Volver al rastro principal
Hace 15 siglos, el poeta Imru'al-Qays, probablemente en el poema m¨¢s famoso en lengua ¨¢rabe, se pregunt¨®: ?Qu¨¦ queda para afirmarse cuando el rastro est¨¢ borrado? Los tiempos que vivimos parecen convocar a la misma pregunta. ?D¨®nde est¨¢ el rastro y como podemos reencontrarlo?
La crisis vivida en estos d¨ªas nos trae ense?anzas a todos. Lo primero es que los quince miembros, los cinco permanentes y los diez elegidos en el Consejo de Seguridad, no fuimos capaces de alcanzar un consenso para evitar una conflagraci¨®n. Todos tenemos que asumir nuestra cuota de responsabilidad en ese fracaso, porque duelen las consecuencias derivadas de ello. Pero al mismo tiempo, todos debemos tener claridad sobre el sentido del esfuerzo hecho por algunos, convencidos como est¨¢bamos de ver a¨²n un espacio antes de pasar a las armas.
Irak es un punto de partida donde una crisis se puede transformar en una oportunidad
Los historiadores siempre han juzgado los resultados de la guerra por los ¨¦xitos de la paz que le sigue. ?Qu¨¦ paz vamos a construir ahora? ?C¨®mo hacer para que sea duradera y s¨®lida?
El escenario internacional es m¨¢s que elocuente para sembrar la desaz¨®n. Hoy vemos el terrorismo como un actor internacional; miles de millones de personas viven el hambre cotidiana; se desconoce el papel de los organismos multilaterales; no somos capaces de lograr un consenso dentro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para evitar un conflicto; el proteccionismo de unos pocos bloquea la liberalizaci¨®n del comercio mundial; al amparo de reg¨ªmenes dictatoriales se violan los derechos humanos de la poblaci¨®n; la intolerancia crea conflictos al interior de nuestras propias sociedades, de nuestras propias culturas.
Sin embargo, frente a la adversidad la humanidad es m¨¢s sabia y abre espacios para encontrar el camino cuyo rastro a veces no se divisa. Lo esencial es tener claro el sentido de nuestra b¨²squeda. Si miramos al siglo XX, ese siglo corto del que habla Eric Hobsbawm, extendido entre la I Guerra Mundial de 1914 y la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, en 1989, podemos verlo como un tiempo de cat¨¢strofes, de genocidios y enfrentamientos. Pero tambi¨¦n en ese tiempo se construy¨® una historia donde la humanidad empez¨® a crear instituciones que abrieron paso a un mundo multilateral y global.
Si hoy asumimos las herencias positivas del siglo XX y las bases que all¨ª se colocaron para crear nuevas formas de convivencia internacional, Naciones Unidas debe jugar un papel preponderante en el proceso de reconstrucci¨®n de Irak. El pueblo iraqu¨ª debe determinar su futuro pol¨ªtico y utilizar y controlar sus recursos naturales. Como ha dicho recientemente un estadista europeo, es indispensable trabajar bien las implicaciones diplom¨¢ticas de los hechos recientes, para que el futuro sea un futuro de paz y de una paz capaz de permanecer en el tiempo.
En medio de las incertidumbres debemos impulsar una integraci¨®n mundial que sirva a las personas, un proyecto de vida pol¨ªtica global donde el centro sea el ser humano. La modernizaci¨®n de la pol¨ªtica ser¨¢ tal si tanto en sus dimensiones al interior de los pa¨ªses como en los dise?os de pol¨ªtica exterior, se asume y aplica como principio ordenador la condici¨®n de vida de hombres y mujeres en los diversos escenarios del planeta.
Si somos capaces de captar lo mejor del siglo XX, tenemos tareas concretas a las cuales abocarnos. La Carta de Naciones Unidas corresponde al mundo y la realidad pol¨ªtica de 1945, el mundo tal como qued¨® tras la conflagraci¨®n mundial. ?C¨®mo actualizamos esa carta, c¨®mo la ponemos en concordancia con las demandas de un mundo global distinto y de realidades pol¨ªticas y sociales diferentes? Ya no se trata s¨®lo de dar presencia a los gobiernos en el sistema multilateral, sino tambi¨¦n a las organizaciones no gubernamentales que representan la sociedad civil.
?C¨®mo somos capaces de abordar el tema de una arquitectura econ¨®mica, financiera y comercial absolutamente distinta de aquella ligada a las instituciones creadas bajo los acuerdos de Bretton Woods? All¨ª surgieron el Banco Mundial y el Fondo Monetario, para resolver los temas y los debates de 1944, pero hoy ya no se trata de resolver s¨®lo lo que se hace con los tipos de cambio y los flujos de mercader¨ªas. Estamos ante una realidad donde un simple toque en la computadora desplaza billones o trillones de d¨®lares, como flujos financieros, de un lugar a otro del mundo.
?Estamos en condiciones de abordar todo esto o tendremos un mundo global sin reglas? Una globalizaci¨®n sin reglas puede ser, en definitiva, una globalizaci¨®n donde imperan los m¨¢s fuertes.
La gente espera vivir, en Irak o donde sea, con m¨¢s protecci¨®n social y con m¨¢s certezas en el trabajo, en la salud, en la educaci¨®n, en el acceso a la vivienda, mediante sistemas solidarios, eficientes, integrales. ?sas son las tareas al inicio de este siglo XXI, donde el mercado aparece como un gran dinamizador de las econom¨ªas y de las interrelaciones sociales, pero donde tambi¨¦n tenemos que tener claros los l¨ªmites del mercado, porque ¨¦ste es el espacio natural de los consumidores, pero no el espacio natural de los ciudadanos. Los consumidores valen por la cantidad de sus recursos; los ciudadanos valen por el voto que emiten.
Hemos avanzado mucho en el siglo XX porque aprendimos, como ha dicho Norberto Bobbio, que las cabezas se cuentan y no se cortan. Nuevas formas de madurez pol¨ªtica nos se?alan hoy que a la democracia debemos unir la cohesi¨®n social. Las sociedades donde los desequilibrios y la falta de oportunidades se convierten en una constante, son sociedades en peligro de fuertes convulsiones, m¨¢s all¨¢ de las pr¨¢cticas democr¨¢ticas que se registren cada cierto tiempo.
Irak es un punto de partida donde una crisis se puede transformar en una oportunidad. La globalizaci¨®n ser¨¢ eficiente si es capaz de continuar la marcha hacia sociedades m¨¢s justas, m¨¢s abiertas, m¨¢s democr¨¢ticas, m¨¢s tolerantes. Ahora el desaf¨ªo es construir una l¨®gica multilateral propia del siglo XXI, donde los pueblos sean iguales en dignidades y derechos.
Ricardo Lagos es presidente de Chile.
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