Faz divina, qu¨¦ caras
Fue a partir de 1489, y hasta hoy, cuando los vecinos de Alicante, con el Justicia, los Jurados, o sea, sus representantes municipales de entonces, las jerarqu¨ªas eclesi¨¢sticas y otras gentes de calidad, acud¨ªan, a la Peregrina, con ca?as de romero, en busca de los beneficios espirituales garantizados por Bula, y en rogativas a la Santa Faz para que les concediese las aguas de la lluvia y alivios para el cuerpo. Quinientos a?os despu¨¦s, los representantes municipales y otros cargos p¨²blicos acuden en busca del beneficio de las urnas y de las c¨¢maras de Canal 9, y m¨¢s que a las rogativas conf¨ªan las aguas al trasvase del Ebro. No piden milagros, piden el prodigio de los votos. Antes se iba a la Santa Faz a ver si le sacaba unas calenturas, un f¨¦mur triturado o una moza casadera; ahora, los pol¨ªticos en tiempos de merecer van a ver si le sacan una concejal¨ªa, un esca?o en las Cortes o una consejer¨ªa. Y es que un cuarto de mill¨®n de almas haciendo la ola de Alicante al monasterio, donde se custodia la reliquia, es una seductora tentaci¨®n de siete kil¨®metros, y en siete kil¨®metros, con paraeta de mistela y rollitos de an¨ªs, se puede recitar todo un programa electoral en lugar de las letan¨ªas mayores, que vaya usted a que se las recite el desparpajo actoral de Zaplana o un Camps eclipsado, o un presidente Olivas de blus¨®n biso?o y an¨®nimo, o toda la colla del PP, con la especulaci¨®n demosc¨®pica de misterios dolorosos, y el canguelo en plan ex voto, para depositarlo en el templo. Entre la muchedumbre, se hacen el queo los socialistas m¨¢s discretos: Joan Ignasi Pla, con el recato de un huertano en d¨ªa de guardar y murmurando encuestas como plegarias, los tambi¨¦n candidatos Carmen S¨¢nchez Brufal, Angel Franco, el alcaldable Blas Bernal, el veterano romero Antonio Moreno, que ese s¨ª que canta hasta las cuarenta de tanto peregrinar.
Hace unos a?os, el cronistas tuvo la oportunidad de observar la Peregrina, en un globo cautivo, a ciento veinte metros de altura sobre la vertical del caser¨ªo. Fue un punto de vista revelador. La Peregrina tambi¨¦n ofrece a ras de tierra otros puntos de vista no menos interesantes. El eclesi¨¢stico que ve una multitudinaria manifestaci¨®n de fe. El del romero que cumple una tradici¨®n o una devoci¨®n, o ambas cosas, y concluye a la sombra de un ¨¢rbol, d¨¢ndole a la tortilla de patatas, al salaz¨®n, a las habas tiernas y a la bota. Y tantos otros, a los que se ha sumado el del pol¨ªtico. El del pol¨ªtico es un punto de vista de ave rapaz o de zorra que husmea la presa y sus posibilidades. El pol¨ªtico no cuenta penitentes ni romeros, cuenta votantes. Por un par de horas, se suda el blus¨®n, se exhibe muy pinturero con los atributos de peregrino, se acerca al pueblo, percibe su aliento, se enardece, en v¨ªsperas de elecciones, y echa n¨²meros en t¨¦rminos de carne de sufragio. Conoce que hay un buen bocado a¨²n virgen, y pretende lig¨¢rselo en esa pasarela, con su apostura, su sonrisa y sus encantos. El jueves, en la romer¨ªa a la Santa Faz, Zaplana, ya en trance, iba predicando la imbatibilidad del PP. Una anciana enlutada y devota, vi¨¦ndolos, se persign¨® y exclam¨®: ?Faz divina, qu¨¦ caras!. Ahora, andar¨¢n por los Moros y Cristianos de Alcoi, peg¨¢ndole al trile, por si le sacan el voto a alg¨²n incauto.
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