Omar Sosa afirma que toda la m¨²sica "proviene de ?frica y su di¨¢spora"
El pianista m¨¢s original del jazz latino publica 'Sentir', su nuevo disco
El pianista Omar Sosa, al que algunos sit¨²an entre Thelonius Monk y Eddie Palmieri, y que ha unido en una s¨ªntesis ¨²nica el jazz, la poes¨ªa callejera del rap, la rumba cubana y la tradici¨®n norteafricana, asegura que "toda la m¨²sica viene de ?frica". El 24 de enero estren¨® en California, con la Oakland East Bay Symphony Orchestra, su obra "afrosinf¨®nica" From our mother / De nuestra madre, y su reciente disco Sentir ha sido nominado a los premios Grammy como mejor disco de jazz latino.
"Somos hijos de una misma madre desperdigados por el mundo, pero mam¨¢ no tiene dinero para pagarnos el billete de vuelta a casa", dice. Omar Sosa (Camag¨¹ey, 1965), que cita entre sus maestros a Thelonius Monk -su hijo de pocos meses se llama Lonius-, Chopin y Satie, no es comparable a ning¨²n otro pianista del jazz latino. En su disco Sentir tiende puentes entre Cuba, Venezuela, Estados Unidos y el Magreb, en un original trabajo de sincretismo. Adem¨¢s de verbo, sentir es el otro nombre que se da al guimbri, un la¨²d del norte de ?frica. Omar Sosa conoci¨® a El Houssaine Kili en un festival: "Al ver el instrumento ya yo flip¨¦. ?Y cuando arranc¨® a tocar! Recuerdo que fue un d¨ªa bien fuerte. El principio de un nuevo cap¨ªtulo de mi vida", asegura Santos, que ha participado con Jorge Pardo en el ¨²ltimo disco del grupo marroqu¨ª Nass Marrakech Bouderbala.
Con el piano como elemento catalizador y tambores rituales bat¨¢ -de Cuba- y gnaua -de tradici¨®n magreb¨ª-, Sentir muestra la cercan¨ªa de diversas culturas y religiones. "En la santer¨ªa caribe?a el blanco representa a Obatal¨¢, la calma, la luz, y, en el candombl¨¦ brasile?o, es Oxal¨¢, del mismo color. En el folclor afroecuatoriano, la Virgen de las Mercedes, igual que en el sincretismo cat¨®lico de Cuba; y para los gnaua del norte de ?frica es Jileli, que representa tambi¨¦n la paz", explica.
Todos sus discos est¨¢n dedicados a esp¨ªritus y ancestros. "Ellos son quienes marcan el camino. Todos recibimos mensajes, pero no los valoramos suficientemente porque pensamos que no son importantes en nuestro mundo material. Es una luz que puedes despertar o apagar", asegura. Y se considera un mero escribano de los dioses de la liturgia afroamericana: "La m¨²sica me la soplan al o¨ªdo".
Sosa suele grabar en una toma: "La primera es fresca. Igual que si me haces una entrevista, se te borra la cinta y vuelves a hacerme la misma pregunta. Creo que la magia radica en la libertad. Cuanto m¨¢s libre eres menos presi¨®n tienes, cuanta menos presi¨®n tienes m¨¢s honesto eres y cuanto m¨¢s honesto eres m¨¢s claro es el mensaje".
El pianista vive con su mujer, una hija del pintor Guayasam¨ªn, en Barcelona, donde ha terminado de escribir la sinfon¨ªa en tres movimientos De nuestra madre. Para sus pr¨®ximos conciertos con el percusionista venezolano Gustavo Ovalles cuenta con el trabajo de dos "videojockeys" (Vj) londinenses. Tiene una teor¨ªa para el ¨¦xito de la m¨²sica de baile: "Est¨¢ aglutinando a los que no tienen ra¨ªces o se sienten sin ra¨ªces. Lo que aparentemente escuchan es "boom, boom, boom", pero debajo de eso a veces hay m¨²sica ¨¢rabe, hind¨², cubana... Por eso el dance es un elemento unificador", dice este m¨²sico que estudi¨® percusi¨®n desde los cuatro a?os y considera el piano una bater¨ªa de 88 teclas.
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