Lo real de la Feria
Las familias devoran toneladas de algod¨®n de az¨²car, chufas, coco y altramuces, frente a la depuradora del Bes¨°s
"Soy palestino. De Jerusal¨¦n", ha dicho el taxista que nos lleva a la Feria de Abril, en la playa de la Nova Mar Bella, a un tiro de piedra de la del Camp de la Bota, donde se fusil¨® a tanta gente. Pero ¨¦sta es una noche de fino y de palmas. Y de mojitos y caipiri?as. Las mulatas pasean del brazo de sus novios disfrazados de camperos. Un peque?o grupo de asi¨¢ticos desaparece entre los latinos que se?alan boquiabiertos los zarandeos de la monta?a rusa. Es una especie de Coney Island donde las parejas y las familias devoran toneladas de algod¨®n de az¨²car, chufas, turr¨®n, coco, altramuces..., frente a la depuradora del Bes¨°s. En la Feria de Abril de Catalu?a los extreme?os se tocan con los andaluces y montan sus puestecitos de miel, arrope y meloja. Tambi¨¦n hay "pan de pay¨¦s a la catalana", pajaritos de huerta y pollo a la moruna. La caseta lucense prepara el pulpo en vivo y en directo y llama la atenci¨®n de quienes pasan. Seis gitanas entradas en carnes est¨¢n desternill¨¢ndose a lomos del toro mec¨¢nico.
Hablo con un hombre que vende ca?as andaluzas. "Se?or, ?esto c¨®mo se toca?" "Palante y patr¨¢s, palante y patr¨¢s, como en la cama". De pronto, una rubia coge otra ca?a y me dice: "Oye, ?es guapo esto!". La verdad es que es guapo, sobre todo si se tienen en cuenta las indicaciones del vendedor. Del Centro Cultural Gitano de La Mina salen unos aires de tango que estremecen al m¨¢s cabal. Ah¨ª adentro se est¨¢ cociendo flamenco camar¨®nico en toda su hondura. "?Bebed vino!, ?que es bueno para la sangre!", el cantaor anima al p¨²blico a consumir. Sigo su consejo.
Es la noche de las solapas largas. Y de los sombreros cordobeses. Y de las camisas de fantas¨ªa. Las adolescentes de barrio andan sobre plataformas de goma. Sus amigos se han cortado el pelo dej¨¢ndose en la cabeza una especie de meseta central te?ida de rubio. Todos visten ropas estrechas. Corren tiempos estrechos. Debajo de los faralaes, las chavalas dejan ver sus tatuajes. Los padres desfilan sobre el albero con gorra de visera y bigotes blancos, envejecidos en Barcelona.
"Si esto pita, yo no tengo la culpa", la se?ora que va a cantar coplas y pasodobles teme que se le acople el micr¨®fono. Andan ya algo ebrios los camareros de la caseta. Hay uno que est¨¢ fregando un vaso de cart¨®n. Detr¨¢s de la barra se han puesto los hombres y en la cocina trabajan las mujeres. La tonadillera arranca con un corrido mexicano. Alguien protesta: "?Un mes para aprender a bailar sevillanas y ahora me ponen una ranchera!". La siguiente pieza est¨¢ dedicada "a Jonathan, que se casa la semana que viene". Igual que una vez la frase de Espa?a fue "vuelva usted ma?ana", la de la Feria es "se est¨¢ haciendo". Hay colas en todas partes. "Pero ?bueno! ?viene o no viene esa morcilla?". "?Se est¨¢ haciendo!".
De las casetas de los partidos, entran y salen hombres trajeados y encorbatados. En las de CiU y el PP apenas hay colas, por falta de gente. Las m¨¢s bulliciosas son las del PSUC-Viu y del PSC. Se oye una charanga: "Cuando yo soy el hombre lobo, t¨² eres la mujer pantera". Sombreros rojos con claveles blancos. Cordones de oro encima de jers¨¦is de mercadillo. Algo de ch¨¢ndal y ri?onera tambi¨¦n se ve. A lo mejor es ¨¦sa la est¨¦tica de la resistencia. Spike Lee dice algo por el estilo en sus pel¨ªculas. Y Jordi Costa en sus libros. Un chaval con una camiseta de Extremoduro baila una canci¨®n de Chayanne. Y otro con pinta de Lemmy Kilminster est¨¢ bailando el Bamboleo. La mano de obra contempla a sus cachorros con cara de no entenderles del todo. Ven c¨®mo muchos de ellos se les escapan y se les hacen universitarios. ?stos miran el jolgorio de sus padres con inteligencia e incredulidad. Dos chicas estudiantes, muy guapas, piden otro rebujito, la bebida de moda. "Tiene que estar guapo eso", voy a dec¨ªrselo al o¨ªdo, pero mi chica me tira de la manga.
En una caseta hemos bailado con Moncho. El "gitano del bolero" estaba actuando en directo. Nos despedimos de la noche tomando churros con chocolate. Apenas nos queda dinero, despu¨¦s de gast¨¢rnoslo en fino a 2.500 pesetas la botella, por decirlo de un modo antiguo y rom¨¢ntico. Existe una verdad ¨²ltima en cada cosa; en la Feria, el fino da paso al whisky y tras las sevillanas le toca el turno a la m¨²sica discotequera. Pero esto todo el mundo lo comprende.
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