Nobleza no correspondida

Llov¨ªa cuando arranc¨® el pase¨ªllo. Sali¨® el primer toro y se desat¨® el aguacero. En castizo se dir¨ªa que jarre¨® agua de lo lindo. Despu¨¦s remiti¨® la lluvia, que estar¨ªa toda la tarde como jugando al rat¨®n y al gato. Al igual que el astro rey, que tanto en el cuarto toro como en el sexto sali¨® para iluminar durante breves instantes los altos del tendido del seis. Y mientras tanto iban saliendo toros nobles, que blandeaban m¨¢s de la cuenta y que, en definitiva, no ser¨ªan correspondidos del todo por la terna, que ayer, domingo, en Las Ventas no termin¨® de inspirarse.

Los toros de Ferm¨ªn Boh¨®rquez carecieron de casta brava; de acuerdo, pero tuvieron en sus astas, de desigual configuraci¨®n, embestidas incluso dulces, en buena parte desaprovechadas por los espadas de turno.

D¨¢vila Miura recibi¨® a su primero con una larga cambiada de rodillas, muy arrimado a tablas. Y una vez recobrada la sagrada vertical, lance¨® con apuros al bonito toro de Boh¨®rquez, que le apret¨® m¨¢s de la cuenta y no acert¨® a fijar a base de temple y mando. Arreci¨® entonces el agua llegada del cielo, y comenz¨® D¨¢vila su faena de muleta al son del l¨ªquido elemento, y de un pint¨®n derecho bonancible del que no logr¨® sacar partido. En su segundo, que se raj¨® en el ¨²ltimo tercio y se puso a la defensiva, estuvo justificado tan breve trasteo, que se le agradecer¨¢.

Romero, fr¨ªo y elegante

Alfonso Romero salud¨® a su primero con ver¨®nicas de excelente vuelo por el lado izquierdo, y con la muleta nos brind¨® unas pinceladas de exquisito gusto, que no calentaron, en una faena que no acab¨® de cuajar. En su segundo lleg¨® como a despertar cuando se ech¨® la muleta a la izquierda, sin acabar de romperse. Tan fr¨ªo como elegante en todo su hacer a media luz.

Rafael de Julia hizo lo m¨¢s acabado y art¨ªstico del festejo en su primero, al saludar de capote con ver¨®nicas limpias, muy templadas, la cintura acompasada al coraz¨®n torero, una corta sinfon¨ªa de percal. Despu¨¦s, con la muleta intercal¨® el buen gusto, los enganchones y algunos muletazos tan templados que nos dejaron con las ganas, muy a nuestro pesar, de ver una faena maciza, rotunda y ejemplar. En el sexto reuni¨® muy bien banderillas Pedro Vicente Rold¨¢n, que tuvo que saludar. A ese ejemplar vareado de Boh¨®rquez, Rafael de Julia le busc¨® el temple y la gloria mientras embisti¨®, hasta que se fue parando, tal cual nuestra breve esperanza lluviosa e intermitente. Una esperanza que no fue colmada, queremos decir satisfecha.