Las bases del Imperio

Acogida con escepticismo, la llegada a Bagdad del ex general Jay Garner para asumir provisionalmente la Administraci¨®n civil de Irak ha provocado un debate sobre cu¨¢nto tiempo permanecer¨¢ EE UU en el pa¨ªs. Probablemente lo menos posible como potencia ocupante. Pero su presencia militar puede ir para largo, aunque Rumsfeld desmintiera ayer supuestos planes del Pent¨¢gono para construir bases permanentes en el pa¨ªs. Sin embargo, lo que el jefe del Pent¨¢gono calific¨® como "especulaci¨®n" de The New York Times tiene visos de realidad. El tiempo demostrar¨¢ si ha invadido Irak no s¨®lo para acabar con el desp¨®tico r¨¦gimen de Sadam Husein y unas armas de destrucci¨®n masiva que no acaban de aparecer, o tambi¨¦n para instalarse, y desde el control de ese pa¨ªs clave proyectar su fuerza militar y su capacidad de presi¨®n diplom¨¢tica sobre toda la regi¨®n. El Imperio dispone para ello de un reguero de bases, una tenaza del Mediterr¨¢neo al ?ndico, y m¨¢s all¨¢.

La manera en que EE UU se est¨¢ instalando en Asia Central es impresionante. La din¨¢mica iniciada con la primera guerra del Golfo se ha ampliado a ra¨ªz del 11-S con la guerra de Afganist¨¢n. Sus fuerzas militares cubren hoy un arco que va de Turqu¨ªa a Pakist¨¢n, pasando por Arabia Saud¨ª, todos los emiratos y sultanatos del Golfo, Afganist¨¢n, Tajikist¨¢n, Kirguizist¨¢n y Uzbekist¨¢n, adem¨¢s de la estrat¨¦gica isla de Diego Garc¨ªa en el ?ndico. El efecto inmediato es que Siria ha quedado rodeada por pa¨ªses con bases militares estadounidenses, adem¨¢s de por Israel. Tambi¨¦n Ir¨¢n. Esta situaci¨®n le proporciona a EE UU la oportunidad que buscaba para trazar aquello que el vicepresidente Cheney anunci¨® y luego call¨®: un nuevo mapa de Oriente Pr¨®ximo que ha comenzado a dibujarse en Irak. Esta capacidad hist¨®rica implica tambi¨¦n una responsabilidad sin igual. ?Estar¨¢ la superpotencia a la altura moral del poder de que dispone? Es dudoso, al menos en esta Administraci¨®n dominada por el Pent¨¢gono de Rumsfeld.

En su lucha contra el terrorismo internacional, las fuerzas de EE UU tambi¨¦n se han hecho m¨¢s presentes en Asia Oriental, y han vuelto a Filipinas. De confirmarse estas tendencias, la superpotencia no s¨®lo tendr¨¢ un peso decisivo en Oriente Pr¨®ximo y Asia Central, sino que tambi¨¦n va rodeando a China, la m¨¢xima preocupaci¨®n de esta Administraci¨®n en un horizonte algo m¨¢s lejano.

Los movimientos en los pa¨ªses de la zona ya se hacen notar. Ir¨¢n ha empezado a modular su posici¨®n. Los Gobiernos vecinos de Irak, reunidos en Riad, han instado a EE UU a abandonar el pa¨ªs "lo antes posible". Pero d¨ªa a d¨ªa se ve que una importante presencia militar estadounidense en Irak va a durar al menos tanto como lo requiera la estabilizaci¨®n del pa¨ªs y su camino hacia una libertad que puede llevar a su divisi¨®n. Y si se estabiliza, EE UU puede, como en Afganist¨¢n, llegar a acuerdos con el nuevo r¨¦gimen iraqu¨ª para establecer bases permanentes. Sin embargo, esta permanencia militar puede causar rechazo. Pues la era colonial ha quedado atr¨¢s.

Estadps Unidos y los brit¨¢nicos, como potencias ocupantes, tienen obligaciones antes que derechos. De momento, aunque "no excluye nada", Jay Garner tiene otras prioridades urgentes que atender: restablecer servicios b¨¢sicos como el agua corriente y la luz y recuperar el orden p¨²blico alterado por los saqueos. Es decir, empezar la reconstrucci¨®n de lo destruido antes de ir m¨¢s all¨¢ y pasar el poder a los iraqu¨ªes. Construir un r¨¦gimen democr¨¢tico va a resultar tan o m¨¢s dif¨ªcil que derrocar al de Sadam. Como ocupantes, las fuerzas norteamericanas estuvieron entre cuatro y seis a?os en Alemania y en Jap¨®n antes de quedarse en bases militares, hasta la actualidad. Las de Irak se pueden convertir en unas de las m¨¢s importantes del Imperio global.