El f¨²tbol vuelve en Kiev a la prehistoria
Ucrania y Espa?a empatan un partido retratado por el surrealista marcaje sobre Fernando Torres
Los chicos de la selecci¨®n sub 21, un f¨²tbol que mira hacia la modernidad, se dieron de bruces contra un equipo de su misma edad pero de principios antag¨®nicos. Ucrania retorn¨® al pasado, recurri¨® a un juego prehist¨®rico lleno de brusquedades y marcajes individuales -el del gigant¨®n Puchkov a Fernando Torres roz¨® lo surrealista-, y fue as¨ª, con la ayuda de esos campos impracticables que abundan por estas tierras, como encontr¨® su sitio en el encuentro. Y como conquist¨® un empate, un resultado que complica a los dos equipos en el futuro de un grupo que domina Grecia.
Espa?a ofreci¨® un primer tiempo discreto que s¨ª gobern¨® Ucrania. En esa fase, s¨®lo existi¨® el centro del campo local. Y todo el peligro lo llevaron Vorobey, un mediapunta habilidoso, y Byelik, un delantero agresivo y m¨®vil. La agilidad de V¨ªctor Vald¨¦s dej¨® sin penalizaci¨®n un tramo en el que la selecci¨®n espa?ola apenas supo aportar el valor de dos piernas zurdas excelentes, la de Reyes y la de Riera.
UCRANIA 0 - ESPA?A 0
Ucrania: Rudenko; Komarnitskyy, Shershun, Puchkov, Smalko; Gusev, Oberemko, Gay (Pukanych, m. 63), Rotan, Vorobey (Bidnenko, m. 92); y Byelik (Balabanov, m. 81).
Espa?a: V¨ªctor Vald¨¦s; ?ngel (Arriaga, m. 60), Mario (Pablo, m. 53), Rub¨¦n, Asier (Antonio L¨®pez, m. 83); Mi?ambres, Xabi Alonso, Arzu, Riera; Reyes y Fernando Torres.
Arbitro: Douglas McDonald (Escocia). Expuls¨® con tarjeta roja directa a Rub¨¦n (m. 50 tras hacer una falta a Byelik. Amonest¨® a Gusev, Reyes, Angel, Komarnitsky, Riera, Arzu, Shershun, Alonso y Borobey.
Partido de la fase de clasificaci¨®n para el Campeonato de Europa sub 21 disputado en el estadio del Dinamo ante unos 5.000 espectadores. Asistieron el secretario de Estado para el Deporte, Juan Antonio G¨®mez Angulo, y Angel Mar¨ªa Villar, presidente de la federaci¨®n espa?ola.
Fue en la segunda parte, justo cuando peor color parec¨ªa tomar el partido para sus intereses, cuando Espa?a se vino arriba. Sucedi¨® en cuanto la autoexpulsi¨®n de Rub¨¦n, que propin¨® un codazo a Byelik, dej¨® a los chicos de Juan Santisteban en inferioridad. La il¨®gica del f¨²tbol puso al mando a partir de entonces a Espa?a, que gan¨® para la causa a Fernando Torres, hasta entonces sujeto por ese armario de tres pisos que le acompa?aba por todos los rincones del campo.
En realidad, ese marcaje individual, el del gigant¨®n Puchkov sobre Torres, fue la estampa que mejor retrat¨® el partido: el f¨²tbol mejor dotado contra el del antiguo testamento. Y el caso es que gan¨® muchos combates el gigant¨®n de Ucrania, que le daba picuda a la bola pero que impon¨ªa sus maneras de primo de Zumosol. En todo caso, el futbolista m¨¢s alto del mundo tambi¨¦n era el m¨¢s torpe, y por eso sus victorias en algunos cuerpo a cuerpo se convirtieron en el anticipo de una segunda oportunidad para Espa?a, de una segunda jugada.
O se iba Fernando Torres o Puchkov se la devolv¨ªa al rival. Y as¨ª, poco a poco, Espa?a se fue haciendo con el bal¨®n y las ocasiones. Pero el gol no lleg¨®. Del Horno y el propio Torres desperdiciaron los dos remates m¨¢s claros, el colegiado cerr¨® los ojos en todos los percances del ¨¢rea y el campo insisti¨® en pon¨¦rselo dif¨ªcil a ambos contendientes. Y de la suma qued¨® un empate que no beneficia a ninguno. A Espa?a, desde luego, no.
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