Valencianismo

"No habr¨¢ un paso atr¨¢s". As¨ª de contundente se puso el candidato del PP a la Generalitat, Francisco Camps, al proclamar su compromiso con el valenciano. Lo hac¨ªa despu¨¦s de que el Ministerio de Educaci¨®n, en manos de su partido, anunciase que da un paso atr¨¢s en su intenci¨®n de imponer, a trav¨¦s de la Ley Org¨¢nica de Calidad de la Ense?anza, una presencia mayor del castellano en las aulas a costa de otros idiomas. El pronunciamiento p¨²blico de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua (que demostr¨® cu¨¢l ser¨¢ su utilidad institucional si deja de hacer ruido con las miserias internas), y las protestas de sectores c¨ªvicos y educativos han contribuido a detener un nuevo desprop¨®sito. Por eso Camps pudo decir que no habr¨¢ un paso atr¨¢s, sin darse cuenta de que defend¨ªa tal vez la m¨¢s profunda de las "asimetr¨ªas" del sistema auton¨®mico (hay lenguas distintas en Espa?a). Unas asimetr¨ªas que critic¨® la v¨ªspera al arremeter contra el proyecto "involucionista, asim¨¦trico y federal" de Pasqual Maragall. El valencianismo de Camps, dotado de una sincera buena voluntad, tiene errores conceptuales y problemas pol¨ªticos de envergadura. Por ejemplo, promover la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa, sin limitaciones de partida, como ha prometido, es insuflar viento en las velas del federalismo. Disponer de una polic¨ªa auton¨®mica, que el socialista Joan Ignasi Pla quiere llevar m¨¢s all¨¢ de una unidad adscrita de la Polic¨ªa Nacional, o disponer de una R¨¤dio Televisi¨® Valenciana, son tambi¨¦n asimetr¨ªas, porque no todas las comunidades tienen por qu¨¦ desear o necesitar esos instrumentos. Resulta dif¨ªcil ser valencianista sin asumir un grado razonable, solidario y abierto de compromiso con el hecho diferencial. Es dif¨ªcil ser valencianista sin ser un poco "asim¨¦trico", en definitiva. Por otro lado, echar mano del anticatalanismo contra Maragall, como hicieron los senadores del PP, a cuenta de la reforma del Estatuto de Catalu?a, sin meterse con Converg¨¨ncia i Uni¨® (que los populares en declive quiz¨¢s volver¨¢n a necesitar pronto como aliada) resulta clamorosamente oportunista. La sinton¨ªa de Maragall con Pla y Rodr¨ªguez Zapatero es mucho m¨¢s consistente, en el terreno auton¨®mico, que la que pueda establecer Aznar con el "valencianista" Camps, tal como est¨¢n las cosas.