El Pompidou acoge una retrospectiva de Pere Portabella
El cine de Pere Portabella no ha obtenido nunca el respaldo del p¨²blico. Las redes de distribuci¨®n y exhibici¨®n est¨¢n controladas por grupos que prestan poco espacio a quienes difieren de lo establecido y ¨¦stos, tras a?os de trabajo, s¨®lo encuentran reconocimiento en organismos que viven relativamente al margen del mercado, como son la Documenta de Kassel o el Centre Georges Pompidou de Par¨ªs.
Este ¨²ltimo acoge ahora una retrospectiva de todo el cine de Portabella - hasta el domingo 20 de abril- que le consagra como uno de los escasos cineastas espa?oles que merece el calificativo de "artista". No es exagerado. No compteu amb el dits (1967) es sin duda la pel¨ªcula que m¨¢s se aproxima al universo po¨¦tico de Joan Brossa. El pont de Varsovia (1989) es la cinta peor comprendida de la historia de nuestro cine y una de las m¨¢s interesantes. Entre medio una larga trayectoria, equ¨ªvocos inacabables repletos de im¨¢genes que ponen en duda la historia oficial. "Si pude mantener mi equilibrio como dem¨®crata eso se lo debo al cine, donde pude expresarme con la radicalidad que sent¨ªa", dijo Portabella en la capital francesa.
Par¨ªs no ha presentado nunca las pel¨ªculas de Portabella, al menos con una voluntad de retrato global. Lo hace ahora, al mismo tiempo que abre un ciclo sobre la llamada Escuela de Barcelona que incluye pel¨ªculas de Nunes, Dur¨¢n, Esteva, Su¨¢rez, Jord¨¤, Bofill o Aranda. De pronto, Lejos de los ¨¢rboles podr¨¢ salir del bosque, ser descubierta por otro p¨²blico, vista por gente que no sabe lo que era vivir bajo una dictadura. Portabella tuvo el m¨¦rito de romper con ella mucho antes de que se produjese el "hecho biol¨®gico", de que al dictador se le acabasen las pilas.
A finales de los a?os sesenta, Portabella pasa a la clandestinidad, decide seguir rodando al margen de la censura -"una pandilla de imb¨¦ciles"- y hacer su obra, interes¨¢ndose por algunos artistas -Joan Mir¨® ser¨¢ el m¨¢s importante de ellos- o por ciertos g¨¦neros, como el del cine de terror. El resultado es deslumbrante, aunque s¨®lo sean los museos o las ferias arte las que lo reconozcan.
El cine de un resistente
El destino juega malas pasadas. Los enemigos del museo acaban en ¨¦l, quienes quer¨ªan luchar contra la segmentaci¨®n del p¨²blico s¨®lo pueden conectar con una platea de convencidos. Eso decepciona sin duda a Portabella, pero no le sorprende: "La mundializaci¨®n cultural empez¨® hace tiempo, se ha fomentado la homogeneizaci¨®n del gusto, se ha marginado toda disidencia". Hoy su cine es el de un marciano. O el de un resistente. Lo m¨¢s rid¨ªculo sigue siendo que los mismos censores que le exig¨ªan que un personaje no orinase ante un monumento aceptaban que una de sus pel¨ªculas se titulase Nocturn 29, sin darse cuenta de que no se trataba de una obra in¨¦dita de Chopin, sino de 29 a?os de dictadura.
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