Los psiquiatras afirman que la enfermera holandesa acusada de 13 asesinatos es consciente de sus actos

Lucy de Berk, la enfermera holandesa acusada del asesinato de 13 pacientes, entre ellos cuatro beb¨¦s, es plenamente consciente de sus actos y posee adem¨¢s un coeficiente intelectual por encima de la media. No responder¨ªa, por tanto, a la imagen del enfermo mental presentada por la fiscal¨ªa el pasado septiembre, cuando solicit¨® para ella cadena perpetua. A estas conclusiones ha llegado el Centro Pieter Baan, que efect¨²a ex¨¢menes psiqui¨¢tricos a instancias de los tribunales en los Pa¨ªses Bajos. Presentadas ayer, no cambiaron la postura de la acusaci¨®n, que reiter¨® su petici¨®n de cadena perpetua para la procesada. El fallo se har¨¢ p¨²blico dentro de dos semanas.

En octubre pasado y con el juicio visto para sentencia, los jueces exigieron una prueba pericial adicional para establecer la salud mental de Lucy de Berk. Era la primera vez que una persona era acusada de un asesinato en serie en Holanda y calificada, adem¨¢s, de "psic¨®pata obsesionada con la muerte", por los fiscales. La enfermera, que hab¨ªa trabajado en tres hospitales distintos de La Haya, admiti¨® haber sentido una "compulsi¨®n" al tratar a los enfermos. Ella no la atribuy¨® al deseo de matarlos, puesto que niega los cr¨ªmenes. Lo que necesitaba imperiosamente, dijo, era echarles las cartas del tarot para conocer su destino. Su abogado, Ton Visser, pidi¨® la absoluci¨®n por entender que las pruebas presentadas por la fiscal¨ªa eran circunstanciales.

Para la acusaci¨®n, el hecho de que nadie la viera poner fin a la vida de los enfermos, en su mayor¨ªa desahuciados o con malformaciones cong¨¦nitas, era l¨®gico. De Berk se desped¨ªa de los hospitales antes de levantar sospechas, pero un estudio se?al¨® que hab¨ªa demasiados fallecimientos en su turno. En cuanto a su personalidad, un experto del FBI asegur¨® que respond¨ªa a la de un asesino en serie. Tuvo una infancia dif¨ªcil con padres alcoh¨®licos, era emocionalmente inestable, se dedic¨® a la prostituci¨®n y minti¨® sobre sus estudios. Como dato significativo, se supo durante el juicio que hab¨ªa publicado una esquela rese?ando su propia muerte en 1992. Para Visser, todo ello no son sino pruebas sin fundamento inaceptables en un proceso penal.