El seductor seducido
En la nota que precede a la novela, S¨¢ndor M¨¢rai (1900-1989) confiesa la similitud de su protagonista, Giacomo, con el perfil de Casanova, y advierte acerca del personaje hist¨®rico: "A m¨ª no me interesa tanto su peripecia como su ¨ªndole novelesca". De las Memorias del famoso seductor veneciano -dice- "no he tomado prestadas m¨¢s que la fecha y las circunstancias de su fuga. El resto [...] es puro cuento e invenci¨®n". La nota no era del todo necesaria, pero se entender¨ªa mejor si, en lugar de "¨ªndole novelesca", el autor h¨²ngaro hubiera escrito "¨ªndole moral". A S¨¢ndor M¨¢rai se le puede objetar cierta invariabilidad en sus estructuras narrativas -objeci¨®n fundada, e igualmente aplicable a la morfolog¨ªa de las aves y de los trenes-, pero, en cualquier caso, sus previsibles construcciones importan menos que la reflexi¨®n moral que contienen.
LA AMANTE DE BOLZANO
S¨¢ndor M¨¢rai
Traducci¨®n de Judit Xantus Szarvas
Salamandra. Barcelona, 2003
283 p¨¢ginas. 12 euros
Escrita en 1940, despu¨¦s de Divorcio en Buda y La herencia de Eszter, y antes de El ¨²ltimo encuentro (todas en Salamandra), La amante de Bolzano aborda directamente el tema de la seducci¨®n. De ah¨ª la elecci¨®n de Casanova que, como se sabe, fue un maestro en el arte de hechizar a las mujeres, degustar sus favores y escapar del compromiso de su palabra. Como es habitual en la narrativa de M¨¢rai, la compacta densidad del personaje -seguro de s¨ª mismo, despectivo, asentado en el privilegio de su fama-, sufrir¨¢ un sorprendente rev¨¦s que lo transformar¨¢, durante unas horas, de seductor en seducido, de poderoso en dominado, de se?or de los placeres en v¨ªctima del amor. Esas horas (imaginarias) le interesan a M¨¢rai para explicitar, con su hermosa exageraci¨®n ret¨®rica, la tragedia ¨ªntima de Casanova, que no es otra que el miedo a la realidad.
Fugitivo de la justicia, Giacomo
se refugia en una posada de Bolzano, ciudad donde vive Francesca, la ¨²nica mujer que no logr¨® conquistar, perdida tiempo atr¨¢s en un duelo con el conde de Parma, ahora su anciano marido. Sobre Giacomo pende la amenaza del conde, que jur¨® que lo matar¨ªa si intentaba verla. No obstante, propondr¨¢ al veneciano un contrato, seg¨²n el cual deber¨¢ seducir y abandonar a su mujer durante una fiesta de m¨¢scaras, y luego huir para siempre de la ciudad. El contrato estipula que deber¨¢ ejercitar al m¨¢ximo su "g¨¦nero art¨ªstico": seducir y decepcionar, sin hacer da?o. Para llevar a cabo su tarea, Giacomo elige el disfraz m¨¢s ins¨®lito: se viste de mujer. Antes de salir, Francesca lo visita, disfrazada de caballero, y con la inversi¨®n de identidades Giacomo sufrir¨¢ las consecuencias de los requisitos del contrato.
S¨¢ndor M¨¢rai, de este modo, construye un di¨¢logo de juego y exhibici¨®n dial¨¦ctica, o m¨¢s bien de mon¨®logos dialogantes, donde los contrincantes no son Francesca y Giacomo, sino el amor y la seducci¨®n. El tercer contendiente en la sombra, el marido, representa la raz¨®n, "un arma sin fuerza ni posibilidad de victoria en el duelo de los sentimientos", seg¨²n espeta Giacomo al conde de Parma. Para el libertino, no hay distancia entre sus deseos y sus actos. Para la paciente enamorada Francesca, en cambio, el amor es eterno, "como todos los sentimientos verdaderos". Triunfar¨¢ sobre su seductor, pero el virtuosismo de M¨¢rai condena a ambos al mismo vac¨ªo existencial, aunque a una soledad distinta.
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