Un espa?ol idea un modelo para explicar el origen evolutivo de la especie humana
Los chimpanc¨¦s y los hom¨ªnidos pudieron coexistir en la misma regi¨®n africana
Hace seis millones de a?os humanos y chimpanc¨¦s eran una ¨²nica especie. Pero algo tuvo que ocurrir para que se separaran los dos linajes. Hasta la fecha se pensaba que pudo haber sido la separaci¨®n geogr¨¢fica de dos grupos. Sin embargo, no necesariamente tuvo que ser as¨ª. De acuerdo con los resultados de un nuevo modelo elaborado por los investigadores Arcadi Navarro y Nick Barton, peque?as diferencias gen¨¦ticas acumuladas a lo largo de millones de a?os acabaron provocando la separaci¨®n gen¨¦tica de los linajes, que coexistieron en la misma zona africana.
Los resultados, que se publican hoy en la revista Science, tienen su continuaci¨®n en el an¨¢lisis del genoma del gorila. Para esta segunda parte el investigador ignora si podr¨¢ disponer de la financiaci¨®n adecuada.
El modelo elaborado por Navarro y Barton bucea entre los elementos diferenciales del c¨®digo gen¨¦tico de humanos y chimpanc¨¦s en busca de un dato largo tiempo perseguido: identificar los llamados genes de la humanidad, aquellos que son espec¨ªficos de los seres humanos y que, por consiguiente, marcan la diferencia con respecto a otras especies en lo que se refiere a aspectos b¨¢sicos como la morfolog¨ªa, la capacidad cognitiva o el comportamiento.
El problema para ellos, y para otros muchos investigadores en el mundo, ha residido hasta ahora en el d¨®nde y en el c¨®mo buscar. "Es como si busc¨¢ramos oro y empez¨¢ramos a agujerear esperando encontrarlo en cualquier sitio", dice el investigador espa?ol.
Lo que proponen en Science Navarro, de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, y Barton, de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), es precisamente un m¨¦todo de b¨²squeda. Y ese m¨¦todo lo han aplicado a la especie m¨¢s pr¨®xima a la humana, el chimpanc¨¦, cuyo genomas apenas difiere del humano en un 1,24%, con unos resultados "realmente sorprendentes".
El m¨¦todo se basa en algo tan simple conceptualmente como el an¨¢lisis de las diferencias. Pero, ?qu¨¦ diferencias? ?D¨®nde est¨¢n? "El modelo se centra en las caracter¨ªsticas gen¨¦ticas que pudieron haber iniciado la especiaci¨®n, la separaci¨®n de especies", aclara Navarro. Algo que a simple vista parece tan obvio todav¨ªa no lo hab¨ªa hecho nadie. Tal vez porque quiz¨¢ no lo sea tanto. Hasta ahora parec¨ªa bien establecido que la separaci¨®n entre dos especies obedec¨ªa a la aparici¨®n de alguna barrera geogr¨¢fica o gen¨¦tica que imped¨ªa el cruce entre dos poblaciones. Por tanto, que exist¨ªa un "momento" a partir del cual se iniciaba la separaci¨®n.
Pero el modelo de Navarro y Barton evidencia que esa separaci¨®n puntual no existi¨®, al menos no entre humanos y chimpanc¨¦s. Lo que en realidad ocurri¨® es que aparecieron "peque?os o grandes cambios" debidos a alteraciones gen¨¦ticas neutras que se vieron favorecidas por la selecci¨®n natural, y que estas fueron acumul¨¢ndose gradualmente a lo largo de millones de a?os hasta provocar la definitiva separaci¨®n en dos especies distintas.
?Qu¨¦ tipo de alteraciones? Probablemente alguna traslocaci¨®n cromos¨®mica o la inversi¨®n del orden de los genes en un cromosoma. Son cambios, explica Navarro, que en su mayor parte acaban generando individuos no viables pero que en ocasiones apenas se manifiestan o bien dan como resultado una apariencia ligeramente distinta, un comportamiento m¨¢s o menos activo o una mayor o menor capacidad cognitiva.
Si estos cambios que vienen codificados gen¨¦ticamente se fijan en el c¨®digo, dan pie a que la selecci¨®n natural act¨²e sobre ellos, seleccionando los m¨¢s adecuados para garantizar la supervivencia o la adaptaci¨®n al medio. La acumulaci¨®n de estas diferencias a lo largo de la evoluci¨®n es lo que separar¨ªa ambas especies.
Navarro y Barton han establecido en su modelo el lugar preciso donde podr¨ªan haberse acumulado estas diferencias. Se trata de regiones del genoma en las que, de acuerdo con los resultados del modelo, se observa "una mayor velocidad de evoluci¨®n" de los genes. En estas regiones, la velocidad evolutiva es hasta "tres o cuatro veces mayor" que las zonas donde no se acumulan diferencias.
Navarro, incorporado el pasado a?o a la UPF gracias al programa Ram¨®n y Cajal, afirma que los resultados "han sorprendido mucho", porque sugieren que la separaci¨®n de especies ha sido un proceso largo durante el cual poblaciones que empezaban a distanciarse gen¨¦ticamente cohabitaban el mismo espacio e incluso se reproduc¨ªan entre s¨ª a pesar de diferencias que eran m¨ªnimas al principio y mayores a medida que avanzaba el tiempo. Esta cohabitaci¨®n pudo darse al menos durante tres millones de a?os, seg¨²n el c¨¢lculo de los cient¨ªficos.
El modelo podr¨ªa suponer un paso clave en la b¨²squeda de los genes de humanidad. "Ahora sabemos d¨®nde buscar esos genes", afirma. Muy probablemente, ese 1,24% que distancia ambos c¨®digos gen¨¦ticos se encuentra en esas regiones donde se acumulan las diferencias debidas a alteraciones cromos¨®micas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.