"Los rascacielos son m¨¢s ecol¨®gicos que las urbanizaciones"
Los arquitectos famosos hablan con la vehemencia panfletaria de los pol¨ªticos o con la persuasiva convicci¨®n de los maestros de escuela. ?lvaro Siza, en cambio, habla para sus adentros. No pretende convencer pero seduce, y lo hace con los gestos lentos de sus manos, grandes y rugosas, con esa mirada empa?ada de cansancio del que va de un sitio a otro, y con su casi susurrado portu?ol, mezcla musical de su lengua materna con el espa?ol. Es la primera vez que la Fundaci¨®n Canal de Isabel II patrocina una exposici¨®n de arquitectura, y lo ha hecho a lo grande, con visita para la prensa guiada por el propio Siza, que est¨¢ relajado y comunicativo, aunque no deje de hablar para sus adentros.
"La construcci¨®n en altura es un s¨ªntoma de la energ¨ªa urbana que ahora tienen ciudades como Londres o Barcelona"
"Ning¨²n lugar es desierto. Siempre puedo ser uno de sus habitantes". Con econ¨®mica concisi¨®n y aliento po¨¦tico, el arquitecto resume en parlamentos breves y textos de pocas l¨ªneas su disposici¨®n a entrar en sinton¨ªa con el mundo. "De una u otra forma, todas las ciudades son mi ciudad, a las que siempre regreso". Perdiendo cada vez que viaja "los perversos encantos de la rutina", Siza se ha embarcado en un periplo continuo, del cual Madrid es una de sus m¨¢s frecuentes escalas. Como homenaje a la ciudad que acoge su exposici¨®n, ¨¦sta exhibe -adem¨¢s de obras acu¨¢ticas como las piscinas de Le?a da Palmeira, el pabell¨®n portugu¨¦s de la Expo 98 de Lisboa o el centro cultural ceut¨ª del Revell¨ªn- las Visiones para Madrid, realizadas tras ganar el concurso para el Centro Cultural de la Defensa en el paseo de Moret, que no lleg¨® a construirse, y su propuesta de transformar el palacio de la Duquesa de Sueca, cerca de la plaza de la Cebada, en sede de los Servicios Sociales del Ayuntamiento. En breve sabremos m¨¢s del proyecto de remodelaci¨®n del Paseo del Prado, que "no es s¨®lo m¨ªo (yo no podr¨ªa hablar de cosas que no entiendo, como el tr¨¢fico, pero es preciso descomprimir y regenerar), y donde deben tenerse en cuenta muchas cosas, como el pavimento o el mobiliario, adem¨¢s de estar en contacto -ya hemos empezado a hacerlo- con los autores de los proyectos muse¨ªsticos que est¨¢n a orillas del paseo".
Pero adem¨¢s de ese espinazo monumental y cultural que se extiende de Atocha a Recoletos, hay muchos otros proyectos, entre los cuales los promovidos con vistas a la candidatura ol¨ªmpica, y muchos arquitectos extranjeros. A Siza, que se sabe adoptado por Espa?a (lo est¨¢ hasta el punto de que el documental de TVE Elogio de la luz, que recorre la arquitectura espa?ola a trav¨¦s de sus protagonistas, le dedica un cap¨ªtulo) y ante esa apropiaci¨®n siente ternura, le parece estimulante que profesionales extranjeros vengan a trabajar a nuestro pa¨ªs. Porque "el car¨¢cter de una ciudad no es exclusivo de sus ciudadanos"; y en todo caso "la fuerza que tienen las ciudades es capaz de absorberlo todo". A punto de cumplir 70 a?os y con 50 de ejercicio profesional a sus espaldas, le interesa todo, pero no siente que tenga cuentas pendientes, proyectos por hacer, ni sue?os que cumplir: "Lucho por no hacer m¨¢s que por hacer". Las prisas le molestan; la urgencia y la arquitectura no son buenas compa?eras. "Uno de los problemas de la pr¨¢ctica contempor¨¢nea es que se nos demanda hacer logos, y despu¨¦s se olvidan de nosotros; un proyecto que no se hace no existe, pero un proyecto que su autor no sigue acaba siendo otra cosa".
