Im¨¢genes del suicidio
La muerte, la propia o la ajena, la muerte ocasional, la necesaria o la voluntaria, no es un tema que atraiga especialmente la curiosidad del lector, sobre todo en nuestra ¨¦poca, en que se la tiene por asunto m¨¦dico, o judicial, y se la disfraza con discretos aprestos funerarios o simple gazmo?er¨ªa, o bien se la proscribe de plano, como hace Wittgenstein decretando que "la muerte no es un acontecimiento de la vida". La muerte -y no digamos el suicidio- es asunto para morbosos, para depresivos o para individualistas extremos, como los que se re¨²nen detr¨¢s de la lucha por la reglamentaci¨®n de la eutanasia y piden la autorizaci¨®n del Estado, para llegado el caso, tener la libertad de poder quitarse de en medio.
EL ARTE DEL SUICIDIO
Ron M. Brown
Traducci¨®n de Magal¨ª Mart¨ªnez Solim¨¢n y Mar¨ªa Isabel Villarino Rodr¨ªguez
S¨ªntesis. Madrid, 2002
270 p¨¢ginas. 18,75 euros
El m¨¦rito de este libro, pese
a su morbosidad subliminal, es haberse atrevido a abordar -es verdad que s¨®lo a trav¨¦s del seguimiento de un rastro iconogr¨¢fico- una de las muchas caras de la muerte, el suicidio, a lo largo de la tradici¨®n de la cultura europea. Aunque el t¨ªtulo del libro puede llamar a enga?o en la medida en que sugiere que se trata aqu¨ª de una tecn¨¦ de la muerte voluntaria (ahora bien, ?hay en verdad alg¨²n suicidio que sea voluntario?), en realidad la cuesti¨®n que se analiza es la transformaci¨®n de una representaci¨®n, m¨¢s exactamente, la historia de las representaciones corrientes del suicidio. El supuesto de Brown, como el de todos los que siguen el modelo historiogr¨¢fico fundado por Michel Foucault y Paul Veyne, es que la iconograf¨ªa es la inscripci¨®n de un discurso y el discurso la huella de pr¨¢cticas, creencias, memorias y figuraciones de una cultura.
E igual que cabe a los libros de historia social de Foucault, a este volumen se le podr¨ªan achacar las excesivas generalizaciones o, si acaso, la circularidad de su argumento, puesto que el examen de las representaciones del suicidio viene a confirmar el modelo sobre el que se sostiene la investigaci¨®n en conjunto. En alguna medida, el lector sabe de antemano lo que se le va a "demostrar": que los suicidas no eran vistos en tiempos de Homero o de S¨¦neca como despu¨¦s de la Reforma o, m¨¢s tarde, en pleno Romanticismo, y que esa diferencia de juicio queda de alg¨²n modo reflejada o expresada iconogr¨¢ficamente. Brown muestra c¨®mo el paso de la imagen de la muerte "voluntaria" atraviesa una sucesi¨®n de condiciones que, a su vez, se representan. La muerte "voluntaria" empieza siendo tr¨¢gica, para ser luego ¨¦pica, heroica, pat¨¦tica, judicial, moral, did¨¢ctica o incluso c¨®mica o sat¨ªrica. El libro recorre una trayectoria que va de ?yax a Andy Warhol y, aunque las conclusiones no trascienden de lo que se muestra en las im¨¢genes, el trazado y la direcci¨®n de la investigaci¨®n son francamente interesantes, pese al tufillo necrof¨ªlico que tiene el asunto.
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