Las cartas sobre la mesa
La situaci¨®n electoral auton¨®mica en Catalu?a, tediosamente prolongada por los efectos sucesorios en CiU, ha configurado ya todos los t¨¦rminos que definen el probable escenario pol¨ªtico futuro y, en ¨¦l, el papel que se va dibujando para cada candidatura, de forma que podr¨ªamos decir que casi todas las cartas est¨¢n ya boca arriba. Hay una modalidad de jugar al p¨®quer, llamada "p¨®quer descubierto", en que todas las cartas de cada jugador est¨¢n boca arriba menos una, que creo que permite ilustrar la situaci¨®n catalana. Es decir, todos los partidos han puesto ya sus cartas a la vista de los ciudadanos, todas menos una, que naturalmente permanecer¨¢ boca abajo hasta despu¨¦s de conocerse los resultados electorales.
Todos los partidos catalanes han puesto sus cartas a la vista de los ciudadanos, todas menos una
As¨ª, CiU ha dejado bien claro que pese a la pretendida solidez de la federaci¨®n, en la mesa de la pol¨ªtica tiene sentados a dos jugadores con cartas distintas, Artur Mas y Duran Lleida. El primero, empantanado en un proceso de sucesi¨®n en el que no consigue consolidarse, bajo la sombra de un Jordi Pujol que, al tiempo que canta las excelencias del heredero, contin¨²a ocupando un primer plano y dando la impresi¨®n de que, pese a su largo mandato, a¨²n sigue siendo el mejor candidato de CDC, da la impresi¨®n de estar negativamente condicionado por la visi¨®n de las cartas que est¨¢n descubiertas y que no le auguran nada bueno. Tal vez todo ello le lleva a cometer m¨²ltiples errores, de los que es una buena muestra la modificaci¨®n de las encuestas, un error que, al margen de las responsabilidades institucionales a que puede dar lugar, s¨®lo se explica por el torpe nerviosismo que suele acompa?ar a quien presiente que va a perder.
Es en este contexto en el que Duran Lleida, absurdamente perjudicado por la manipulaci¨®n de las encuestas, a la vez que juega formalmente en favor de Artur Mas, no ha perdido de vista, sagaz como es, que su futuro liderazgo en Catalu?a viene condicionado positivamente por el fracaso electoral de Mas. Es en esta perspectiva en la que resulta coherente interpretar el prematuro anuncio de la decisi¨®n de Duran de alejarse provisionalmente del centro de gravedad de la pol¨ªtica catalana con la propuesta de encabezar la lista en las elecciones generales de 2004, como una inteligente apuesta en favor de un futuro mejor personal y para UDC a medio plazo.
Tambi¨¦n a medio plazo parece que puede apostar ERC, de acuerdo con una valoraci¨®n prudente y realista de las buenas cartas que tiene a la vista sobre la mesa. No hay duda de que Carod Rovira es un valioso l¨ªder nacional catal¨¢n que, encabezando una opci¨®n pol¨ªtica en ascenso, hace cre¨ªble su aspiraci¨®n a llegar a ser presidente de la Generalitat. Pero Carod tambi¨¦n sabe que la precipitaci¨®n puede malograr su futuro y que estas elecciones, de acuerdo con sus cartas, son una etapa que no hay que confundir con la meta, como sabe tambi¨¦n que no puede malversar una credibilidad bien ganada jug¨¢ndola en favor de CDC, a quien en buena parte puede sustituir en el panorama electoral imprimiendo un impulso progresista a su convicci¨®n nacionalista, un proyecto que tendr¨¢ que poner a prueba, con inteligencia pragm¨¢tica, participando en el futuro gobierno de Catalu?a.
ICV, por su parte, aparece con unas cartas tan modestas como valiosas, reforzada no s¨®lo por la unidad recuperada con EUiA, sino, sobre todo, porque la situaci¨®n pol¨ªtica global ha colocado en el centro de las aspiraciones de nuestra sociedad una voluntad de progreso que coincide con la serena radicalidad ecol¨®gica, pacifista y de justicia social que est¨¢ en la base de la identidad de ICV, lo cual la convierte en un componente esencial para influir positivamente en los contenidos del cambio que la meteorolog¨ªa pol¨ªtica anuncia. Un cambio que nadie duda que, de darse, estar¨¢ encabezado por Pasqual Maragall, apuntalado por la mayor¨ªa electoral del PSC, a no ser que la torpeza o la imprudencia le lleve a jugar mal la ¨²ltima carta.
La acci¨®n pol¨ªtica del Gobierno del Estado, en buena parte generada por la dura reacci¨®n conservadora y centralista que encabeza el presidente Aznar, ha devaluado las cartas exhibidas por el PPC, dejando en una situaci¨®n dif¨ªcil la candidatura de Josep Piqu¨¦ y da?ando de paso la credibilidad de CiU, sometida a una vergonzante alianza con el PP.
Es dif¨ªcil, si no imposible, prever hasta d¨®nde llegar¨¢ el cambio en Catalu?a despu¨¦s de las pr¨®ximas elecciones. Pero, pese a los acostumbrados pronunciamientos que suelen acompa?ar a las campa?as, enfatizando diferencias y dando a menudo la espalda a declarar p¨²blicamente las alianzas poselectorales, las cartas que ya est¨¢n descubiertas permiten augurar un Gobierno tripartito, con tres identidades bien definidas y tambi¨¦n con diversas aspiraciones de futuro, completando el panorama una UDC dispuesta a rentabilizar en su provecho los insuficientes resultados electorales de Artur Mas y un Piqu¨¦ que, desde un descenso de sus resultados electorales, puede proyectar una sombra de mal augurio sobre el PP hacia las elecciones generales.
De todas formas, como sucede en el p¨®quer descubierto tal como se juega en Montana, hay que esperar a que se levante la ¨²ltima carta, y todo el mundo sabe que en ese momento no es imposible que puedan haber sorpresas.
Antoni Guti¨¦rrez D¨ªaz es miembro de ICV
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