La batalla europea
Desde que Churchill propone en 1946 "los Estados Unidos de Europa", la construcci¨®n europea es una inacabable secuencia de malentendidos que si bien no impiden su avance, alimentan sus contradicciones fundamentales: querer construir un espacio pol¨ªtico integrado pero utilizando dispositivos no pol¨ªticos; establecer un ¨¢rea institucional ¨²nica pero confirmando la existencia de los Estados que la componen; instituir una comunidad jur¨ªdico-pol¨ªtica reservada a sus miembros y, al mismo tiempo, abierta al resto del mundo.
Las distintas tradiciones europe¨ªstas de los pa¨ªses y las diversas opciones pol¨ªtico-ideol¨®gicas de sus Gobiernos confieren perfiles espec¨ªficos a este oximoro permanente que es la UE, sobre todo en aquellas coyunturas que radicalizan las diferencias entre unos y otros. La fractura producida por el alineamiento con la guerra de Bush y su manifestacion en la carta de los ocho y en la de los Diez de Vilnius, s¨®lo puede entenderse desde estas consideraciones. Porque la guerra ha puesto de relieve que para una serie de Estados miembros la UE no pasa de ser un espacio econ¨®mico com¨²n, mientras que para otros es el proyecto pol¨ªtico de constituir una Uni¨®n de Estados europeos. Entre los primeros est¨¢n, claramente, el Reino Unido, reticente desde el primer momento, por su relaci¨®n privilegiada con EE UU, a postular una Europa pol¨ªtica, as¨ª como su ausencia de Schengen, del euro, etc¨¦tera, y su resistencia a aumentar los sectores de decisi¨®n por mayoria; al igual que sucede con Dinamarca, con los nueve candidatos de los pa¨ªses b¨¢lticos y con los Estados de la Europa central y oriental. De estos ¨²ltimos se dice que su euro-atlantismo y su identificaci¨®n con la posici¨®n norteamericana responde a su memoria hist¨®rica -emparedados entre Alemania y Rusia- y a su instinto de supervivencia -Europa sin Fuerzas Armadas ni voluntad de defensa no puede sustituir a los USA como aliado protector-. Sin negar esta dimensi¨®n, me parece m¨¢s determinante la entusiasta conversi¨®n de los PECOs al ultraliberalismo USA con el que se sienten m¨¢s en sinton¨ªa, que con el capitalismo renano-europeo, sus equilibrios p¨²blicos-privados y sus componentes sociales. Para los fervores ne¨®fitos de los ex comunistas ganados a la acumulaci¨®n, todo ello les suena a pamplinas de la vieja Europa.
Caso distinto obviamente es el de Francia, Alemania, el Benelux y los pa¨ªses europeos del Mediterr¨¢neo, cuya tradici¨®n europe¨ªsta sigue, con independencia de las posiciones de los actuales Gobiernos de Italia, Portugal y Espa?a, muy viva. Es injusto por tanto atribuir el rechazo de la opci¨®n europea a la ideolog¨ªa de centro derecha, pues no cabe encontrar convicciones europeas m¨¢s firmes que la de los partidos dem¨®crata-cristianos, italianos, franceses, espa?oles. Entre nosotros el combate por la democracia europea de Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Robles, Jim¨¦nez Fern¨¢ndez, Fernando ?lvarez de Miranda, los T¨¢citos, del que fui testigo, nada ten¨ªa que envidiar al de quienes est¨¢bamos en la misma trinchera pero desde otras opciones m¨¢s radicales. Para los dem¨®crata-cristianos espa?oles, como, con car¨¢cter m¨¢s general, para la derecha civilizada espa?ola, la democracia en nuestro pa¨ªs pasaba necesariamente por Europa. Que en la coyuntura actual no sea as¨ª muestra su impropiedad y anuncia su r¨¢pido paso. La cuesti¨®n no es ser m¨¢s o menos americano, ni siquiera bushista, sino ser o no ser europeo. En especial cuando el clan mesi¨¢nico-integrista que domina hoy la pol¨ªtica americana quiere gobernar desde el extremismo y en solitario. El centro-derecha europeo poco tiene que ver con la extrema derecha de Wolfowitz, Perle, Rumsfeld, y por dicha raz¨®n puede y tiene que contribuir, junto con todas las fuerzas de progreso, a establecer un mundo en paz, multipolar y diverso. La gran responsabilidad de los europeos viene de que hoy Europa es el motor principal, si no ¨²nico, de ese prop¨®sito. Por ello la paz en Irak que hay seguir reclamando debe continuarse con la batalla europea por una nueva legalidad internacional. Que haga posible la paz mundial.
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