El invencible Alatriste

Hubo un tiempo en el que la madrile?a plaza de la Cebada y la Puerta Cerrada no eran el sitio adecuado para tomar el aperitivo. Por all¨ª rondaban ladronzuelos y viejos soldados curtidos en los tercios de Flandes, alguaciles y corchetes, boticarios y licenciados, inquisidores y cortesanos. Las capas ocultaban el brillo de los aceros y en las tabernas y mentideros se compon¨ªan sonetos. Al grito de ?agua va! se lanzaban inmundicias desde las casas.

Un hombre valiente, que no piadoso ni honesto, Diego Alatriste y Tenorio, se ganaba la vida en esta ciudad decadente del siglo XVII como espadach¨ªn a sueldo. Su paje, ??igo Balboa, recuerda sus lances, pendencias, desaf¨ªos y emboscadas en las cuatro entregas de Las aventuras del capit¨¢n Alatriste, firmadas por el acad¨¦mico Arturo P¨¦rez-Reverte. Por un castizo corral de comedias, donde las representaciones de las obras de Lope de Vega acaban siempre en trifulca, por el campo de batalla en Flandes que plasm¨® Vel¨¢zquez en su cuadro La rendici¨®n de Breda, y por los bajos fondos de la Sevilla barroca, corrompida por el oro de las Yndias, se pasea en las p¨¢ginas de estas novelas el capit¨¢n protagonista, acompa?ado entre otros por su buen amigo el poeta Quevedo. Paisajes y personajes, lo m¨¢s trillado del Siglo de Oro espa?ol sirve de tel¨®n de fondo a esta trepidante y bien documentada ficci¨®n.

M¨¢s de dos millones de ejemplares vendidos, una versi¨®n escolar de estas novelas, un juego interactivo basado en estas aventuras, una serie en c¨®mic de las correr¨ªas de Alatriste y la traducci¨®n a 26 idiomas demuestran que los seguidores del capit¨¢n se cuentan por miles y prueban que los bribones no pasan de moda.