Baloncesto, no; otra cosa
La afici¨®n del Olympiakos lanz¨® de todo a Bodiroga y le movi¨® la canasta en los tiros libres, pero no impidi¨® el triunfo del Bar?a
El partido iba a decidirse. Con empate en el marcador cuando un punto arriba, uno abajo, supon¨ªa la clasificaci¨®n del Olympiakos para la final a cuatro de la Euroliga de baloncesto o medio billete para el Barcelona para la cita de mayo en su Palau Sant Jordi. Dejan Bodiroga (Zrenjanin, Serbia) se situ¨® una vez m¨¢s en la l¨ªnea de los tiros libres tras una de las doce faltas que le hicieron los cori¨¢ceos jugadores del Olympiakos y que los ¨¢rbitros, que cerraron los ojos ante otras muchas marruller¨ªas, tuvieron a bien se?alar. Bodiroga inici¨® su ritual. Se puso el bal¨®n a la altura de la barbilla, fij¨® la vista en un sitio indeterminado... Pero, aun as¨ª, lo not¨®. El aro se mov¨ªa. Mejor dicho, lo zarandeaban los aficionados griegos situados abajo. Un hecho ins¨®lito en un partido de alta competici¨®n. Pero posible porque, debido a las obras que se est¨¢n efectuando en casi todos los recintos deportivos de Atenas para los Juegos Ol¨ªmpicos de 2004, el partido se disput¨® en el antediluviano pabell¨®n de Koridalos, una caja de cerillas con capacidad para 3.200 espectadores, la mayor¨ªa aficionados radicales del Olympiakos.
Bodiroga no se inmut¨®. Pidi¨® que se solventara el problema. Aguant¨® una vez m¨¢s al vociferante p¨²blico, esper¨® a que los empleados y los entrenadores del equipo local arreglaran el asunto y, acto seguido, convirti¨® el s¨¦ptimo de los diez tiros libres de los que dispuso, casi todos en los momentos decisivos del partido, que gan¨® (55-58) el Barcelona, al que ahora le bastar¨¢ con vencer el pr¨®ximo jueves al Olimpia de Liubliana, esloveno, para estar en la cita decisiva. Se lo deber¨¢ en buena parte a Bodiroga. No tuvo su mejor noche, con dos canastas de 12 lanzamientos, pero no perdi¨® el sentido del juego colectivo. Captur¨® siete rebotes y movi¨® al equipo como si fuera un base m¨¢s cuando lo requer¨ªa la jugada. Nunca se arrug¨® a pesar de que desde antes de que empezara el partido fue el objetivo de provocaciones y lanzamientos de objetos: monedas, mecheros, bolas de papel, botes, escupitajos y un par de trozos de baldosa. Un comisario de pista le pidi¨® que no se calentara en el lateral de la ¨²nica grada de la cancha.
Bodiroga cre¨ªa haberlas visto de todos los colores. Se hab¨ªa enfrentado a equipos croatas en pleno conflicto de los Balcanes, hab¨ªa disputado el caliente derby ateniense cuando militaba en el Panathinaikos y, en 2002, en las semifinales de la Liga griega, fue uno de los ocho expulsados tras una tangana iniciada por Tomic, que le dio un pu?etazo. "No fue la situaci¨®n m¨¢s dif¨ªcil por la que he pasado, pero s¨ª la m¨¢s desagradable", cuenta del encuentro del jueves; "fue incre¨ªble como se comport¨® el p¨²blico. No fue baloncesto; fue otra cosa". Los aficionados lanzaron varios petardos de considerable potencia. Uno de los ¨¢rbitros, el israel¨ª Samuel Bachar, estuvo a punto de sufrir un grave percance porque, cuando iba a recoger lo que pensaba que era un simple papel, le estall¨® el artefacto a unos cent¨ªmetros de la mano. El colmo del disparate.
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