El triunfo de la irregularidad
Dos faenas poco reposadas, pero dos faenas coloreadas, escenificadas. Dos faenas tambi¨¦n irregulares, desniveladas, de sumar y restar, y de compostura intachable. Y dos orejas, una por toro, para C¨¦sar Jim¨¦nez. En esas dos labores, tan frescas como aceleradas, una primera a un toro impresentable, insignificante. Un toro de plaza de segunda B, lidiado en supuesta plaza y feria de primera A. Y un toro, adem¨¢s, m¨¢s que sin fuerzas, moribundo, cogido con alfileres.
Esa faena, lo mismo que la del sexto, tuvo pecados y virtudes. En el debe, la rapidez de los muletazos y el desacople cuando se ech¨® la mano a la zurda, adem¨¢s de la destemplanza. En el haber, una vocaci¨®n de ataque sin reservas, provocativo, y una llegada a la gente de conexi¨®n directa. Todo ello ali?ado de una compostura ense?oreada a la salida de las series: dej¨¢ndose ver, queri¨¦ndose a s¨ª mismo.
Domecq / Joselito, El Juli, Jim¨¦nez
Seis toros de Santiago Domecq, el segundo lidiado como sobrero, muy justos, sin raza y con las fuerzas escasas. El sexto, algo violento, se movi¨® m¨¢s.
Joselito: casi media y descabello (silencio); entera y tres descabellos (pitos). El Juli: casi entera trasera (oreja); entera pasada (divisi¨®n). C¨¦sar Jim¨¦nez: pinchazo y entera (oreja); pinchazo hondo y descabello (oreja).
Plaza de Valencia, 16 de marzo. 8? de feria. Lleno.
La diferencia sustancial entre una faena y otra la puso el toro. Si el tercero disminu¨ªa cualquier m¨¦rito, en forma y fondo, el sexto lo matizaba. Este ¨²ltimo toro, ofensivo de cara, tuvo ciertas condiciones como para tomar nota. Asumi¨® un segundo puyazo alegre, de largo, tuvo muchos pies en banderillas, y aire en la muleta. Tambi¨¦n un punto de violencia, que incomod¨® a C¨¦sar en esa faena de dientes de sierra.
Una lucha desigual la mantenida por El Juli y el sobrero. Y una impresi¨®n: no pensaba El Juli en el toro, sino en la faena. Un toro mans¨®n, que sali¨® de toriles llamando a su madre, sin clase, y que complicaba la experiencia de El Juli cuando trat¨® de torearlo con la izquierda. La faena fue de barricadas, de aguante, de pelea. Sin embargo, el jabonero sucio que hizo quinto no le dej¨® pensar, ni para bien ni para mal. Muy endeble ese toro, igual se ca¨ªa que se sentaba. Se le amonton¨® la faena a El Juli y acab¨® aborreciendo al toro. Enganchones, mal colocado, midiendo mal, acab¨® desairado cuando, ante tal desbarajuste, un espectador le grit¨® "?ol¨¦!". Cort¨® Juli por lo sano, se march¨® con el morro torcido a la espada y se despidi¨® de las Fallas.
Joselito sale derrotado de esta feria. Y lo que es peor, dejando una palpable impresi¨®n de impotencia. Los toreros cl¨¢sicos siempre tienen algo que decir, pero Joselito no ha dicho nada en sus dos tardes falleras. Preocupante, sin duda. Su primera faena propuso, pero acab¨® ensuci¨¢ndose de enganchones. Con un pit¨®n derecho como una alcachofa, ese toro fue mir¨®n y rechaz¨® cualquier negociaci¨®n con su matador. El cuarto, un ant¨ªdoto de toro, soso y sin fuerzas, provoc¨® en Joselito una triste figura, desamparado y sin confianza. Y un poco pelma.
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