno de dichos subsectores constituye entre el 50% y el 90% del total de efectivos.
El fen¨®meno no parece cambiar con los flujos masivos de las mujeres al mercado de trabajo. Al contrario, es una de las paradojas del mercado de trabajo: los 2,3 millones de mujeres que, desde mediados de los a?os ochenta, se han incorporado como asalariadas no se han distribuido uniformemente entre las profesiones. Muy al contrario, han contribuido a incrementar los oficios y sectores de actividad que ya contaban con mayor presencia de la mujer.
De este modo, las citadas ocho categor¨ªas ocupacionales han concentrado el 82,4% de los empleos creados para las mujeres entre 1987 y 2002. Pero en la mayor¨ªa de los casos son tambi¨¦n las que presentan menos ventajas, tanto salariales como de cualificaci¨®n.
En definitiva, las mujeres contin¨²an ocupando mayoritariamente oficios que reproducen, en el universo profesional, las tareas que realizan en el hogar. Las mujeres son enfermeras, cuidadoras de personas mayores, enfermos y discapacitados, cuidadoras de guarder¨ªas, empleadas de hogar, etc. Tareas a menudo muy mal remuneradas por estar a la cola de la jerarqu¨ªa salarial, a veces porque requieren poca cualificaci¨®n, y porque son mujeres quienes la realizan. Parad¨®jicamente, la mujer est¨¢ fuertemente representada en ocupaciones que exigen una amplia disponibilidad de horario.
El an¨¢lisis de la encuesta del INE pone tambi¨¦n de relieve algunas cuestiones como: la rigidez al cambio, la persistencia de los datos y que hombres y mujeres a¨²n tienen asignadas diferentes ocupaciones en funci¨®n del g¨¦nero. Ello evidencia una divisi¨®n del trabajo entre ambos sexos y una fuerte concentraci¨®n del trabajo femenino. Fen¨®meno que se conoce por segregaci¨®n ocupacional, es decir, sectores y ocupaciones t¨ªpicas femeninas con unos pocos trabajos espec¨ªficos y proporciones muy altas de empleo femenino (el 76,4% trabajan en el 30% de los subsectores).
En consecuencia, se deduce que la segregaci¨®n ocupacional es uno de los factores fundamentales para explicar las diferencias salariales basadas en el g¨¦nero. Las remuneraciones de las mujeres son un 30% inferiores a la de los hombres. Pero esta desigualdad de rentas tiene como trasfondo otras discriminaciones: las mujeres tienen dif¨ªcil acceso a los puestos directivos (7%), son m¨¢s en el paro (60%), en el tiempo parcial (80%), y cuando trabajan tienen mayor tasa de temporalidad (34,5%, frente a 29,8% de los varones).
Por otra parte, la estructura ocupacional por sectores refleja que las mujeres se distribuyen mayoritariamente en el sector servicios con el 83%, industria y construcci¨®n el 15% y agricultura el 2%.
Adem¨¢s, por categor¨ªas socioprofesionales las mujeres desempe?an su actividad laboral en mayor medida en oficios de hosteler¨ªa, industria y dependientas de comercio (42%), trabajadoras no cualificadas (18%), empleadas administrativas (16%), y direcci¨®n de empresas y t¨¦cnicos (24%). A destacar que el n¨²mero de mujeres que ocupa puestos de responsabilidad en las empresas es m¨¢s bien escaso. S¨®lo un 7% accede a la direcci¨®n general de una empresa, pero hay que hacer constar que el 6% en empresas de menos de diez trabajadores y el 1% restante en empresas de m¨¢s de diez trabajadores.
Poco importa que las tasas de actividad femeninas sean muy elevadas o poco elevadas, ya que se constata el mismo fen¨®meno: la mayor¨ªa de los empleos femeninos se concentran en unos pocos sectores de actividad reagrupados en un peque?o n¨²mero de profesiones donde ya estaban las mujeres representadas. Adem¨¢s, las posibilidades de acceso a los puestos elevados de la organizaci¨®n administrativa son modestos para la mayor¨ªa de las mujeres.
Por todo lo expuesto, es necesario favorecer la igualdad de oportunidades a trav¨¦s de un conjunto de pol¨ªticas p¨²blicas, en particular en materia de reglamentaci¨®n de trabajo, empleo, educaci¨®n y pol¨ªtica familiar. Se trata de transformar el mundo del trabajo con el fin de permitir a todos los trabajadores y trabajadoras conciliar vida laboral y familiar, y modernizar las empresas para que desarrollen las competencias y los potenciales del conjunto de sus asalariados combinando una organizaci¨®n flexible del trabajo con una gesti¨®n concertada.
Vicente Castell¨® Rosell¨® es profesor en la Universidad Jaume I de Castell¨®n.
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