Los dibujos de viajes, de los cuales ha tra¨ªdo una selecci¨®n amplia que incluye el primero que realiz¨®, en Barcelona y de La Pedrera, en 1948, y bell¨ªsimas estampas de Palermo, Mosc¨², Praga, Venecia o Goa, son los que mayor placer producen a su autor, y son tambi¨¦n una suerte de resumen de su biograf¨ªa de portugu¨¦s errante; est¨¢n ah¨ª para recordarle que nunca ha tenido la sensaci¨®n de hacer un viaje en balde. Por su parte, los muebles y objetos, de sobriedad casi monacal los primeros, de una delicadeza voluptuosa los otros, arropan con su presencia material las arquitecturas que exponen los planos y las maquetas, haci¨¦ndolas m¨¢s pr¨®ximas porque son una continuaci¨®n de las mismas, que ha surgido "a veces por necesidades de mis clientes y otras por una necesidad m¨ªa". "Como con los edificios, intento que tengan autonom¨ªa expresiva pero que sean capaces de someterse al espacio en que est¨¢n". Y se acuerda de Gaud¨ª: "Me impresion¨® la totalidad de su obra, c¨®mo desde el espacio al picaporte, todo forma parte de la misma cosa".
Adem¨¢s de ocuparse de las obras de un centro cultural en Oporto y de estar a punto de iniciar las de los edificios parroquiales para la iglesia que levant¨® en Marco de Canaveses, ?lvaro Siza construye unas viviendas en Vicenza y ultima el proyecto de dos torres residenciales de 48 plantas en Rotterdam. Autor ya de otra torre sensiblemente m¨¢s baja en Maastricht, el portugu¨¦s construir¨¢ a buen seguro un par de rascacielos que ser¨¢n holandeses, como berlineses fueron sus proyectos de Berl¨ªn y gallegas sus obras en Santiago de Compostela. De muchas maneras absorbe lo que le rodea y lo devuelve; siente una obligaci¨®n de vincularse al lugar, compenetrarse con ¨¦l y complementarlo, a veces en continuidad y otras por contraste. Cuando se le pregunta por el debate sobre el rascacielos que gener¨® la destrucci¨®n de las Torres Gemelas y por la proliferaci¨®n de torres en Europa, opina que es una discusi¨®n demasiado r¨ªgida; "la construcci¨®n en altura es un s¨ªntoma de la energ¨ªa urbana que ahora tienen ciudades como Londres o Barcelona". "Los ecologistas est¨¢n en contra del rascacielos pero olvidan que para Holanda, un pa¨ªs amante de la naturaleza y donde la escasez de territorio es grave, supone una soluci¨®n. Todo depende de las circunstancias espec¨ªficas de los proyectos, pero los rascacielos son m¨¢s ecol¨®gicos, menos agresivos con el paisaje que las urbanizaciones, esos conjuntos de viviendas mon¨®tonamente iguales que se extienden en mancha de aceite, desbord¨¢ndose por las periferias de las ciudades".
Un bodeg¨®n belga
SIZA NO se apresura con los proyectos dom¨¦sticos, pero a sus clientes no les importa porque ofrece en ellos lo mejor de su trabajo. Su ¨²ltima casa, en las inmediaciones de la localidad belga de Ostende, es tambi¨¦n su primera casa fuera de Portugal. El encargo se remonta a 1994, cuando al tiempo que constru¨ªa edificios p¨²blicos en Maastricht y Amsterdam acept¨® reformar y ampliar como vivienda y galer¨ªa de arte una vieja granja. Al t¨¦rmino de su intervenci¨®n, la casa familiar existente se ha convertido en pabell¨®n de invitados, los establos en sala de exposiciones, el granero conserva en parte su primitiva funci¨®n y la nueva residencia ha quedado ¨ªntegramente asimilada al bodeg¨®n campestre que forman los sencillos edificios de tejados a dos aguas sobre el paisaje intacto de un p¨®lder flamenco. En vez de la teja roja y el ladrillo con que se edific¨® la granja, Siza ha usado plomo para la cubierta y cedro para los muros, pero la disposici¨®n de lo a?adido y el modo en el que se encadenan los espacios interiores entre s¨ª y con el exterior ofrecen una nueva lecci¨®n magistral de continuidad entre lo antiguo y lo nuevo.
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