La vencida
Vuelve a sonar y esta vez con celeridad inminente, la amenaza de que se ampl¨ªe el puerto de X¨¤bia (Alicante) para uso deportivo. Primero se intent¨® la construcci¨®n de uno nuevo que provoc¨® la reacci¨®n airada de los ciudadanos. Y ahora se reconduce el proyecto hacia una soluci¨®n menos agresiva en su concepci¨®n, pero mucho m¨¢s complicada en su procedimiento. Ya es dudosa la escalada de la situaci¨®n actual, por la que, pr¨¢cticamente, una instalaci¨®n portuaria de titularidad p¨²blica -pertenece a la red portuaria administrada por la Generalitat Valenciana- se haya convertido pr¨¢cticamente -un 70%- en una concesi¨®n para su explotaci¨®n privada, por un Club que tiene socios, cuotas considerables e instalaciones exclusivas.
Hasta ah¨ª y si se ha respetado la legalidad, no hay nada que decir, siempre que el resto de los ciudadanos no sientan que sus derechos, como contribuyentes, resultan lesionados por el uso de un puerto construido y mantenido con el dinero de todos.
El problema se plantea con la ampliaci¨®n de las instalaciones actuales que afectar¨¢n, inexorablemente, al ya deteriorado ecosistema de la zona. La bah¨ªa de X¨¤bia ha visto sucumbir su fauna y su flora marinas en los ¨²ltimos veinticinco a?os. Por este motivo se declar¨® reserva marina los aleda?os del cabo de San Antonio, con exclusi¨®n absoluta de tr¨¢fico de embarcaciones y de actividad pesquera. Esta reserva se encuentra a cuatrocientos metros del puerto de X¨¤bia que ahora se pretende ampliar. No parece l¨®gico que este nuevo proyecto convenga aproximarlo a la zona protegida. Si la ampliaci¨®n del puerto para uso deportivo se quiere hacer desde la escollera pr¨®xima a la playa, de "grava", o se acabar¨¢ con ella o se convertir¨¢ en un espacio degradado.
La bah¨ªa de X¨¢bia, que es un bien ¨²nico y de dif¨ªcil recuperaci¨®n, se encuentra en una situaci¨®n cr¨ªtica. Construir un nuevo puerto en su ensenada era una barbaridad y la ampliaci¨®n que se pretende, contribuir¨¢ a deteriorar las condiciones de vida y el atractivo de este enclave que ya ha sufrido m¨²ltiples agresiones en los ¨²ltimos lustros. Es oportuno recordar que la inexistencia de un plan urban¨ªstico nacional y el incumplimiento sistem¨¢tico de las ordenanzas han perjudicado su paisaje y su habitabilidad, sin soluci¨®n posible. La proliferaci¨®n desmedida de edificaciones en bloque sin las necesarias infraestructuras y la adecuada dotaci¨®n de servicios pasar¨¢ factura tanto a su poblaci¨®n habitual como a la eventual. Nadie se ha de escapar.
En la Carta de Atenas que dirigi¨® Le Corbusier, ya se dec¨ªa en 1957 que "un ritmo furioso, unido a una desalentadora precariedad, desorganiza las condiciones de la vida al oponerse a la conformidad de las necesidades fundamentales". Y con respecto al espacio mediterr¨¢neo sus estudiosos nos recuerdan que solemos contemplar de ¨¦l ¨²nicamente su decorado, alianza del mar y el sol, el paisaje y la vegetaci¨®n, sin apreciar el esfuerzo y la dedicaci¨®n que ha sido preciso dedicar para que se nos muestre como una civilizaci¨®n y una cultura homog¨¦nea desde Gibraltar a Estambul. Por esta misma raz¨®n cuando alguien disminuye su atenci¨®n o desaf¨ªa a las leyes de la naturaleza, se deshace el fr¨¢gil equilibrio, que probablemente necesitar¨¢ siglos para volverse a construir.
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