Y 'el' Jagger me mir¨®...
Lo m¨¢s cerca que Isabel Coixet ha estado nunca de los Rolling Stones fue en la Boqueria. All¨ª se encontr¨® una vez a uno de ellos, Charlie Watts. El bater¨ªa de cara triste llevaba aspecto de no haberse acostado en toda la noche y estaba en un puesto de setas, olisqueando unos ceps. La cineasta a punto estuvo de advertirle, de decirle que no se enga?ara, que aquellos hongos no eran alucin¨®genos, aunque, eso s¨ª, le daban muy buen sabor al fricand¨®. Sin embargo, se abstuvo, por timidez y para evitar que el stone la confundiera con una fan cualquiera. Porque Coixet no lo es. Jam¨¢s le han gustado demasiado los Rolling, ni siquiera de adolescente. Pero, cosas del trabajo, ayer tuvo que empaparse durante todo el d¨ªa del esp¨ªritu de la legendaria banda para rodar el anuncio de los conciertos que ofrecer¨¢ en Madrid (27 de junio) y Barcelona (29 de junio), con cargo a Coca-Cola, patrocinadora de la gira.
El esp¨ªritu de los Rolling vag¨® ayer por el bar Flaherty, donde Isabel Coixet dirigi¨® el anuncio de promoci¨®n de la gira de la banda
Un spot sobre los Rolling sin ellos. Al menos, en carne humana. Su espectro, en cambio, s¨ª vagaba por all¨ª, por el bar Flaherty, un local de ambiente stoniano abierto muy cerca de la Pompeu Fabra, en la trastienda de La Rambla, donde se film¨® la promoci¨®n. Carteles, fotograf¨ªas y emblemas del grupo, como la archifamosa boca de Mick Jagger, dise?ada por Andy Warhol, de labios gordezuelos y sensuales, decoran el pub, que, para el anuncio, se llen¨® de falsos seguidores de los rockeros, enzarzados en una discusi¨®n casi eterna sobre cu¨¢ndo los Rolling actuaron por primera vez en Espa?a, en qu¨¦ ciudad, con qu¨¦ disco debutaron, qu¨¦ tiempo hac¨ªa aquel d¨ªa...
En medio de la controversia de pega, Coixet, c¨¢mara al hombro y muy metida en harina, intentaba captar lo mejor del momento, haciendo repetir una y otra vez a los actores su papelito. Uno de los personajes que dieron m¨¢s juego interpretativo fue el de la pinche del bar. De acuerdo con el gui¨®n, la mujer le explicaba a un cliente, mientras secaba un plato, que ella hab¨ªa visto a los Rolling en Gij¨®n en 1995 y a?ad¨ªa, melosa, que durante la actuaci¨®n Jagger le hab¨ªa echado un vistazo, pero la actriz no acababa de encontrarle el punto a la frase. Ni ella, ni la directora. "En ese concierto estuve yo..., y el Jagger me mir¨®", dec¨ªa una y otra vez con tono ora insinuante, ora alegre, ora nost¨¢lgico, ora apenado... "El Jagger..., ?no queda muy catal¨¢n?", se preguntaba Coixet. "Claro que si lo cambiamos por 'Mick Jagger me mir¨®', el Mick suena a m¨ª y parecer¨¢s de Orcasitas", desechaba de inmediato el canje la directora. Al final, se encontr¨® una soluci¨®n digna del mism¨ªsimo Stanislavsky. "A ver, prueba a decirlo, pero mirando el plato", recomend¨® Coixet, y la toma fue la buena.
A la cineasta se la ve¨ªa contenta. La conmovedora Mi vida sin m¨ª, su ¨²ltima pel¨ªcula, se mantiene en cartel y registrando unas cifras de taquilla que ella ni se hubiera imaginado (m¨¢s de 300.000 espectadores la han visto). Y no s¨®lo eso, Coixet no para de recibir mensajes de gente que se ha sentido enternecida con la historia de esa joven que, ante la inminencia de su muerte, decide hacer todo lo posible para que aquellos a los que ama sean felices cuando ella ya no est¨¦. "No s¨¦ yo la cantidad de llamadas que he llegado a recibir, incluso de personas a las que hab¨ªa perdido la pista completamente, como unas maestras que tuve en el parvulario y que me buscaron para darme las gracias por la pel¨ªcula", cuenta, complacida.
Pero una pel¨ªcula cada tres o cuatro a?os, por mucho ¨¦xito que coseche, no es suficiente para llenar el puchero -y para continuar haciendo el cine que de verdad ama-, por lo que la directora tiene que seguir haciendo publicidad. Aunque, a estas alturas, ya se da incluso el lujo de elegirla. El anuncio de la gira de los Stones le pareci¨® una idea interesante, porque le permit¨ªa cierta creatividad: el gui¨®n describe una situaci¨®n divertida, pudo intervenir en el casting y, adem¨¢s, ten¨ªa la posibilidad de dirigir, aunque brevemente, a un coro de actores de distintas generaciones. Y como tampoco est¨¢ desesperada por codearse con Jagger, Richards, Wood y Watts, pues miel sobre hojuelas.
?ltimamene, la directora no s¨®lo se da el gusto de rechazar todos los spots que no le inspiran. Hace poco le ha dado calabazas al propio Spielberg, que le propuso llevar a la gran pantalla el best seller de Arthur Golden Memoria de una gheisha, simplemente porque la historia no le hac¨ªa ni fu ni fa. Y m¨¢s recientemente todav¨ªa ha rehusado dirigir, tambi¨¦n en Hollywood, un gui¨®n de la Fox para una pel¨ªcula protagonizada nada menos que por la espectacular y glamourosa Jennifer L¨®pez. ?Que por qu¨¦ ha dicho que no? Pues, ciertamente, la directora tiene una muy buena raz¨®n. Imaginen que la historia trata de una joven a la que los m¨¦dicos descubren una enfermedad terminal y antes de morir decide ver cumplidos sus sue?os. ?Les suena a algo? ?Tal vez a Mi vida sin mi? La diferencia es que el personaje de L¨®pez es una publicista de ¨¦xito y no una pobre chica de barrio. Y que sus deseos son que un hombre guapo, rico y famoso se enamore locamente de ella y ganar mucho dinero en poco tiempo, y no preparar a sus seres queridos para su ausencia, como hace el personaje de Sarah Polley en el filme de Coixet. ?No les parece una pasada? A que s¨ª.
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