Visibles y combativas
Un libro de historias personales explica las vidas diversas de cincuenta gitanas de diferentes edades y plenamente integradas
Sus madres y abuelas iniciaron una t¨ªmida "revoluci¨®n silenciosa" de puertas para adentro en el mundo gitano. Abrieron peque?as rendijas en un interior en penumbra marcado por la sumisi¨®n al marido, las sucesivas alegr¨ªas de traer hijos al mundo y el llanto est¨¢tico y negro de los lutos interminables. Ellas, las hijas y nietas, han dejado de ser, simplemente, invisibles. Mar¨ªa del Carmen Carrillo es concejal en el ayuntamiento de Ja¨¦n; Gracia Jim¨¦nez es m¨¦dica; Carmen Santiago Reyes y Carmen Mar¨ªa Fern¨¢ndez Lucas, abogadas; Ana Gim¨¦nez Adelantado, profesora de la universidad Jaume I de Castell¨®n; Isabel Jim¨¦nez Cenizo, maestra; Elvira Jim¨¦nez Heredia, monja misionera que ha pasado 17 a?os formando ni?as y j¨®venes en Guinea. Y junto a ellas empresarias, trabajadoras sociales, farmac¨¦uticas. Y algo nuevo: poetas, pintoras, m¨²sicas que viven de un arte hasta hace poco burgu¨¦s y mayoritariamente masculino, y no s¨®lo de los pies, el cante, o el flamenco, tradici¨®n que tambi¨¦n contin¨²an otras.
?stas son algunas de las cincuenta gitanas plenamente integradas en la sociedad que revelan las alegr¨ªas y tristezas que jalonan sus vidas en un libro coeditado por la Fundaci¨®n del Secretariado General Gitano y el Instituto de la Mujer. Son vidas estimulantes, labradas por el esfuerzo y la superaci¨®n, en las que la doble discriminaci¨®n sufrida por ser mujeres y gitanas no ha puesto l¨ªmites a su ambici¨®n de aprender.
"Gitana". "?Y qu¨¦? ?Y t¨² paya!". La abogada Carmen Mar¨ªa Fern¨¢ndez, escuch¨® a menudo este apelativo en el colegio. Hija de un ingeniero qu¨ªmico y una enfermera, su entorno valoraba el estudio. Pero en el colegio las ni?as la insultaban apelando al estereotipo. Ahora, ya letrada, m¨¢s de una vez ha tenido que llamar la atenci¨®n en alg¨²n juicio por alusiones a su etnia. Y hasta a una juez que coment¨® que no iba a permitir un comportamiento de gitanos le replic¨®: "Se?or¨ªa, la letrada que est¨¢ en el estrado lo es y considero que mi comportamiento es impecable".
Gitana, gitana, gitana... Para ellas esta palabra, socialmente pervertida, es una de sus se?as de identidad m¨¢s valoradas. Pero no la ¨²nica. Para Ana Gim¨¦nez ser gitana es una condici¨®n diversa, "porque lo que significa para m¨ª puede tener un sentido completamente distinto para otra mujer". En ese sentido, hablar de la mujer gitana "es una abstracci¨®n" que el libro ayuda a matizar y concretar.
Algunas de estas mujeres proceden de familias de clase media que han podido llevar a sus ni?os a colegios privados, o que aprecian la cultura: la alfabetizaci¨®n familiar se remonta al menos a los abuelos. Otras, sin embargo, no se han librado de una infancia chabolista. Mar¨ªa Amaya, trabajadora social que prepara su licenciatura en antropolog¨ªa, vivi¨® los primeros meses de su vida en una barraca de un barrio de Barcelona. Mar¨ªa Jos¨¦ J. Corti?as, ahora diplomada en Trabajo Social, creci¨® cerca de una d¨¦cada en una chabola: su madre le ense?¨® a leer y ella sorb¨ªa con avidez los peri¨®dicos y papeles que ve¨ªa en el suelo. Empez¨® a estudiar a una edad tard¨ªa, a los 12 a?os, y pudo recuperar el nivel gracias a una profesora jubilada a la que acompa?aba en sus paseos a cambio de que le diera clases. "Si este libro ayuda a otras doy por bien empleado el esfuerzo por desvincularme de aspectos de mi tradici¨®n que para m¨ª eran una opresi¨®n y al mismo tiempo abrazar valores que me son m¨¢s esenciales", afirma Isabel Jim¨¦nez. Ella, intelectual y reflexiva, representa la vanguardia. Pero "todav¨ªa son m¨¢s las que no que las que s¨ª", recuerda la empresaria y bailaora Ana Salido. Les queda mucho por hacer y por negociar con sus hombres gitanos para conseguir la la igualdad.
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