?El mejor despu¨¦s de Cervantes?
HACE POCO, en una cena, surgi¨® entre un grupo de amigos la pregunta que he escuchado m¨¢s de una vez: ?cu¨¢l ser¨¢ el novelista en castellano m¨¢s importante despu¨¦s de Cervantes? Siempre he pensado que ese tipo de debate, por naturaleza, resulta ameno para una sobremesa, pero carece de seriedad y validez intelectual por varias razones. La literatura no es una carrera de caballos ni un reinado de belleza, ni es posible cuantificar la trascendencia de un autor sobre otros, y nadie se pone de acuerdo jam¨¢s en lo que significa el t¨¦rmino "importante". No obstante, cuando lleg¨® mi turno, en vez de hacerle el quite al asunto y manifestar mi desacuerdo con la pesquisa, para no estropear el di¨¢logo tan animado ofrec¨ª un nombre: Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez.
A prop¨®sito de la historia de la novel¨ªstica en castellano en los ¨²ltimos cuatro siglos
Unos estuvieron de acuerdo, otros no. Pero no bastaba con postular el candidato; hab¨ªa que argumentarlo. Y a sabiendas de que se trataba de una charla entre amigos, m¨¢s divertida que seria y m¨¢s curiosa que ¨²til, ¨¦stas fueron mis razones.
En mi opini¨®n, Garc¨ªa M¨¢rquez es el novelista m¨¢s valioso de Colombia del siglo XX y, a la vez, de toda su historia literaria. M¨¢s a¨²n, quiz¨¢ sea el novelista m¨¢s destacado en castellano despu¨¦s de Cervantes, pues no en vano as¨ª lo se?al¨® Pablo Neruda en varias ocasiones, y as¨ª se lo escuch¨¦ decir al catedr¨¢tico de la Universidad de Harvard, Juan Marichal, en varias de sus clases.
Sin embargo, un juicio de ese calibre resulta defendible, en parte, porque la historia de la literatura favorece a nuestro premio Nobel. Como bien se sabe, a diferencia de otras culturas en donde a partir del siglo XVII la creaci¨®n de grandes novelas ha sido constante, en la hispanoamericana los vac¨ªos que existen en esa materia son abismales. "El idioma ingl¨¦s posee una tradici¨®n ininterrumpida", explica Carlos Fuentes en Geograf¨ªa de la novela. En cambio, "el castellano sufre un inmenso hiato entre el ¨²ltimo gran poeta del Siglo de Oro, que fue una monja mexicana del siglo XVII, sor Juana In¨¦s de la Cruz, y el siguiente gran poeta que fue un nicarag¨¹ense andariego de fines del siglo XIX, Rub¨¦n Dar¨ªo; y una interrupci¨®n todav¨ªa mayor entre la m¨¢s grande novela, la novela fundadora del Occidente, Don Quijote, publicada en 1605, y los siguientes grandes novelistas, Gald¨®s y Clar¨ªn, en el siglo XIX".
Para tener una idea m¨¢s exacta del tama
?o de este vac¨ªo que se extiende en nuestra lengua desde Cervantes, y de la diferencia que existe con otras culturas, recordemos que Benito P¨¦rez Gald¨®s nace en 1843, el mismo a?o que Henry James. Para entonces, Stendhal ya hab¨ªa muerto; a Balzac le quedaban 7 a?os de vida; Flaubert ya estaba escribiendo; Tolst¨®i y Dostoievski tambi¨¦n; y maestros del tama?o de Victor Hugo, Dumas, Dickens, las hermanas Bront? y Herman Melville, ya estaban creando grandes novelas. El castellano ten¨ªa novelistas, claro, pero eran talentos menores en comparaci¨®n con estas figuras colosales. Y en Colombia el vac¨ªo es todav¨ªa m¨¢s evidente: nuestra primera gran novela, Mar¨ªa, de Jorge Isaacs, se publica en 1867, 10 a?os despu¨¦s de Madame Bovary, y mientras que en 1924 se proclama La vor¨¢gine como un acontecer literario (y para Am¨¦rica Latina lo era), dos a?os antes se hab¨ªa publicado Ulyses, de James Joyce. Por tanto, al analizar la tradici¨®n novel¨ªstica en espa?ol, despu¨¦s de Cervantes se extiende un vac¨ªo de siglos, y luego, cuando el g¨¦nero por fin se sacude y recupera su prestigio, la mayor¨ªa de los autores m¨¢s valiosos son latinoamericanos. Entre ellos, Garc¨ªa M¨¢rquez ocupa un lugar sobresaliente.
M¨¢s a¨²n, en medio de la explosi¨®n de novelistas
en espa?ol en el siglo XX, quiz¨¢ Garc¨ªa M¨¢rquez es el m¨¢s le¨ªdo, estudiado y traducido de todos. Muchos han escrito excelentes novelas en castellano. Pero pocos desde Cervantes han escrito tantas, pues la obra total de Garc¨ªa M¨¢rquez es abrumadora, tanto en calidad como en n¨²mero de p¨¢ginas. Es decir, pocos han creado una obra m¨¢s perdurable (con la posible excepci¨®n de Rulfo), y a la vez tan extensa y universal. Pero no s¨®lo eso. Garc¨ªa M¨¢rquez ha escrito libros que bordean la perfecci¨®n. Libros completos, redondos, sin fisuras ni resquicios, de t¨¦cnicas magistrales en donde no les falta un punto ni les sobra una coma. En el arte no existe la perfecci¨®n, desde luego. Pero el ¨¦xito de estas ficciones consiste en aparentarla, en imponer una contundencia que no deja lugar a dudas. Al concluir estas obras queda flotando un aroma de fatalidad, una impresi¨®n final que enmudece al lector como si el texto dijera: "As¨ª est¨¢ hecho, y s¨®lo pod¨ªa ser de esta manera". Sin duda, futuras generaciones admirar¨¢n la paciente dignidad del viejo coronel, podrido en la miseria, de El coronel no tiene quien le escriba; se sorprender¨¢n con el honor que esclaviza como un destino fatal a los personajes de Cr¨®nica de una muerte anunciada; se deslumbrar¨¢n con la prodigiosa espiral de tiempo y palabras que retrata la soledad del poder en El oto?o del patriarca; admirar¨¢n la fuerza del amor que derrota el paso de los a?os en El amor en los tiempos del c¨®lera; y quedar¨¢n at¨®nitos con la fantas¨ªa, la magia y la aventura de la saga de los Buend¨ªa en Cien a?os de soledad. Estas novelas deleitan, entretienen y apasionan, pero son, ante todo, grandes obras literarias: realidades verbales que esclarecen los rincones m¨¢s ocultos del coraz¨®n humano.
Por supuesto, no todos los libros de Garc¨ªa M¨¢rquez son geniales. Pero el valor de un artista depende de sus aciertos, y si algunos de sus libros no poseen la misma calidad que otros, en aquellos donde s¨ª la tienen es tanta que quitan el aliento. Adem¨¢s, son la mayor¨ªa. Y es en esos donde m¨¢s se aprecian sus aportes a la literatura mundial. Porque junto con sus recursos geniales para describir nuestra realidad, en donde lo m¨ªtico, lo fant¨¢stico y lo concreto se entrelazan con la destreza de un orfebre, ¨¦l ha compuesto una de las prosas m¨¢s notables y mel¨®dicas que se conocen. Su estilo est¨¢ hecho de una escritura que hechiza, cuyo ritmo, transparencia y armon¨ªa ejercen un efecto que deslumbra. En la frase de Borges, es su "m¨²sica verbal" su gran creaci¨®n. Creo que pocos autores en castellano han estado m¨¢s atentos a la musicalidad de la prosa como Garc¨ªa M¨¢rquez. Y en su caso, esa escritura se puede paladear y saborear, una y otra vez, sin agotarse jam¨¢s.
Juan Carlos Botero (Bogot¨¢, 1960). Es autor del libro de relatos Las ventanas y la voces y de la novela La sentencia (ambos en Ediciones B).
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